La izquierda termina de definir a sus jugadores de cara a las elecciones nacionales. Tras ratificarse que el Frente de Izquierda-Unidad (FIT-U) dirimirá su fórmula en una PASO entre Myriam Bregman y Gabriel Solano, el Nuevo MAS confirmó a Manuela Castañeira como su elegida para disputar un lugar en las presidenciales de octubre, un objetivo que se vio frustrado en las legislativas de 2021 debido a que su precandidata no logró superar el piso del 1,5% que imponían las primarias bonaerenses.
“El FIT-U vive encerrado en su interna eterna y nuevamente han dividido a la izquierda”, le dijo a LA NACION Castañeira, quien calificó de “irresponsables” a los dirigentes de la coalición por “haberse negado a construir la unidad, rechazando nuestra propuesta de una PASO de toda la izquierda y priorizando sus disputas, en un contexto en el que era más importante que nunca para enfrentar el crecimiento de la extrema derecha de Milei”.
“La fórmula que integramos con Lucas Ruiz y la campaña que llevamos adelante tiene un elemento de renovación de la izquierda. No van más estas disputas internistas en la izquierda, en las que se matan entre ellos, al igual que en Juntos y en el peronismo, sin importarles los intereses de las y los trabajadores, las mujeres y la juventud”, añadió la socióloga.
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La propuesta del Nuevo MAS se basa en “un plan integral de siete medidas anticapitalista”, entre las que se incluye como eje principal un salario que parta de los $500.000 “para mejorar las condiciones de vida de las y los trabajadores” y “como medida de soberanía, para evitar que los empresarios fuguen sus ganancias y que las tengan que invertir en el pago de sueldos en el país”.
Otra de esas medidas, según indicaron desde la fuerza de izquierda, sería el aumento de las retenciones al 50% y el congelamiento de precios “bajo apercibimiento penal a los grandes empresarios que especulen”, además de “la puesta en pie de un enorme plan de obras públicas que, junto con una triplicación del presupuesto en salud y educación y con la ruptura con el FMI que hipoteca el país, busca combatir el histórico derrumbe de la infraestructura de Argentina”.
Bregman versus Solano
La semana pasada, luego de que el legislador porteño del Partido Obrero (PO), Gabriel Solano, anunciara una fórmula presidencial junto a la dirigente del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) Vilma Ripoll, el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) realizó una “conferencia electoral” y ratificó el binomio Myriam Bregman-Nicolás Del Caño como su representante en las próximas elecciones de agosto, en alianza con Izquierda Socialista.
“Es muy importante plantear claramente que la salida es por izquierda y buscar la más amplia unidad para enfrentar el consenso del ajuste que expresan tanto el Frente de Todos como Juntos por el Cambio”, apuntó Bregman durante ese encuentro que realizó su partido. Es que mientras Solano hace tiempo que acusa a la diputada nacional de representar una izquierda que se “adapta” a la agenda que propone el kirchnerismo, desde el PTS se muestran confiados de que sus candidatos son “los más competitivos” que tiene hoy ese espectro ideológico.
No será la primera vez que el Frente de Izquierda vaya a PASO para dirimir su candidato a presidente. Ya lo hizo en 2015, cuando Del Caño dio la sorpresa y derrotó de forma inesperada a un experimentado Jorge Altamira. Fue un resultado que reconfiguró el juego interno de la alianza que nació en 2011 y que, hasta ese entonces, era hegemonizada por el histórico dirigente del PO.
Justamente, la fuerza que, al igual que el Nuevo MAS, también jugará por fuera del esquema del FIT-U con fórmula presidencial propia es Política Obrera. Se trata del espacio fundado por Altamira en 2021, luego de su convulsionada salida –el dirigente trotskista aduce que fue una “expulsión”– del partido que lideró durante década y que hoy tiene a Solano como principal referente.