CÓRDOBA.- Ricardo Deslcazi es vicedecano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba y está convencido de que la Argentina requiere poner en marcha un set de reformas en varios frentes a la vez para empezar a resolver los problemas que se atraviesan. Menciona lo monetario, lo fiscal, las políticas laborales y la necesidad de una mayor apertura al mundo.
Respecto de la mayor apertura comercial, subraya que impactará en producciones exportadoras. Da como ejemplo el caso de la industria vitivinícola, que es “reconocida en el mundo; tiene calidad” pero los chilenos cuentan con “decenas de acuerdos comerciales y no pagan aranceles de ingreso” y eso, obviamente, complica a los locales. “Esas son las ventajas que dan los acuerdos. Hay que reactivar el Mercosur también, pero no quedarse solo en lo regional, se puede avanzar en ambos frentes. Gran parte del éxito de China fue esa apertura, su mayor inserción mundial”.
En diálogo con LA NACION, Descalzi subraya que hay que actuar en los cuatro frentes “juntos, de manera simultánea” e insiste que, con la crisis, “se acortan los tiempos, no queda otra que entrar en esta dinámica. Resolver lo fiscal y lo monetario, pero no abandonar la reforma laboral que genere más empleabilidad y una mayor inserción en el mundo”.
El economista describe que el panorama global es de crecimiento más lento que en años anteriores lo que no favorece a las exportaciones argentinas, un ítem que se suma a la sequía que impactó en la producción agrícola y a un dólar oficial atrasado.
Descalzi indica: “En los últimos meses del año pasado y en lo que va de este año hubo una escapada en los precios de los dólares oficiales que empujó a las otras cotizaciones. Es lo que ocurre cuando hay medidas discrecionales para tratar de alentar las exportaciones. No soy partícipe de este tipo de decisiones porque los agentes se anticipan, porque no queda claro quién es el beneficiario final, porque se termina esperando que haya una ronda más… No sirven de mucho porque no solucionan la cuestión de fondo. Llegan unos dólares más pero enseguida se van por otro lado. La brecha es un problema”.
-¿Dónde está hoy la Argentina en términos de su intercambio comercial?
-Fuertemente influido por la coyuntura externa. La economía mundial está creciendo pero con tasas que vienen bajando para este año y para el 2024, del 3,4% a 2,8% entre el 2022 y el actual; puede repuntar algo el próximo. Para Estados Unidos los pronósticos son 1,6% y 1,1%, respectivamente. No es un ambiente, en términos de crecimiento, favorable para la Argentina por los problemas financieros que afronta el mundo y que derivan de los inconvenientes para controlar la inflación. La FED todavía no avanza en decisiones que permitan ver que habrá una rebaja de las tasas de interés; si bien la economía se acomodó a mediano plazo por la guerra entre Rusia y Ucrania y hay economías que todavía intentan reacomodarse a las políticas expansivas en lo fiscal que requirió la pandemia. Hay un panorama de crecimiento positivo, pero débil que repercutirá sobre las exportaciones argentinas que, además, recibieron el golpe de la sequía. El efecto del clima se sumó al contexto internacional y a eso hay que agregarle un dólar comercial muy retrasado que, sin dudas, no convence a los exportadores.
-Después del dólar soja 3 todavía está vigente el dólar para las economías regionales, pero es un goteo lento.
-En los últimos meses del año pasado y en lo que va de este año hubo una escapada en los precios de los dólares oficiales que empujó a las otras cotizaciones. Es lo que ocurre cuando hay medidas discrecionales para tratar de alentar las exportaciones. No soy partícipe de este tipo de decisiones porque los agentes se anticipan, porque no queda claro quién es el beneficiario final, porque se termina esperando que haya una ronda más… No sirven de mucho porque no solucionan la cuestión de fondo. Llegan unos dólares más pero enseguida se van por otro lado. La brecha es un problema.
-Los exportadores dicen que la brecha es el peor de los problemas, ¿coincide?
-Este tipo de brecha entre el dólar comercial y el financiero tiende a generar déficit comercial y eso, sumado a las retenciones al sector productivo que más divisas aporta al país, es un combo muy complicado. Sin dudas, está en la primera línea de inconvenientes que afrontan.
-¿Atrás qué problemas ubicaría?
-Esos problemas de primera línea generaron que muchos sectores se adapten; lo llamo “circuito del dólar”. Por ejemplo, vemos cada vez más empresas medianas que no pueden exportar desde la Argentina y se deslocalizan a otros países. Asistimos a que empiezan a operar en el resto de Latinoamérica; constituyen la “legión extranjera”. También está el hecho de que los portafolios están altamente dolarizados. No es que no hay dólares, el que está en problemas es el Banco Central, pero los particulares siguen acumulando dólares que son los que se usan para hacer transacciones y que la economía no se congele. El problema detrás de todo es el fiscal. El Estado no puede imprimir más dinero porque el particular escapa al dólar, no puede generar más presión impositiva porque ya no hay margen; se ha ido construyendo una autopista creciente de tasa de interés e inflación que implica más incertidumbre sobre las empresas. El panorama inflacionario afecta a las compañías; además para exportar hay que importar y hay problemas para acceder a dólares. Todo eso lo explica el clima inflacionario.
-¿Por dónde debe venir la solución, por dónde empezar a corregir?
-Desde el punto de vista técnico, a mi criterio, harían falta cuatro puntos. Primero, una reforma monetaria; básicamente lo que tenemos es que en el pasivo del Central hay instrumentos que pagan interés, no puede haber pasivos que se reproduzcan. Es un problema de larga data y hoy seguimos. Hay que tratar de limpiar el balance del BCRA. Al mismo tiempo, hay que actuar rápido con una reforma fiscal que genere un balance en las cuentas públicas, el Estado no puede darse el lujo de estar en déficit con esta inflación, no hay margen. También hay que actuar rápido en el mercado laboral, generar condiciones de empleabilidad, hay que ser más competitivos y a eso sumarle una apertura de la economía, que es una forma de generar trabajo. Abriendo la economía se avanza en conseguir nuevos mercados, hay que lograr más tratado de libre comercio, la Argentina tiene muy pocos. Se requiere un equipo activo y profesional que trabaje en el mundo.
-Uno de los reclamos, aun de sectores competitivos, es precisamente ese.
-Por eso hay que avanzar rápido, hay que poner en movimiento la apertura comercial que impactará en producciones exportadoras. Esa es la solución. Por ejemplo, la industria vitivinícola tiene una marca reconocida, tiene calidad, pero los chilenos cuentan con decenas de acuerdos comerciales y no pagan aranceles de ingreso y eso, obviamente, complica a los locales. Esas son las ventajas que dan los acuerdos. Hay que reactivar el Mercosur también, pero no quedarse solo en lo regional, se puede avanzar en ambos frentes. Gran parte del éxito de China fue esa apertura, su mayor inserción mundial.
-Los cuatro puntos que menciona, ¿se requieren en simultáneo, no dejar uno de lado “para después”?
-Hay que actuar en los cuatro juntos, de manera simultánea. Con la crisis se acortan los tiempos, no queda otra que entrar en esta dinámica. Resolver lo fiscal y lo monetario, pero no abandonar la reforma laboral que genere más empleabilidad y una mayor inserción en el mundo.