Si bien tendrán la desventaja de un aumento de la inflación, mayores costos para importar y cierto descontento por la mayor presión fiscal en algunos sectores, el nuevo paquete de medidas anunciado por el Gobierno podría, según estimaciones de los especialistas, ayudar a acercarse al déficit fiscal pactado para este año con el FMI; es decir, 1,9%% del producto bruto interno (PBI). Eso sí, siempre y cuando también se contengan las erogaciones del Estado con un torniquete mayor al aplicado hasta ahora.
Un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) sustenta este pronóstico. “Si el reciente paquete de medidas aportase 0,8% del PBI de recursos extras en lo que resta del año, el déficit primario de 2023 podría ser de 2% del PBI”, estimó el economista Nadin Argañaraz, director del Iaraf.
Según el trabajo mencionado, las recientes medidas anunciadas podrían, tomando en cuenta las cifras que habrían surgido de cálculos del Gobierno para impuesto PAIS y dólar agro (0,8% del PBI) más el anticipo extra de ganancias, aportar ingresos extras al tesoro por 0,9% del PBI.
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Esto, señaló Argañaraz, llevaría la caída de ingresos por la sequía a solo 0,2 puntos porcentuales (p.p.) del PBI. “Además, si el Gobierno mantiene durante todo el año la reducción real del gasto, el gasto primario terminaría en 19,8% del PBI, 0,5 p.p. menor al de 2022. De la conjunción de ingresos y gastos, surge que el déficit primario posible sería de 2,03% del PBI, registrándose una merma de 0,34 puntos porcentuales respecto al de 2022, que fue de 2,37%”, precisó el especialista.
En cuanto a lo que esto significa en materia de presión tributaria, Argañaraz explicó que la obtención por parte del sector público nacional de un excedente de ingresos de 0,9 p.p. del PBI, se relacionaría con un aumento de la presión tributaria nacional de 1,1 p.p. del PBI. “De esta forma, la presión tributaria nacional efectiva de 2023 podría terminar en igual nivel que la de 2022″, concluyó el economista.
El economista Matías de Luca, de la consultora LCG, opinó que las últimas medidas le van a dar al Gobierno ingresos adicionales un poco por debajo de medio punto del PBI. “Nuestra proyección original era que se iba a terminar el año con un déficit de 2,7% del PBI y con esta mejora se acerca bastante, creemos que quedará en 2,3%. Después, ya será decisión de Massa si quiere ajustar un poco más y llegar a la meta del 1,9%, en un segundo semestre que siempre es más exigido que el primero e materia fiscal”, opinó.
El economista Marcelo Capello, del Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), comentó que desde AFIP afirman que se podrán recaudar $1.300.000 millones adicionales con los nuevos impuestos a las importaciones y las retenciones por el dólar agro, lo que equivale a 0,8% del PIB. “Además, esperan que por el nuevo anticipo del Impuesto a las Ganancias que establecieron para 193 empresas puedan recaudarse $108.000 millones extra. Esto arrojaría en total una recaudación extra de aproximadamente 0,87% del PIB para este año, destinada casi en su totalidad al Tesoro Nacional. Por ende, incorporando esta recaudación adicional, los ingresos del sector público nacional proyectados para el segundo semestre de 2023 alcanzarían el 10,1% del PBI”, detalló.
Capello afirmó que en cuanto al gasto se pueden plantear diferentes escenarios, pero si se supone que el gasto primario del segundo semestre será igual en términos reales al del primero, el gasto anual sería 21,7% del PBI, y el déficit primario alcanzaría 4,1 puntos del PBI. “Más delicada sería la situación si se decide que en el semestre electoral el gasto aumente un 10% en términos reales. En este último escenario, más pesimista para las cuentas públicas, los gastos primarios anuales alcanzarían el 23% del PIB, y el déficit primario ascendería a 5,4%”, agregó el economista.
Por último, Capello indicó que, con los cerca de 0,9 puntos del PBI de recaudación adicional, “se podría alcanzar la meta de déficit primario inicialmente acordada con el FMI para el año 2023 (1,9% del PBI, aunque ahora se especula que pase a 2%) si el gasto primario se reduce un 17%, en términos reales, en el segundo semestre del año”.
Como deslizan los analistas consultados, las nuevas medidas por sí solas no alcanzarán a cumplir la meta con el FMI, si no se acompañan con un mayor ajuste del gasto público. Un informe de la consultora Ecolatina advierte que, más allá de los beneficios fiscales que traerán aparejadas estas medidas (mayor recaudación por importaciones), las autoridades deberán profundizar el ajuste real sobre el gasto público en la segunda mitad del año. Para ello, será clave la contención del gasto social frente a unos ingresos sumamente deteriorados, lo cual no será nada sencillo en el marco de las elecciones presidenciales”, se indicó.
En este sentido, Santiago Manoukian, economista de Ecolatina, dijo que la ratificación de la meta fiscal (en 1,9% del PBI) también sería relevante, ya que implicaría corregir el desvío acumulado en la segunda mitad del año. “Esta señal limitaría aún más el despliegue de una política fiscal expansiva en los próximos meses, lo cual es indicativo del esfuerzo relativo que el Gobierno estaría dispuesto a realizar para no conceder cambios en la política cambiaria, al tiempo que la mayor astringencia que la misma generaría también ayudaría a señalizar al mercado el compromiso con el sostenimiento del crawling peg en los próximos meses”, concluyó.
Claro que un mayor recorte del gasto no será fácil. El último informe de LCG aludió a esa dificultad. “Cualquier decisión de avanzar en correcciones a menos de un mes de las elecciones será criticado por la oposición y por el sector más alineado a Grabois, dejando a Massa en una situación incómoda. Eso hace más difícil de procesar la implementación de un ajuste debido a que no contará con el consenso político necesario”, se señaló.