LISBOA.- El papa Francisco desafió el miércoles a Europa a recuperar su papel como mediadora de paz y constructora de puentes, a su llegada a Portugal para inaugurar la Jornada Mundial de la Juventud, con la esperanza de inspirar a la siguiente generación de católicos para que trabajaran juntos contra conflictos, cambio climático y otros problemas en el mundo.
Francisco pasará cinco días en Lisboa, en los que combinará una visita de Estado y el peregrinaje al santuario católico de Fátima con los entusiastas eventos de la JMJ, una cita católica que pretende reforzar a jóvenes feligreses en su fe. Se esperaba que más de un millón de jóvenes de todo el mundo asistieran al encuentro, que culminaría con una misa papal el domingo.
Pope Francis arrived in Lisbon to participate in World Youth Day Lisbon 2023. This is his 42nd apostolic journey and his 2nd visit to Portugal. He will visit the Fatima Shrine on Saturday. This is his fourth #WYD after Rio, Kraków and Panama. #Lisboa2023 pic.twitter.com/ycYfIDlESg
— EWTN Vatican (@EWTNVatican) August 2, 2023
Durante el viaje a Lisboa, Francisco prometió seguir instando a los jóvenes a “hacer ruido”, una referencia a su ya célebre petición en su primera JMJ en Río de Janeiro en 2013. Era una llamada a que los jóvenes removieran el ambiente en sus parroquias, y se ha convertido en un símbolo de las reformas revolucionarias de Francisco, que han remecido a toda la Iglesia.
Su primera parada fue el Palacio Nacional de Belén, la residencia oficial del presidente al oeste de Lisboa, y de donde zarpaban los exploradores marítimos lusos de los siglos XV y XVI. Francisco se refirió a la historia marinera de Portugal, su lugar en Europa y su apertura a otros en sus primeras declaraciones ante miembros del gobierno y el cuerpo diplomático en un centro de conferencias cercano.
“Capeamos tormentas en el océano de la historia, y sentimos la necesidad de audaces rumbos de paz”, dijo. “Es mi esperanza que la Jornada Mundial de la Juventud sea, para el viejo continente, el continente envejecido, un impulso hacia la apertura universal”.
Tras señalar a la guerra en Ucrania, el calentamiento global y el declive demográfico europeo, instó a los jóvenes en particular a tomar el relevo para construir un futuro juntos.
“Sueño con una Europa, el corazón de Occidente, que emplea sus inmensos talentos para resolver conflictos y encender luces de esperanza”, dijo Francisco. “Una Europa capaz de recuperar su corazón joven, mirar a la grandeza el todo y más allá de sus necesidades inmediatas. Una Europa inclusiva de pueblos y personas, sin perseguir ideologías”.
Por la tarde, Francisco viajará a la iglesia y el monasterio de los Jerónimos, construido en el siglo XVI, quizá el monumento más destacado de Portugal. Allí se reunirá con los líderes de la Iglesia portuguesa, que iniciaron hace poco el proceso de enfrentar su historia de abusos sexuales clericales.
Abusos
Se esperaba que Francisco se reuniera en privado esta semana con sobrevivientes de abusos y podría mencionar el problema en sus declaraciones públicas, como ha hecho en otros viajes al extranjero. Los obispos portugueses fueron muy criticados por su respuesta inicial a los hallazgos de la comisión independiente, que reportó en febrero que al menos 4815 niños y niñas habían sufrido abusos en el país desde 1950, la mayoría entre los 10 y los 14 años.
Los obispos insistieron durante mucho tiempo en que apenas había un puñado de casos, y en un principio dudaron a la hora de suspender a religiosos identificados en el reporte de la comisión. También fueron cambiando de opinión sobre pagar indemnizaciones a las víctimas, insistiendo en un principio en que sólo pagarían si había órdenes judiciales.
La Iglesia católica portuguesa también prometió en marzo construir un monumento a las víctimas que se presentaría durante la JMJ, pero los organizadores abandonaron el plan hace unas semanas.
En su lugar, defensores de las víctimas han lanzado una campaña llamada “Este es nuestro monumento”. Horas antes de que llegara el papa, colocaron una valla publicitaria en el centro de Lisboa con el mensaje “+ de 4800 niños agredidos”. El cartel se financió con una campaña en internet tan exitosa que tenían dinero suficiente para colocar más carteles, señalaron. No estaba claro que Francisco fuera a ver los carteles durante su visita.
San Juan Pablo II creó la JMJ en la década de 1980 como una forma de reforzar a la siguiente generación de católicos en su fe, y el evento regresaba a Europa por primera vez desde 2016.
Se esperaba que asistieran jóvenes ucranianos y rusos, y probablemente la guerra en Ucrania sería un tema destacado el sábado cuando Francisco visitara Fátima, un santuario católico asociado desde hace más de un siglo con una profecía apocalíptica sobre la paz y Rusia.
El calor podría ser un problema durante la visita de cinco días, ya que se espera que las temperaturas alcancen los 35ºC el domingo. Había planes de que muchos jóvenes acamparan en el Parque del Tajo, una zona amplia y sin sombra, a partir del sábado por la tarde, primero para participar en una vigilia vespertina y después para estar ya en el lugar de la misa de Francisco el domingo por la mañana.
Los organizadores dijeron haber instalado 32 depósitos de agua con 640 canillas para rellenar botellas de agua, mientras que el ayuntamiento de Lisboa dijo haber multiplicado por dos el número de fuentes para beber en la ciudad, a unas 400.
Los participantes registrados recibieron botellas de agua reutilizables y viseras en sus bolsas de bienvenida, aunque algunos estaban más preocupados por Francisco, dado su estado de salud. El papa argentino, de 86 años, estuvo hospitalizado durante nueve días en junio para reparar una hernia y extirpar tejido cicatricial de cirugías intestinales previas.
“Voy a rezar para que él esté bien”, dijo Theresa Guettler, enfermera de Florida y que hacía de voluntaria en el evento. Ella recomendó a Francisco que se mantuviera hidratado y siguiera las recomendaciones de su equipo médico. “Confío en que tenga buenos médicos y buenas personas cuidando de él”, añadió.
Agencia AP