CÓRDOBA.- Greentech Science es una startup que reúne a exfuncionarios (entre ellos, el exsecretario de Agricultura, Miguel Campos, y el exministro de Ciencia, Innovación y Tecnología Productiva, Liño Baraño) y a un equipo multidisciplinario de argentinos que busca desarrollar superplantas para aprovechar el potencial de la química verde, los biocombustibles avanzados y la cosmética natural, entre otros sectores que tratan de lograr productos con menor huella ambiental.
Avanzaron con ricino, un cultivo cuya semilla contiene un aceite con propiedades para diferentes industrias y cuya demanda está creciendo a nivel local e internacional.
El CEO de la compañía, Guillermo Martínez Moreno, cuenta a LA NACION que la empresa fue constituida en Estados Unidos para desarrollar actividades en América Latina. “Domesticamos cultivos salvajes que, hasta ahora, son de producción artesanal; nos especializamos en el biodesarrollo y la industrialización de superplantas y potenciamos negocios globales, con impacto social positivo, mejorando el suelo y combatiendo el cambio climático”, describe.
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Los ensayos en 2022 hicieron eje en la acrocomia (de la familia de las palmeras) y en el ricino en Córdoba, Salta, Entre Ríos, San Luis, Mendoza y Corrientes. Además, está trabajando en Uruguay, Brasil, México y Bolivia y sondeando posibilidades en India y en Islas Canarias (España).
“La idea es siempre domesticar estas plantas y transformarlas de salvajes en cultivares con interés competitivo -continúa Martínez Moreno-. Trabajamos con distintas variedades, certificamos producción y prácticas medioambientales”.
Los primeros “ensayos” de la firma comenzaron hace 20 años, pero tienen dos como empresa. “Empezamos con US$15.000 y fuimos escalando hasta alcanzar una mediana envergadura a nivel mundial”, apunta Martínez Moreno. Señala que los inversionistas que sumaron no querían poner dinero en una empresa constituida en la Argentina: “No confiaban en el país porque no podíamos plantear caminos predecibles”.
Objetivos
Miguel Campos, encargado de la producción de Greentech, añade que el foco de la empresa es convertir plantas salvajes en cultivos comerciales ya que hay interés mundial. En el caso del ricino y de la acrocomia, señala que fueron elegidas por un grupo de países como la materia prima para el biojet, el biocombustible de los aviones.
“Permiten expandir la frontera agropecuaria hacia zonas no cultivadas y sin competir con la producción de alimentos -añade-. Hay un claro enfoque de triple impacto; se puede trabajar en la misma área combinando los dos cultivos y haciendo un desarrollo agroforestal”.
La idea es siempre domesticar estas plantas y transformarlas de salvajes en cultivares con interés competitivo
Guillermo Martínez Moreno
Campos plantea que la estrategia de producción de biocombustibles sobre estos cultivos ya logra un producto de “segunda generación” por el tipo de insumos, más allá de que se les extrae el aceite. “Apuntamos a un claro avance de la frontera agropecuaria en zonas marginales, lo que implica construcción de valor porque se forman nuevas cuencas trabajo, nueva renta y nuevo empleo”, sintetiza.
En el caso del ricino, Greentech logró una semilla que no se abre, algo que permite la cosecha mecánica y convierte la oleaginosa en anual. Las semillas de la oleaginosa son de interés en el mercado mundial porque su aceite tiene más de 700 aplicaciones en distintas industrias como combustibles (hoy no es conveniente su producción por los costos); lubricantes; bases de pinturas; bioplásticos; biopolímeros; productos farmacéuticos, de cosmética y de dermocosmética.
El expeller de ricino es proteína vegetal; la cáscara de las semillas tiene varios usos y sus hojas son un insecticida natural por lo que es un producto ideal para zonas periurbanas. Es un cultivo muy resistente a plagas.
Esta nota se publicó originalmente el 2 de septiembre de 2022