ROMA.- En medio de polémicas por una jornada de luto nacional sin precedentes, reflejo de una virtual “beatificación laica” de una figura que sí, marcó la historia de los últimos treinta años de Italia, pero que también fue muy controvertida y divisiva, todo está listo en Italia para el funeral de Estado de Silvio Berlusconi en el Duomo de su ciudad natal, Milán.
Desde que el cuatro veces expremier murió este lunes, a los 86 años, en el hospital San Raffaele de Milán, por una leucemia crónica y otras afecciones, en efecto, casi todo repentinamente se paralizó. La primera ministra, Giorgia Meloni, decidió suspender por tres días su agenda, los principales canales de televisión –tanto la RAI como los de Mediaset, el conglomerado de Berlusconi-, trastocaron sus programaciones para dedicar largas horas televisivas en recordar, analizar y alabar a Berlusconi e, incluso, el Parlamento decidió suspender sus sesiones por una semana.
“Bloquear los trabajos de la cámara de Diputados y del Senado por siete días es excesivo y fuera de lugar”, protestó la excomisaria europea y líder de +Europa, Emma Bonino. “Era suficiente un día, pero la derecha, en el poder, quiere celebrarse a sí misma”, agregó.
Si bien en Italia se prevén exequias de Estado para ex primeros ministros, la jornada de luto nacional fue una excepción de Meloni, que, en una movida evidentemente política que le dará rédito, quiso que el carismático e inoxidable Berlusconi tuviera una despedida con todos los honores. Grandiosa y sin precedente en la historia reciente. De hecho, nunca, antes, ningún primer ministro italiano tuvo un último adiós tan solemne, con las banderas a media asta en todos los edificios públicos y jornada de luto nacional, como el Cavaliere. Solamente dos exprimeros ministros, pero que también fueron presidentes de la república, Giovanni Leone en 2001 y Carlos Zeglio Ciampi en 2016, habían tenido semejante honor, aunque Ciampi había optado por una ceremonia privada.
Según destacaron los principales diarios, en los archivos podían encontrarse muy pocas exequias comparables a las de hoy, que incluyeron un “shutdown” institucional que, según La Repubblica, intentó hacerle eco a los funerales de la reina Isabel II.
Presencias y ausencias
En ese sentido, no obstante, las cosas son distintas porque, en verdad, se cuentan con los dedos de la mano los jefes de Estado y de gobierno extranjeros que asisten a la ceremonia fúnebre, que comenzará a las 15 (las 10 en la Argentina) en el Duomo de Milán y a la que asitirán unas diezmil personas. Estará el premier húngaro, Viktor Orban, viejo amigo de Berlusconi, el presidente iraquí, Abdul Latif Rashid –que se encontraba en Italia de visita oficial- y se esperaba el emir de Qatar, Hamed Al Tani; entre muchos embajadores, entre los cuales el representante de la Argentina ante Italia, Roberto Carlés, según confirmó a LA NACION.
Al margen del presidente italiano, Sergio Mattarella –que será el último en llegar y el primero en irse-, la premier Meloni y casi todos los ministros de su gobierno, también estará, como representante de la comisión Unión Europea (UE), el expremier Paolo Gentiloni, actual comisario para los Asuntos Económicos. Además, los expremieres Matteo Renzi y Mario Draghi. Mientras que se notará la ausencia del expremier Giuseppe Conte, líder del Movimiento Cinco Estrellas, asisistirá la líder del Partido Democratico, el principal de la oposición de centroizquierda, Elly Schlein y Carlo Calenda, del partido centrista Acción. Tampoco estará el expremier e histórico rival de Berlusconi, Romano Prodi, golpeado por el luto ya que ayer falleció imprevistamente su esposa.
En la plaza del Duomo, donde ya por la mañana comenzaron a llegar centenars de simpatizantes del magnate, así como decenas de coronas de flores, fueron colocados dos maxipantallas para que unas diez mil personas puedan seguir la misa fúnebre, que será oficiada por el arzobispo de Milán, Mario Delpini. Un cortejo que partirá desde Villa San Martino, la mansión de Arcore, llegará al sagrato de la catedral diez minutos antes de las 15, donde se detendrá unos minutos y tendrá lugar un saludo militar, según ancitiparon desde el ceremonial.
Adentro de la catedral podrán ingresar solo 2300 personas –la mitad de la capacidad de la basílica-, de las cuales 1800 sentadas. Los familiares ocuparán las primeras filas a la derecha del altar y del lado opuesto, las autoridades. No se prevén discursos, sino tan solo una homilía de Delpini y la ceremonia será transmitida en directo por la RAI, la televisión pública, que le dará la señal a los demás canales.
Fiel reflejo de lo que muchos criticaron como una despedida excesiva, que trasuntó la voluntad del oficialismo de “transformar al divisivo Silvio en un patrono nacional”, en los principales diarios aparecieron dos páginas completas de avisos fúnebre con dos fotos gigantes de un Berlusconi más joven y sonriente. En una página, lo saludaban sus cinco hijos de dos matrimonios, Marina Pier Silvio, Barbara, Eleonora y Luigi: “dulcísimo papá, gracias por la vida, gracias por el amor, vivirás siempre en nosotros”. En otra página, “toda Mediaset (la gran intuición y el gran negocio del Cavaliere) abraza con amor e infinito reconocimiento a su fundador, Silvio Berlusconi”.
Páginas enteras en todos los diarios para despedir a Silvio #Berlusconi en el dia de su funeral de Estado y de luto nacional 👇🏻 pic.twitter.com/0MgGllBdqW
— Elisabetta Piqué (@bettapique) June 14, 2023
Fotos: AFP y AP
Edición fotográfica: Fernanda Corbani