La guerra impulsa el uso de energía renovable en Europa

La sensación generalizada de que la guerra ha desatado una auténtica fiebre renovable a lo largo y ancho de Europa empieza a cristalizar en cifras. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha comunicado un aumento del 40% en el ritmo de crecimiento de las energías verdes —lideradas por la solar fotovoltaica y, en menor medida, por la eólica— en 2023 y 2024 respecto a sus proyecciones preguerra.

Esto es una buena noticia tanto para reducir el consumo de gas natural destinado a generación eléctrica, una de las principales preocupaciones de los Veintisiete tras cortar amarras con Moscú, como en términos de costo para los usuarios: los consumidores europeos se han ahorrado, según sus cálculos, 100.000 millones de euros entre 2021 y 2023 por el desplazamiento de combustibles fósiles.

La crisis [energética] desatada por la invasión rusa de Ucrania ha acelerado el despliegue de las energías renovables en la Unión Europea, impulsando la reducción urgente de la dependencia del gas ruso

“La crisis [energética] desatada por la invasión rusa de Ucrania ha acelerado el despliegue de las energías renovables en la Unión Europea, impulsando la reducción urgente de la dependencia del gas ruso”, apuntan los técnicos de la AIE, el brazo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para temas energéticos. De no haberse producido este acelerón en el ritmo de puesta en marcha de nuevas instalaciones renovables, el precio de la electricidad en el mercado mayorista habría sido —según los cálculos de la Agencia— un 8% mayor en 2022.

Nuevas instalaciones

La fortísima revisión al alza en sus previsiones de nuevas instalaciones renovables responde, sobre todo, a las “medidas políticas” tomadas por la mayoría de los países del bloque. Por tecnologías, dicen, la solar es “la principal razón” de este ajuste sin precedentes: casi las tres cuartas partes de la subida responden al tirón de la fotovoltaica. Un repunte que tiene que ver, dice, tanto con la subida generalizada en el precio de la luz, “que hace que sea más atractiva desde el punto de vista financiero”, como con “el creciente apoyo en mercados clave, como Alemania, Italia y Países Bajos”. “Las renovables están a la vanguardia de la respuesta europea a la crisis energética”, se lee en la actualización de su informe sectorial.

Fenómeno global

Aunque el impulso europeo es particularmente importante, la eclosión de las energías verdes es un fenómeno global. Los cálculos de la AIE apuntan a un crecimiento de un tercio este año, guiado por los altos precios de los combustibles fósiles —tanto el gas como el carbón se usan, en gran medida, para generar electricidad—. Un impulso que continuará: 2024 echará el telón, según la Agencia, con una potencia instalada de 4500 gigavatios (GW), el equivalente a la capacidad conjunta de generación de Estados Unidos y China. Este último país es clave: el gigante asiático “sigue consolidando su posición de liderazgo, con el 55% de la capacidad renovable que el mundo añadirá a este ejercicio y el que viene.

“La solar y la eólica están liderando la rápida expansión de la nueva economía energética mundial. Este año, el mundo añadirá una cantidad récord de energías renovables a los sistemas eléctricos, superior a la capacidad total de Alemania y España juntas”, apunta Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE. “Lograr un mayor crecimiento, sin embargo, implica abordar algunos retos clave: las políticas deben adaptarse a las cambiantes condiciones del mercado, y tenemos que mejorar y ampliar las redes eléctricas para garantizar que podamos aprovechar al máximo el enorme potencial de la energía solar y eólica”.

Su discurso va en línea con lo expresado en los últimos días por la Comisión Europea, que ha pedido a España un refuerzo de su red para dar cabida a toda la nueva potencia renovable que se espera para los próximos años.

El otro gran reto al que se enfrenta este despegue acelerado es el del suministro de componentes clave para la instalación de fotovoltaica y eólica. Aquí, sin embargo, la AIE atisba una mayor tranquilidad que en los últimos tiempos, con la capacidad de producción de paneles solares más que duplicándose de aquí a 2024, con China, EE UU, India y Europa a la cabeza.

“A la vista de estas tendencias, en 2030 el mundo tendrá suficiente capacidad para satisfacer con comodidad el nivel previsto de demanda fotovoltaica, incluso en el escenario de cero emisiones netas en 2050″, se lee en el documento.

En el caso de la eólica, el organismo con sede en París atisba un aumento anual del 70% en la capacidad manufacturera de aerogeneradores.

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