Facundo Urdangaray se despidió de su hija María Clara el 1° de noviembre del año pasado antes de que ella abordara un avión hacia Barcelona, en busca de un sueño que tienen muchos jóvenes argentinos: irse a tener una experiencia en el exterior. En esa despedida triste y rápida, nunca pensó que sería la última vez que la volvería a ver.
“La despedida fue terriblemente dolorosa porque no pensaba que se podía ir. Ella buscaba su sueño, como todos buscamos los nuestros. Buscaba un futuro mejor, un lugar donde no la maten, no la lastimen y pueda vivir feliz. Y se encontró con una pared, una pared muy alta”, dijo a LA NACION Facundo Urdangaray, el padre de la víctima desde City Bell.
El fin de semana pasado, María Clara viajó a Kosovo para asistir a la boda de su cuñado. Y lo que empezó siendo una noche alegre terminó en tragedia: luego de una fuerte discusión, fue brutalmente asesinada por su novio, que la arrojó por la ventana del sexto piso del hotel donde se alojaban.
María Clara siempre soñaba con irse de intercambio, pero su padre no la dejaba porque, en caso de que le pasara algo, no iba a tener la plata suficiente para ir rescatarla.
“A los 26 años me dijo ´papá, yo me voy´”, contó a LA NACION. Vendió un auto que le habían comprado sus padres, pagó un vuelo y se fue.
“Siempre estudió inglés, hablaba muy fluido y le gustaba mucho hacer de moza en bares. Cuando se fue a Barcelona consiguió un trabajo en un bar y estaba feliz”, agregó. Según cuenta Facundo, María Clara era una mujer que se hacía querer mucho, linda, dócil y empática. “Todo el mundo la quería pronto. Caía bien”.
En marzo de este año, en una fiesta de una de sus amigas españolas, conoció a un suizo y al poco tiempo se fue a vivir a Suiza con él. Su nombre es Endrit, un arquitecto de 31 años. Ayer, la policía kosovar anunció que el hombre quedó detenido. “Él tipo tenía estudios, era una persona instruida. En mi diccionario no existe que una persona mate a otra sin razón. Realmente no lo entiendo”. Estuvo cuatro meses en pareja con él hasta que la mató.
No se en qué parte de Kosovo fue. “Es demasiado lejos para mí”, se lamentó Urdangaray.
La relación virtual entre Facundo y María Clara era esporádica, ya que la joven no respondía el teléfono muy seguido. La última vez que Facundo quiso contactarse con María Clara fue el viernes pasado. No recibió respuesta.
A veces ella lo llamaba, y por la diferencia horaria, el teléfono le sonaba a la madrugada: “Me despertaba y nos reíamos porque yo le decía ‘¿no te das cuenta lo tarde que es acá?’”. A él no le importaba que ella lo llame a esas horas: él iba a estar despierto. “Desde que se fue yo ya no duermo”, reveló a LA NACION.
Repatriación
La Argentina no tiene representación diplomática en Kosovo, por ende, la información que recibe Facundo es escasa. “La Cancillería nos atendió perfectamente. Necesito que se sepa lo que hicieron por nosotros. La directora de los argentinos en el extranjero es una mujer muy humana”.
“Los ciudadanos necesitamos a veces que alguien nos ayude y hoy me hicieron sentir que me están ayudando”, agregó.
Entre lagrimas, Facundo suplicó por la repatriación de su hija: “Necesito que esté acá con nosotros”, declaró.