Emigraron en familia a Italia y empezó la pandemia, pero armaron un exitoso negocio que los salvó

Su propia experiencia y el confinamiento por la pandemia del Covid-19 le dieron a Sabrina Giacobbe la idea para empezar con un emprendimiento en Italia, hace dos años. Y le fue tan bien que su esposo pudo dejar su trabajo y sumarse. Fundó “Emigrar en familia”: hacen trámites de ciudadanía, búsqueda de documentación y asesoramiento. Los valores arrancan en los 25 euros para una consulta y alcanzan los 3000 euros para asesoramiento integral de una familia de cuatro integrantes.

Oriundos de Rosario, Giacobbe, su esposo Julián y Emilia, la más grande de sus hijas, emigraron primero a Pipa (en el norte de Brasil, a 80 kilómetros de Natal) en 2015. Entonces la chica tenía algo más de dos años, y allí nació Emanuele. “Nos fuimos por la situación económica y la inseguridad -cuenta Giacobbe a LA NACION-. Trabajábamos los dos y no alcanzaba para llegar a fin de mes. Proyectar una casa propia era imposible. Decidimos probar a ver si en otro lado se vivía mejor”.

Julián tenía familia en Pipa. “Era la opción más fácil, había alguien que nos iba a recibir. Él empezó a trabajabar por su cuenta, con una empresa de mantenimiento, y yo emprendí varias cosas. Arranqué vendiendo bikinis de crochet en la playa, puse un local de ropa en el centro y abrí un microemprendimiento turístico que fue muy bien y continué gestionando desde Italia, pero por la pandemia debí cerrarlo”.

Luego de tres años, resolvieron irse a Italia para hacer la ciudadanía. “Pipa es linda, es un pueblo de 13 mil habitantes y se vivía bien, era bastante seguro… pero no nos daba para ahorrar, era limitado”, describe Giacobbe.

Después de cinco meses en la Argentina alistando “papeles”, llegaron a San Benedetto del Toronto (en la región de Le Marche, en el este italiano) el 21 de setiembre de 2019. Julián empezó a trabajar en un balneario y llegó el Covid-19. “Yo había empezado a ayudar con algunas actas de nacimiento, pero ‘de onda’ -dice Sabrina-. Y me empezaron a pedir más cosas, más ayudas, y ya no podía hacerlas sin cobrar… así que arranqué con el emprendimiento”.

Giacobbe dice que mientras estuvo en la Argentina y buscó contactos para emigrar, detectó que todos los grupos en las redes eran de personas que emigraban solos. “No había nada sobre escuelas, deportes para chicos… El que viene solo lo vive distinto. Un día puse en un grupo en Facebook: ‘No encuentro gente que emigre en familia’, y ahí empezaron a aparecer… Armé un grupo y éramos 200 familias, pero la primera que viajaba era la nuestra”.

Cuando llegaron a Italia, comenzó a compartir información más detallada, y en medio de la pandemia empezó con videos para su canal de YouTube “Emigrar en Familia”. Entonces empezó a recibir mensajes pidiendo asesoramiento. “Dije tantos ‘no’ a pedidos, que un día me di cuenta de que había una oportunidad y así empecé. En la empresa hacemos todo tipo de gestiones para italianos que están en la Argentina y necesitan trámites acá, y para quienes emigran. Nos fue tan bien que Julián dejó su trabajo y se sumó”, repasa.

Organizaron una red de contactos para los trámites, viajan por toda Italia para buscar lo que les piden y, en el caso de alquileres, asesoran en general, pero la búsqueda de lugar la hacen para la ciudad de Ascoli Piceno y una parte de la Toscana. “Emigrar en familia es distinto, ni mejor ni peor. No hay ni más ni menos penas, pero la familia tiene otras preocupaciones, desde cuánto cuestan las cosas para un bebé o si hay escuela cerca. Hay que armar un presupuesto, eso es clave”, dice Giaccobe.

Las cuestiones que más le consultan -además de trámites de documentación- tienen que ver con conseguir a dónde vivir y con la adaptación de los chicos. Para Giaccobe, lo primero es “lo más importante”. Y plantea que hay que llegar “bien preparado económicamente, porque hay quienes están dos o tres meses buscando alquilar, y la plata se va”.

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