En vísperas de la celebración del día de San Cayetano, en el que miles de fieles peregrinan al santuario de Liniers para pedir pan y trabajo, el obispo de San Isidro y presidente del Episcopado, monseñor Oscar Ojea, afirmó que el país vive “una situación delicadísima: hay muchísimos trabajadores y trabajadoras que no llegan a fin de mes y esto angustia muchísimo”. Y señaló: “Cuando pedimos trabajo, pedimos por la dignidad”.
“Hay cientos de trabajadores que trabajan en la economía popular, cartoneros, feriantes, vendedores ambulantes; personas, mujeres que cuidan niños y realizan distintos servicios, que cuidan personas mayores, que cuidan enfermos, hermanos nuestros que viven de changas, changas de pintura, de albañilería; tantos trabajos en los que no rige la plenitud de los derechos”, advirtió el presidente del Episcopado.
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En referencia al crecimiento de la economía informal, dijo que los trabajadores “están subocupados y muchas veces se ven sometidos al maltrato de opiniones que vienen desde posturas de mente y de corazón de mucha insensibilidad y de mucha incomprensión”, frente a estas situaciones.
Hace menos de un mes, al celebrarse el Día de la Independencia, la Iglesia también se pronunció sobre la crisis social. En una fuerte declaración, el Equipo de Curas de villas y barrios populares de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano denunció que las dirigencias políticas están “envueltas en internismos, buscando ocupar espacios de poder”. Reclamó, además, que en este tiempo electoral “no se olviden de las y los pobres”.
Como es tradicional, frente al santuario de Liniers, en Cuzco 250, se forman largas filas de gente desde los días previos. A la medianoche abrirán las puertas del templo y el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, presidirá la misa central este lunes, a las 11, y recorrerá las filas para saludar a los peregrinos.
Pan, trabajo y paz
Monseñor Ojea explicó en su mensaje que “cuando le pedimos a San Cayetano pan y trabajo le estamos pidiendo paz. La paz se construye en lo concreto, en el amor a lo concreto”. Y llamó a luchar “de verdad para que todos puedan tener trabajo y para que sean respetados todos los trabajadores, aún aquellos que no pueden vivir la plenitud de todos sus derechos”.
Afirmó, además, que “la paz se construye trabajando juntos para que podamos acceder a estos bienes, de los cuales es intercesor san Cayetano, el pan y el trabajo”
“Cuando hablamos del pan, hablamos de justicia, porque no es posible morirse de hambre en esta tierra bendita del pan”, dijo monseñor Ojea, al citar en su habitual reflexión dominical una canción del padre Julián Zini que fue el himno del X Congreso Eucarístico Nacional.
“Cuando pedimos trabajo –prosiguió Ojea-, pedimos por la dignidad, porque el trabajo hace a la dignidad de la persona. No es un objeto de compraventa, no es un objeto de consumo, sino que el que no trabaja siente que está de sobra, que no vale; se siente herido en su dignidad, esa dignidad que solamente le da el ser hijo de Dios. Todos nosotros somos hijos de Dios y tenemos este derecho a trabajar”.