Luis Petri: “Nuestro límite es Sergio Massa, porque encarna el populismo que nos trajo hasta acá”

El mendocino Luis Petri asegura que, junto a Patricia Bullrich, integra una “fórmula que propone el orden y un cambio profundo” y no le molesta que, por eso, los tilden de ser dirigentes de derecha. Más aún, critica a Horacio Rodríguez Larreta porque, asegura, quiere negociar “con los que nos trajeron hasta acá”. “Nuestro límite es Sergio Massa, porque claramente encarna el populismo”, sentencia.

El precandidato a vicepresidente de Bullrich promete aplicar la ley para terminar con los piquetes, terminar con la intermediación en los planes sociales y ratifica su negativa a acordar políticas con los dirigentes del kirchnerismo, al extremo de definir como “una corrupta” a Cristina Kirchner. Petri recibió a LA NACION en las oficinas de campaña de la exministra de Seguridad, frente a la Plaza de Mayo.

La implosión kirchnerista tras el repliegue de Cristina

Están a cien pasos de la Casa Rosada.

–Estamos a algunos meses. El 10 de diciembre vamos a estar en la Casa Rosada con Patricia Bullrich.

¿Por qué el que vota a Juntos por el Cambio debería votarlo a usted y Bullrich y no a Larreta y Morales?

–Porque Patricia plantea un cambio profundo, a fondo. Tenemos que terminar con la Argentina de los atajos, de los maquillajes, de los cambios que se quedan a mitad de camino. Y esos cambios profundos no los podés hacer con todos aquellos que buscan mantener el statu quo, mantener esta Argentina de privilegios para pocos y empobrecida para muchos. No podés acordar con el kirchnerismo, que encarna el populismo en su máxima expresión; con las organizaciones piqueteras; con gran parte del sindicalismo, que se niega a una modernización laboral que incluya a más de siete millones de argentinos en el empleo. Sí hay que acordar con aquellos dispuestos a cambiar a la Argentina, a cambiarla en forma profunda, a fondo.

Acaba de excluir a casi todo el peronismo de la posibilidad de discutir políticas de Estado.

–Excluyo a todos los que nos trajeron hasta acá. Si vamos a hacer parche y remiendo nos vamos a quedar a mitad de camino y nunca vamos a sacar a la Argentina de este pozo en el que se encuentra sumergida. Vamos a acordar, pero con todos aquellos que adhieran a los cambios que propone Patricia Bullrich, que es el que reclaman millones de argentinos: que se termine con la Argentina piquetera, la Argentina planera y que venga una Argentina de trabajo, de producción, de empleo, que resuelva los problemas crónicos que tiene desde hace muchísimos años.

¿Larreta es el statu quo?

–Larreta busca acordar con gran parte de quienes nos trajeron hasta acá.

¿Cómo se resolvería en un gobierno de Patricia Bullrich un piquete?

–Con orden y con cumplimiento de la ley. La Argentina que viene tiene que ser una donde el principio de igualdad ante la ley sea la regla y no existan excepciones. Esa Argentina hoy no existe. Hoy tenés una Argentina de privilegio, para unos pocos y donde la ley no es pareja para todos y el que viola la ley no tiene consecuencias.

¿Y cómo piensa hacer cumplir la ley?

–Como lo hicimos en Mendoza. En Mendoza no hay piquetes porque hay una decisión política acompañada por una actuación judicial en donde a quienes lideran y organizan los piquetes se les hace un proceso y se los condena.

¿Piensa que un piquete en la Avenida Nueve de Julio o una toma del Ministerio de Desarrollo Social se disuelve con una orden judicial?

–No, es una actuación conjunta donde tenés que articular entre gobiernos provinciales, fuerzas de seguridad nacionales, el ministerio público y la justicia. Primero, para evitar que ingresen a la ciudad; y, después, para desalojar a los que han ingresado y a los que cometen actos de violencia para que tengan consecuencias penales. No puede ser que hayamos asistido a piquetes o manifestaciones con actos de violencia extrema como los que ocurrieron frente al Congreso, cuando tiraron 14 toneladas de piedras, y hayan quedado impunes.

¿Podría llegar a la represión?

–En el momento que sea necesario. Cuando se ponga en peligro la vida, la integridad física de una persona producto de una manifestación. Acá no estamos hablando de negar la protesta, es válida, está consagrada constitucionalmente; estamos hablando de protestas en donde se cometen cientos de delitos contra el orden público, la seguridad y la integridad de las personas y en esos casos las fuerzas del orden público deben actuar porque así lo indica la ley.

¿Qué harían con los planes sociales?

–Hay que ir a un seguro de desempleo y hay que permitir que los beneficiarios de planes sociales, en una primera etapa, se puedan insertar en el mercado laboral sin poner en riesgo su plan. Además, hay que terminar con la intermediación, con los gerentes de la pobreza. El Estado tiene que recuperar el monopolio de la política social. No puede quedar en las manos de cinco vivos, porque se hace una utilización política y porque no se inserta laboralmente a los beneficiarios de los planes sociales.

¿Cómo manejaría un paro como el que hicieron los docentes en repudio a los incidentes en Jujuy?

–Es clave terminar con esta suerte de paros políticos. Acá lo que tiene que primar es el interés superior del niño. La educación tiene que ser consagrada como un servicio público esencial. Los sindicalistas a la hora de hacer paro están tomando de rehenes a los chicos. Acá hay que mejorar sustancialmente la educación y por eso Patricia viene sosteniendo la necesidad de consagrarla como servicio público esencial y, por otro lado, evitar este tipo de medidas de fuerza que perjudican las oportunidades a futuro de nuestros chicos.

¿Con la declaración de servicio público alcanza o tomarían otras medidas?

–Claro, evitás ese tipo de medidas de fuerza que claramente conspiran con la educación que necesitamos proporcionarle a los argentinos. Hoy tenemos dos graves problemas. El primero es la deserción escolar, el 50% de los chicos no termina la escuela y tenemos que lograr que la terminalidad (sic) educativa sea una política de Estado para que ese chico se pueda insertar laboralmente. Un chico que no termina la escuela es un chico al que lo mutilás laboralmente porque va a tener un empleo de baja calidad, mal remunerado, no registrado y va a tener que recurrir a la asistencia del Estado y para eso es imprescindible que repensemos la secundaria orientada al trabajo.

Está hablando de hacer una reforma educativa.

–Claro. Vos imaginate como le cambiás la vida a un chico si en las escuelas públicas, desde sala de cuatro hasta quinto año, le enseñás inglés. Tenemos que preparar una educación para el trabajo. Sólo el 12% continúa estudios universitarios o terciarios. Esto garantiza que sea más atractivo para el chico terminar la secundaria. La otra es mejorar la calidad educativa.

¿Se imagina discutiendo esto con dirigentes como sindicales Roberto Baradel?

–Con dirigentes como Baradel, que en definitiva han utilizado sus sindicatos como instrumentos políticos al servicio del kirchnerismo, es prácticamente imposible. Basta comparar los 62 paros que hicieron en la gestión anterior con los que hicieron en esta gestión de Kicillof y uno se da cuenta que es un sindicato que está utilizado como una herramienta al servicio de un sector de la política. Es una lógica perversa porque no defiende a los docentes y tampoco mejora las condiciones en las que los chicos estudian en los colegios.

¿Cómo se aplica, entonces, una reforma educativa con los dirigentes sindicales en contra?

–Tenés que hacer una reforma educativa a nivel nacional que tiene que ser consensuada en el Consejo Federal de Educación, garantizando los 190 días de clases, y con los gobernadores en las provincias.

Habló de una reforma laboral. ¿Cuáles serían los ejes principales?.

–Una modernización laboral que respete los derechos adquiridos de aquellas personas que actualmente estén registradas en el marco de la ley laboral, pero una modernización laboral pensada para todos aquellos que hoy no ingresan al mundo del trabajo, que están precarizados, que están en el peor de los mundos porque no tiene obra social, no tiene cobertura de salud, no tiene cobertura de ART, no tienen jubilaciones. Modernizar la legislación para que ingresen al mercado laboral formal pero a la vez para permitir que el que los contrate no sienta que las leyes laborales son una traba para contratar, porque no tiene previsibilidad ni certeza respecto de lo que puede llegar a ocurrir a la hora de la finalización de la relación laboral. Por ejemplo, hay que reformar las multas que pueden terminar por multiplicar una indemnización laboral.

¿Qué le dice a los que aseguran que usted y Bullrich conforman una fórmula de derecha?.

–Somos una fórmula que propone el orden y el cambio profundo que esperan millones de argentinos. Si después consideran que somos de derecha, bienvenido; pero nosotros creemos que hay que ordenar la Argentina y que esta Argentina, que le sirve a unos pocos, es inviable. Por eso decimos que no se puede negociar con todos.

¿Le cree a Larreta cuando critica a Massa?

–El ha tenido una confesa relación con Sergio Massa. Nosotros tenemos claro que nuestro límite es el kirchnerismo y nuestro límite es Massa porque encarnan el populismo, y no se puede negociar con quienes nos trajeron hasta acá.

¿El gobierno de Macri fracasó?

–El gobierno de Macri tuvo puntos muy altos. En seguridad, por ejemplo, hubo un combate sin cuartel contra el narcotráfico y lo encarnó Patricia. Patricia ha sido la mejor ministra de Seguridad que ha tenido la Argentina y eso no sólo lo dicen las estadísticas sino también las acciones desplegadas para luchar contra el narcotráfico. Lo mismo podemos decir en política exterior. Argentina se reinsertó en el mundo, pero este gobierno dio un giro de 180 grados aliándose a las peores dictaduras y con gobiernos que desprecian los derechos humanos. No nos fue bien en materia económica y la verdad que no nos fue bien por distintas circunstancias, entre ellas el gradualismo. Por eso nosotros decimos no puede haber gradualismo en el próximo gobierno de Patricia Bullrich: los cambios tiene que ser a fondo, tienen que ser profundos. La Argentina necesita dar un shock de confianza para que vengan inversiones, para que se generen puestos de trabajo y por eso nosotros decimos que hay que aprender de los errores cometidos por la anterior gestión para no repetirlos.

¿Qué hay que hacer con el cepo cambiario?

–Claramente hay que salir del cepo.

¿A fondo o de forma gradual?

–Hablo mucho con Luciano Laspina, que es uno de los hombres que integran el equipo económico de Patricia, y el sostiene que hay que salir lo antes posible; y yo coincido porque hoy estamos asfixiando a nuestras economías regionales. Necesitamos remover todas las trabas a las economías regionales. Una es el cepo cambiario, otra son las restricciones a las importaciones y a las exportaciones.

¿Qué harán con las retenciones?

–Hay que ir eliminándolas gradualmente. Hay que celebrar acuerdos de comercio con el mundo. Todas las políticas que ha implementado este gobierno han desalentado las exportaciones.

¿Cómo achicarían el gasto público?

–La política tiene que hacer el ajuste.

¿Dónde? ¿Cómo?

–En los tres niveles: nacional, provincial y municipal. Dos ejemplos: en mi provincia el total de lo recaudado por el impuesto inmobiliario es el equivalente al costo de los concejos deliberantes y la Legislatura, que cuesta 5000 millones, y estamos hablando de una de las legislaturas más baratas. Hay que bajar la cantidad de asesores, de choferes, de secretarios. Hay que hacer una reestructuración ministerial con muchísima austeridad. Por ejemplo: el Ministerio de la Mujer a nivel nacional. Tiene un presupuesto de $54.000 millones con más de mil empleados y en gastos de personal y de bienes se van $5000 millones. Los otros 49.000 millones son transferencias a organizaciones de la sociedad civil que nadie sabe qué hacen, nadie sabe en qué gastan esos recursos y, por lo general, las mujeres que víctimas de violencia o que están en situación de vulnerabilidad son asistidas por los municipios o las provincias. Hay que terminar con las cajas de la política.

¿Con eso alcanza?

–Sin lugar a dudas con eso se empieza. Después, hay que reestructurar el déficit de las empresas del Estado. Estamos hablando de 5000 millones de dólares que pagamos todos los argentinos, las usen o no.

¿Propone alguna privatización?

–No estamos hablando de eso, estamos hablando de que no den pérdidas, que tengan sus presupuestos equilibrados.

¿Como controlaría una empresa como Aerolíneas?

–Hay que equilibrar. Tiene dos millones de dólares de déficit que pagan los argentinos que vuelan en aerolíneas y los que nunca se subieron a un avión de aerolíneas. Entonces, claramente hay que reestructurarla para garantizar que no dé pérdidas. Ese debe ser el principio: garantizar que las empresas del Estado no deterioren el bolsillo de los argentinos. En 20 años, el gasto público creció un 100%, pasó de 23 puntos del producto a más de 43 puntos. Este incremento exponencial no se ha visto reflejado en mejores servicios. Argentina es hoy un país que te cobra impuestos como Suecia pero te lo devuelve en servicios como Haití.

Defíname a los siguientes políticos. Sergio Massa.

–Tiene su palabra más devaluada que el peso.

Alberto Fernández.

–El peor presidente de la historia democrática argentina.

Cristina Kirchner.

–Una corrupta.

Ahora le pido lo mismo pero con políticos de Juntos por el Cambio. Mauricio Macri.

–Una persona de consulta que ha sido trascendente para mantener la unidad de Juntos por el Cambio.

La reforma laboral que une a Patricia Bullrich con Horacio Rodríguez Larreta y que divide a la CGT

Larreta.

–Es el candidato al que le vamos a ganar la interna porque la gente quiere un cambio profundo y un liderazgo de convicción.

Lousteau.

-Un referente del radicalismo que hoy está peleando por la Ciudad.

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