La capital de Córdoba: un trampolín o un muro para acceder a la gobernación

CÓRDOBA.– Casi cuatro de cada diez electores de la provincia votan en esta ciudad, convirtiéndola en el bastión a conquistar para llegar a la gobernación. Martín Llaryora confía en que su gestión como intendente en los últimos cuatro años, marcada por la inversión en obras propias y del gobierno de Juan Schiaretti, lo apalancará para llegar a la meta.

En varias oportunidades, sin embargo, haber administrado la ciudad –el ejido urbano más grande de Latinoamérica–, se convirtió en una muralla para seguir ascendiendo en la carrera política. El liberal Germán Kammerath, aliado del entonces gobernador José Manuel de la Sota, la gobernó entre 1999 y 2003. En 2015 fue condenado a tres años y seis meses de prisión por corrupción.

Lo sucedió Luis Juez, que al descalabro heredado de su antecesor sumó un enfrentamiento sin cuartel con De la Sota –llegó a recibir una moneda de un peso como toda coparticipación–. Sin respaldo provincial, la gestión no logró brillo y se cerró con una masiva incorporación de empleados, todavía instalada en la memoria de los cordobeses.

Llaryora confía en que la elección de este domingo funcionará como un plebiscito de su gestión. Juez afirma ante propios y extraños que dará la sorpresa en la ciudad. A todos le recuerda que en 2003 consiguió la mejor elección de la historia de la Capital, al alcanzar el 56% de los votos.

Daniel Giacomino llegó a la Intendencia en 2007 de la mano de Juez, pero a los dos años mutó al kirchnerismo: reprobó su gestión y eso –según juecistas– conspiró para que en 2011 le pudiera ganar la gobernación a De la Sota.

Ese 2011 Ramón Mestre se impuso con 35% y cuatro años más tarde fue reelecto con 32%. Pese a haber sido dos veces intendente y una vez candidato a gobernador (en 2019), hoy no aparece en las listas de candidatos de JxC.

En 2019 se enfrentaron, como ahora por la gobernación, Llaryora –ganó con 40%– y Juez (por fuera de JxC), que alcanzó 21,6%. Tercero quedó el radical Rodrigo de Loredo, con 19,3%. En esa campaña, De Loredo dijo: “No veo que Juez represente los atributos de Cambiemos. Además, cuando le tocó gestionar la ciudad fue una catástrofe”. Es la frase que ahora desempolvan los dirigentes de Hacemos Unidos por Córdoba.

El cronograma electoral para Córdoba generó roces entre Llaryora y Schiaretti. El primero quería que se votara el mismo día para gobernador e intendente y que fuera en mayo. El mandatario impuso su idea de elecciones separadas, con comicios capitalinos el 23 de julio. La lectura predominante en JxC es que esas fechas los complicaron, porque si hoy Juez no gana, podría impactar en las posibilidades de De Loredo el 23 de julio. Es el mismo análisis, pero a la inversa, que hizo Schiaretti.

Aunque nunca lo reconocerán en público, Juez estaba convencido de que De Loredo sería su candidato a vicegobernador. Era la “ayuda” que esperaban por su buena imagen en la capital. La relación quedó resentida desde entonces, pero el diputado acompaña a Juez en actos y visitas.

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