Gloria Romero, la madre de Cecilia Strzyzowski: “El duelo va a empezar cuando vea condenados a los que la mataron”

RESISTENCIA.- La Argentina tiene una larga y horrible tradición de duelos inconclusos, de familiares en pena por la muerte de un ser querido cuyo cuerpo nunca apareció. Las Madres de Plaza de Mayo y los soldados de Malvinas enterrados en tumbas sin nombre son algunos de los casos más notorios. Esa falta fue remediada, en muchos casos, por el tenaz trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense.

La lista, sin embargo, acaba de sumar un nuevo nombre: Cecilia Strzyzowski, la joven de 28 años cuyo presunto asesinato conmueve a esta provincia. Gloria Romero es su madre y en los 15 días que transcurrieron desde el 6 de junio, cuando se presentó a una comisaría para denunciar que su hija estaba desaparecida, se convirtió en la voz de una rebelión civil que amenaza el poder del gobernador y mandamás provincial, Jorge Capitanich, que ya perdió la elecciones primarias del domingo pasado.

Por el crimen están presos César Sena, de 19 años, la pareja de Cecilia, y sus padres, Emerenciano Sena y Marcela Acuña, sospechados de, al menos, ocultar el cuerpo y esconder pruebas, aunque hay quienes le atribuyen a Acuña una responsabilidad mayor. Los tres están detenidos, al igual que varios de sus empleados. Emerenciano Sena es el piquetero más poderoso de la provincia. Junto a su mujer, lidera una organización social bautizada con su nombre. Su influencia creció de manera notable con la llegada de Capitanich al gobierno provincial en 2007.

Gloria es fuerte, inteligente y, de a ratos, graciosa, pero es una madre en pena, alimentada por la adrenalina de la decena de periodistas y abogados que atiende por día y atravesada por un dolor que, se intuye en sus palabras, aún no terminó de asomar. Mientras se espera que se presente en la fiscalía a reconocer los elementos que serían de Cecilia y aparecieron en un rastrillaje, conversó con LA NACION sobre su drama.

-¿Cómo encara el duelo de su hija sin tener la certeza que otorga la aparición de un cuerpo?

-Es difícil, el duelo va a empezar cuando vea condenados a los que la mataron. Me cuesta cerrar sin el cuerpo.

-¿Cómo influye esa ausencia?

-Nunca entendí a las Madres de Plaza de Mayo, hasta ahora. Como madre, vas a buscar a tu hija hasta que mueras. Vas a decir “ya está, la suelto”, pero es mentira. Vas a seguir buscando. ¿Mirá si cierro y ella sigue por ahí, viva?

-¿Cree que Cecilia puede seguir viva?

-Con la cabeza sé que no, que está muerta. Pero mi corazón de madre no puede soltar. Hay una diferencia entre lo que creés con la cabeza y lo que creés con el corazón.

Gloria tuvo un embarazo difícil y tanto Cecilia como su hermana Ángela, de 26 años, nacieron de seis meses. Se divorció cuando sus hijas eran muy chicas y dice que el padre de las chicas, Miguel Ángel Strzyzowski, no colaboró en la crianza. Se apoyó en su madre, Mirtha, que murió hace un par de meses, pero mucho más en su tía, Mercedes Flores.

En un cuarto de la humilde casa de Mercedes, repleta de perros y con pintura azul descascarada, amaneció Cecilia el 1 de junio, la última vez que su familia la vio. Allí vivía con César. Esa noche se despidió de Mercedes para embarcarse en un supuesto viaje a Ushuaia que nunca existió y que Gloria cree que fue una trampa tendida por el clan Sena para asesinar a su hija.

“Abrazame fuerte y dame muchos besos”, relata Mercedes que le dijo Cecilia la noche en que se despidió. El supuesto viaje que encaraba a Tierra del Fuego la inquietaba. En esos días, sigue Mercedes, su sobrina estaba temerosa por el vuelo en avión. “Se va a caer y me voy a morir triturada”, le dijo Cecilia. “Tenía una premonición sobre su propia muerte”, remata la tía abuela.

Tanto Mercedes como Gloria tenían algunas sospechas en relación a César, pero nada serio. Los conflictos eran, en apariencia, mínimos. César, dice Mercedes, cada tanto dejaba de bañarse y Cecilia lo amenazaba. “Si no te bañás, te voy a mandar a dormir con los perros”, le advertía. El planteo no llegaba a una discusión, Cecilia tenía demasiado buen carácter como para entrar en conflicto. “Se la pasaba con los auriculares, bailando por la casa”, indica Mercedes.

César, en cambio, aparece como un chico inseguro y mitómano. En julio de 2021 cuando tenía 17 años, seis meses antes de conocer a Cecilia en Tinder, publicó un descargo muy elocuente en Facebook. “Desde que tengo uso de razón tengo a una persona encargada de mi seguridad atrás mío todo el tiempo, una sombra o varias dependiendo de la ocasión, además de eso, no salgo de mi casa si no es con mis padres y en raras ocasiones salgo al centro a espacios muy contados y con un horario, rutina y personas asignadas a mi. ¿Saben qué significa eso no? No puedo ir a juntada con amigos, no puedo salir a caminar solo por la calle sin escaparme”, se quejó.

El cuarto que compartía con Cecilia aún guarda las señales de una relación en apariencia amorosa. Allí descansa un ramo de flores falsas, un globo con forma de corazón y una nota amorosa de César a Cecilia. “Vamos por más aventuras”, escribió César. El único elemento discordante era el arma que César dejaba sobre su mesa de luz. “César parecía muy cariñoso con Cecilia, aunque un poco intenso. Igual, ella también podía ser intensa”, dice Gloria.

-¿Nunca sospechó nada?

-César era muy celoso y no la dejaba andar sola. En su teléfono tenía abierto el Whatsapp de ella, para controlarla. Con Cecilia hacíamos videollamadas para que no se enterara de lo que hablábamos. Y una vez lo mandé a comprar una Coca Cola porque quería seguir chusmeando con mi hija y no fue. Pero más allá de eso, nada.

-¿De qué trabajaba Cecilia?

-Durante muchos años trabajó en un call center. Después empezó a trabajar para lo Sena en un centro de salud. Y hace un par de semanas me dijo que tenía un negocio con la suegra, que le iba a empezar a manejar las redes sociales para la campaña electoral.

-¿Por qué cree que podrían haberla matado?

-Dicen que la madre de César le tenía celos, pero si fuera por celos la hubiera matado antes. Para mí los tres (el matrimonio Sena y su hijo) son cómplices.

-¿Pero cuál sería el posible motivo?

-Todo el tiempo miro al cielo y me pregunto por qué. Y no lo sé. Igual supongo que eso tampoco me va a dar un consuelo.

En medio de la entrevista, Gloria organiza una marcha. Quiere rodear la Casa de Gobierno provincial en un abrazo simbólico. “La idea -dice- es que Capitanich sienta que Cecilia lo abraza, aunque él la haya dejado desamparada”. La cita es el domingo que viene. “Por lo menos le cagué las elecciones”, se consuela Gloria refiriéndose al gobernador.

La foto de Cecilia que contempla en el celular le cambia el ánimo. “Mi bebé hermosa”, dice justo antes de comenzar a describir a su hija como la bailarina jocosa y un poco aniñada que crió. El recuerdo le saca una sonrisa.

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