Bidones de nafta argentina en las veredas de Paraguay y otros negocios que disparó la brecha

POSADAS.- Encarnación, vinculada a Posadas por el puente internacional Roque González de Santa Cruz, es la ciudad paraguaya que más vínculo tiene con la Argentina. Mucho más que Ciudad del Este, cuya influencia se amortigua con la brasileña Foz en el medio y paso obligado para llegar a Puerto Iguazú. Y también con más vínculo que Asunción, que está a varios kilómetros de la formoseña Clorinda.

Todo lo que pasa en la economía argentina repercute para bien o para mal en Encarnación. En especial los vaivenes cambiarios.

En los años 90, con el puente recién inaugurado (abril de 1990), vivir del lado paraguayo del Paraná era tan barato que muchos misioneros alquilaban departamento o casa en Encarnación y cruzaban cada día para concurrir a su trabajo en Posadas, aprovechando que las colas y los controles eran más flexibles y rápidos que en la actualidad.

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La ecuación era simple y similar a un jubilado europeo que vive en Buenos Aires: ingresos en moneda dura, eso era el peso argentino en épocas de Carlos Menem versus el guaraní, para hacerlo rendir al vivir en una ciudad pobre, con inflación y moneda devaluada.

Hoy la ecuación dio un giro de 180 grados y son los paraguayos los que no tienen inflación y vienen a gastar, hacer turismo e invertir en la Argentina.

Rumbo al 1 a 1 con el guaraní

En 2010, cada peso argentino valía 1200 guaraníes. Hoy los paraguayos cambian los pesos argentinos a 15 guaraníes, y ambas monedas confluyen hacia el inevitable 1 a 1. Algo increíble si se tiene en cuenta que el billete de mayor denominación en Paraguay es el de 100.000 guaraníes, que se lanzó en 1998. Fue justo el último año de bonanza de la Convertibilidad que estallaría tres años más tarde.

Hoy el fenómeno del dólar a 500 pesos y la brecha cambiaria está generando nuevos fenómenos económicos y sociales de una población que vive de las asimetrías con la Argentina. El que más impacta, y nunca antes se había visto en los 33 años desde que está operativo el puente, sin dudas, es el de la venta de nafta argentina en forma ambulante, en cualquier esquina de Encarnación.

LA NACION recorrió la avenida San Blas, que vincula a la zona baja (como se denomina a la zona comercial) con el centro de Encarnación, y prácticamente en cada esquina hay puestos de venta ambulante de nafta argentina. Consisten en un vendedor sentado en una silla playera con su celular, a la espera de compradores, custodiando bidones y botellas cargadas con nafta.

Cuando un automóvil quiere cargar, simplemente para y el vendedor agarra un embudo y le vacía los recipientes, que en general son botellas vacías de gaseosas lavadas y utilizadas para la venta ambulante. Todo a cielo abierto, a la vista de todos y a plena luz del día. Ninguna autoridad paraguaya sale a restringir esa venta peligrosa, porque en estas zonas de fronteras, el lema es “vivir y dejar vivir”.

“El desplome de venta en las estaciones de servicios es muy notorio, hay muchas quejas y afirman que se redujo la venta a más del 50%”, contó a Radio Iguazú Antonio Rolín, un periodista paraguayo. Un litro de nafta súper en una estación de Encarnación oscila entre 1,2 y 1,4 dólares, mientras que en la Argentina se consigue por menos de la mitad.

Se calcula que unos 4000 paraguayos cruzan todos los días a cargar nafta en Posadas y lugares aledaños, para luego generar larguísimas colas en el cuello de botella que es el control de Migraciones de Argentina.

Eso también espantó a los pocos compradores argentinos que todavía cruzan a Paraguay a buscar algunas baratijas como termos Stanley (apócrifos), valijas, cubiertas o simplemente toallas y blanquería, artículos que siempre tienen un valor conveniente, aún con el peso devaluado.

La aduana paraguaya suele hacer la vista gorda al ingreso de combustible argentino, aunque en algún momento empezaron a realizar incautaciones, provocando una protesta de los vendedores callejeros. En tanto, la aduana argentina tiene fuertes controles para todo lo que entra de Paraguay, pero prácticamente no controla lo que sale.

Fuentes del Centro de Coordinación del puente Roque González (depende del Ministerio de Interior y coordina a Gendarmería, Migraciones y Aduana) consultadas por LA NACION explicaron que para ingresar mercadería hay un límite de 1000 dólares al mes, pero para sacar mercadería “no hay límites”.

La Aduana y la Gendarmería, sí, en cambio, controlan si hay tanques de nafta “gemelos” que se instalan en los automóviles paraguayos, porque eso es una abierta contravención a estrictas normas de seguridad.

Ya explotaron dos automóviles en la cabecera del puente, donde se levantan altas temperaturas en los meses estivales, y de milagro no murió nadie.

En cambio, no pueden impedir que los paraguayos se lleven la nafta argentina en botellas de gaseosas o bidones de aceite de 3 o 5 litros.

Misiones: soja y vino

En el caso de la nafta, el negocio principalmente lo hacen los paraguayos, aunque también hay brasileños que lo practican en Foz, sin llegar a vender en puestos ambulantes en esa ciudad sino que lo hacen a escondidas de las autoridades o no tan a la vista de todo el mundo.

Los argentinos, en cambio, son fuertes en el contrabando de soja en la costa del Alto Uruguay, especialmente en la zona de El Soberbio, una localidad que hoy es considerada el epicentro del contrabando del grano.

Enfrente, cruzando un río que apenas corre con un ancho de 100 metros, se descargan en bolsas de arpillera la soja.

En la zona de La Barranca, como se conoce a un barrio ribereño a unas pocas cuadras de la plaza principal de El Soberbio, está el epicentro de la actividad del contrabando de soja y otros bienes. Los camiones llegan desde Buenos Aires, Córdoba y otras provincias.

Los camiones cargados con soja pagan una “multa” que cobra la ex-Dirección General de Rentas de Misiones, unos 3 millones de pesos por camión, y siguen su camino al Alto Uruguay. Otros camiones eluden esos controles y a veces son incautados por Gendarmería y la AFIP más cerca de la zona de San Vicente, ya unos 50 kilómetros antes de llegar a la costa del Uruguay.

En El Soberbio, un grupo cada vez más grande de jóvenes se encarga de poner el grano en bolsas y cruzarlo en balsas a Brasil, donde la soja se paga a valor dólar “blue” o en reales y sin retenciones. Cada vez más adolescentes y jóvenes quieren trabajar embolsando soja, porque se gana bien y no son pocos los que dejaron los estudios para dedicarse a la actividad.

Pero no sólo se contrabandea soja, también se pasan otros artículos. Después de la soja, está primera en el ranking el vino argentino, cada vez más consumido en Brasil.

Un vino Terrazas Malbec que en una góndola de Buenos Aires o Misiones se paga 2500 pesos, puede salir hasta 10 veces ese valor puesto en una góndola de Río de Janeiro o Porto Alegre.

Otro producto estrella es el desodorante marca Rexona. “Unilever no tenía fábrica de desodorante, recién hace poco inauguró y se importaba desde la Argentina”, explicó a LA NACION un supermercadista de la zona.

Si un importador brasileño quiere traer desodorante por la vía legal, sus dólares valen 259 pesos cada uno, mientras que por la frontera misionera cotizan el doble.

Es como un turista europeo desprevenido que llega a Buenos Aires y cambia sus dólares o euros en una casa de cambio o en un comercio de Florida y le pagan ese valor, hasta que a los pocos días se da cuenta, rápidamente, que podría trocarlos con algún arbolito de Florida al doble.

Zona Aduanera Especial

Mientras para Misiones y las otras provincias fronterizas el Mercosur real es el del contrabando e intenso intercambio informal de bienes, el lunes llegaron a Puerto Iguazú los ministros de Economía, presidentes de Banco Central y, un día más tarde, los presidentes, para discutir una integración que la gente observa como algo lejano y distante. Si es que lo observa, porque en rigor, prima el desinterés.

“No voy a la Cumbre, me tengo que ir a entregar unos Catena a Foz”, le dijo a LA NACION un periodista argentino, dejando en claro qué actividad reditúa y cual otra está en baja. Las noticias del Mercosur ya ni siquiera llegan a la tapa de los diarios.

Sin embargo, Sergio Massa viene trabajando con las autoridades misioneras desde que estaba como titular de la Cámara de Diputados una ley por la cual Misiones tendrá en status de zona aduanera especial. La ley para crearla ya fue aprobada en 2020, pero luego de que los diputados misioneros respaldaron el presupuesto enviado por el oficialismo, el presidente Alberto Fernández la vetó.

El lunes, tras la cumbre con los ministros del Mercosur, Massa se fue al hotel O2 en el centro de Puerto Iguazú para hablar por primera vez como precandidato presidencial. Estaba junto al gobernador Oscar Herrera Ahuad y el mandatario electo, Hugo Passalacqua.

“Estoy seguro que lo vamos a poder dar en el mes de septiembre el último paso, cumpliendo no un sueño, cumpliendo un compromiso y un acto de Justicia, el darle a los misioneros la posibilidad de tener las herramientas para vender sus productos en un marco de frontera”, explicó Massa en el escenario.

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Se refería al otorgamiento del estatus de Zona Aduanera Especial, un régimen cuyo alcance inicialmente pretendía ser una desgravación impositiva integral donde Misiones pudiera vender a Brasil sin pagar retenciones, IVA o Ganancias o con fuertes descuentos.

Para que todo o buena parte de lo que hoy se transa en la informalidad, se pueda vender en forma legal. En su presentación, Massa admitió que conoce la Argentina “blue”, la que vive de la frontera.

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