Interna de pago chico: las razones por las que Massa no quiere darle la boleta presidencial al intendente de Tigre

Sergio Massa asegura que no es un capricho su decisión de sacarle la boleta presidencial a Julio Zamora, el intendente peronista de Tigre con quien está enfrentado abiertamente y que va por la reelección pero que, antes, deberá enfrentar en las PASO a Malena Galmarini, titular de AySA y mujer del ministro-candidato de Unión por la Patria (UP). Por el contrario, sostiene que la “verdadera historia” detrás de la pelea de pago chico está cruzada por denuncias judiciales y la participación de un barrabrava y exboxeador que reporta en el entorno del jefe comunal.

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Así lo aseguraron a LA NACION fuentes cercanas al propio Massa, que denunciaron “aprietes” callejeros a los militantes de Galmarini por parte de un grupo que encabeza Hugo “Pigu” Garay, miembro de la barrabrava del club Tigre a quien se vincula con Héctor “Chingolo” Lima, expresidente del PJ local y secretario del intendente Zamora en el municipio. El exboxeador cuenta entre sus antecedentes con una imputación por el asesinato de Alejandro Velázquez en 2013, en medio de un enfrentamiento a los tiros por el control de la barra del “matador”.

“No lo saqué de la boleta porque me volví loco; hay tres denuncias que motivaron mi reacción”, argumentó Massa en una reunión de mesa chica, en referencia a su decisión de privar a Zamora de la boleta presidencial que él mismo encabeza y obligarlo a competir únicamente colgado de la papeleta que lleva a Juan Grabois como contendiente del ministro-candidato en la PASO de UP. Como informó este diario, el intendente de Tigre apeló esa medida con el aval de los apoderados kirchneristas de la coalición gobernante.

Una de las denuncias a las que se refiere Massa fue presentada este año por Malena Galmarini en una fiscalía de Tigre. La precandidata a intendente del distrito del norte del conurbano –que fue la base política de Massa hasta 2013 y que luego confió a Zamora como su “sucesor natural”- acusó a simpatizantes del jefe comunal de haberla sometido a un acto de “violencia política” al pintar “agravios” sobre afiches y carteles que promocionaban su postulación. Las leyendas eran más que elocuentes: “Tranza” (sic) y “No te quiere nadie” estaban entre ellas.

Por esa “intervención urbana” fueron demorados dos hombres en una comisaría local, hasta donde se acercó “Pigu” Garay para recriminar “en forma violenta” –de acuerdo a las fuentes consultadas- la detención de sus partidarios. En la denuncia, radicada ante el fiscal Jorge Sebastián Fitipaldi, la presidenta de AySA dijo que consideraba los daños a los carteles de campaña como “un claro hecho de violencia política hacia mi espacio político y mi persona”. Su denuncia recibió el apoyo de la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Ayelén Mazzina.

La integrante del Gabinete nacional hizo una presentación ante el mismo fiscal de Tigre Centro para “manifestar preocupación por la violencia política dirigida contra Malena Galmarini, quien ha sufrido distintas manifestaciones de violencia por motivos de género que buscan obstaculizar su participación política en el distrito”. Mazzina se refirió además a un episodio ocurrido el 24 de marzo, cuando un móvil del Centro de Operaciones Tigre (COT) se acercó a Malena Galmarini y le pidió identificación, durante una recorrida por obras de AySA.

“Un agente municipal los interrogó, les pidió identificaciones y realizó grabaciones con su teléfono celular. Luego, esta persona habría compartido la imagen de la funcionaria en un estado de WhatsApp con la leyenda ´por lo visto nada que hacer en la casa´”. La ministra de Mujeres agregó: “Determinados mensajes construyen y refuerzan patrones socioculturales alejados del esfuerzo por prevenir y erradicar la violencia por motivos de género y la discriminación, a la vez que revisten en sí mismos hechos de violencia machista”.

La propia Malena Galmarini presentó una ampliación de esa denuncia en la que acusó al COT de Tigre de perseguirla y de haber tomado una foto desde un móvil de seguridad a un predio de AySA que se encuentra en disputa con la municipalidad, ubicado en la esquina de Madero y Tacuarí. “Considero que estos hechos no resultan aislados y que existe una violencia política hacia mi persona, en tanto esto sucede porque soy precandidata a intendenta en este partido y adversaria política del intendente en ejercicio”, dejó asentado la mujer de Massa.

Por lo visto, el enfrentamiento entre los Massa-Galmarini y Zamora no se limita a una boleta electoral. Viene desde hace tiempo e incluye una secuencia de denuncias cruzadas. Según confesó alguna vez, Massa nunca quiso que su mujer le diera la interna al jefe comunal en funciones, pero fue ella la que accedió en el cierre de listas del 24 de junio. Finalmente, los apoderados del Frente Renovador –el partido original del tigrense- consiguieron que la Cámara Nacional Electoral desenganchara a Zamora de la boleta que lleva al tope al propio Massa.

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