Impactado por el presunto femicidio, Jorge Capitanich modera el tono de su campaña y busca despegarse de los acusados

CORRIENTES. Jaqueado por la situación económica, afectado por enormes bolsones de pobreza estructural y herido por las esquirlas de un presunto femicidio en el que están implicados sus socios más controvertidos –Emerenciano Sena y su esposa Marcela Acuña-, el gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, vive horas muy complejas al frente de una campaña que ahora disimula y que tiene final abierto.

Los chaqueños votarán el domingo en las PASO para definir candidaturas de cara a los comicios generales de septiembre, pero en el marco de un escenario ensombrecido y lleno de incertidumbre.

¿Cuánto de la bronca que hoy se respira en la provincia y brota en cada una de las conversaciones, sean estas públicas o privadas, se colarán en los cuartos oscuros? Esa parece ser la gran pregunta que atormenta por estas horas a Capitanich, que recorre el interior haciendo malabares para que los actos que despliega, a la vieja usanza comiteril y con mucho de la liturgia peronista, se realicen como si nada. Como si sus apadrinados, portentosos capataces del piquete, no estuvieran detenidos ni sindicados al menos como partícipes de la desaparición de su propia nuera, Cecilia Strzyzowski.

La realidad, pese a lo que pretende el gobernador, es bastante distinta. Capitanich va a los actos, saluda y habla. El domingo estuvo en San Martín y allí, luego de diez días de silencio, fue la primera vez que se refirió al caso que domina la agenda pública chaqueña y ahora también la agenda mediática nacional. Obligado por las circunstancias, dijo que “el pueblo y las mujeres del Chaco no duden, (porque) siempre vamos a estar del lado de la víctima para defender los derechos de las mujeres. Vamos a defender los derechos de la mujer y vamos a terminar definitivamente con esa cultura machista, violenta y agresiva”, remarcó.

“Siento un profundo dolor ante estos hechos, y quiero decirles que no vamos admitir jamás la violencia”, amplió Capitanich, quien además advirtió “la manipulación política de los que quieren sacar rédito de un hecho tan luctuoso y doloroso”.

Sus recorridas siguieron el lunes en Quitilipi y Machagai, ayer martes en Charata y Las Breñas y este miércoles en Sáenz Peña. Cerrará el jueves en Barranqueras. No obstante esto, la comunicación es bastante discreta. Parece regir una línea editorial de urgencia en los medios partidarios y oficiales: esconder lo más que se pueda ese proselitismo deslucido por un hecho policial que se considera, puertas adentro de la provincia, como la gota que rebalsó el vaso de la ausencia o connivencia estatal, política y personal de los funcionarios provinciales con sectores como los del movimiento que lidera Sena, que hace por lo menos dos décadas gerencian la pobreza chaqueña, echando mano de mecanismos a veces violentos y muchos veces reñidos con la ley.

Capitanich, además, en tanto adalid del modelo kirchnerista que no puede explicar el serpenteo errante del gobierno de Alberto Fernández, y relegado de la discusión federal por la interna no resuelta del Frente de Todos, debe ahora poner el pellejo en el Chaco.

Eligió la competencia provincial para protegerse de una debacle en el país y por eso mismo llamó a elecciones desdobladas. Quiso incluso evitar las PASO, hasta que la justicia lo obligó a cumplir la ley.

Ahora, a menos de una semana del compromiso electoral, debe asumir todo el costo político que implica haber financiado y protegido a una familia que está bajo la lupa de la justicia, nada menos que por la desaparición y el presunto asesinato de la esposa del heredero del clan: César Sena.

Dado el nuevo escenario, entró en vigencia un intento sostenido pero infructuoso del gobernador de despegarse de los Sena. Difícil, porque los une incluso un costado personal, desde cuando “Coqui” fue padrino de la boda de Emerenciano y Marcela.

Así y todo llegó una orden clara al comando de campaña del Frente Chaqueño: estructurar cuadrillas de pintores para blanquear los muros de Resistencia donde los Sena aparecen pegados a Capitanich.

Por su parte, el ministro de Educación de la provincia, Aldo Lineras, anunció este martes que está prevista la cesantía de las personas imputadas en la causa de Cecilia, de los espacios que los liga con el Estado. De confirmarse las imputaciones, esta situación afectaría a Marcela Acuña y Emerenciano Sena, quienes tienen cargos en la escuela de gestión social que lleva el nombre de este último.

Asimismo, desde el punto de vista formal, el Frente Chaqueño logró la exclusión de los Sena y sus aliados de una boleta colectora para las elecciones de este domingo, pero con mucha mala suerte, porque los papeles estarán igual en los cuartos oscuros porque ya no hubo tiempo de reimprimirlos, ni de producir los corrimientos para reemplazar a los detenidos por los candidatos que sobreviven al cedazo penal.

Esto es así porque recién el lunes la Justicia hizo operativa la tacha a los cuatro candidatos de la agrupación interna PSU Socialistas Unidos  que están detenidos por la causa Cecilia: Emerenciano Sena y José Obregón, precandidatos a diputados provinciales en primer y quinto lugar, respectivamente; y Marcela Acuña y Fabiana González, precandidatas a intendenta y concejal en segundo lugar de Resistencia.

Como ya no hubo margen para desarmar el operativo electoral, la justicia no pudo ahorrarle a “Coqui” ese lastre que está en etapa de mensura y que se conocerá en detalle a la hora del escrutinio.

Analistas locales coincidieron, ante la consulta de La Nación, en que la gran pregunta es saber cuánto del caso Cecilia se colará en el cuarto oscuro el domingo. “Hay mucho hartazgo, sobre todo en los sectores medios de la población, o entre los votantes independientes. Dónde irán esos votos, lo sabremos el domingo”, dijo uno de ellos.

Por lo demás, más allá de las quejas de Capitanich, la oposición se corrió unos días de escenario y no entró en la lógica del barro. Un sector opositor, encabezado por Juan Carlos Polini, de Juntos por el Cambio, frenó un día sus actividades pero las retomó el lunes. Y aprovechó la ocasión para decir que para Capitanich, “los derechos humanos son para los delincuentes, nunca para las víctimas”.

Su rival en la interna de Juntos, Leandro Zdero, recibió este martes en Sáenz Peña a Horacio Rodríguez Larreta. En ese marco apuntó contra Capitanich por vetar una ley que prohibía los celulares en las cárceles. “No puede ser que los chaqueños sigamos detrás de las rejas y algunos teniendo poder hoy en las cárceles”, dijo, en alusión a las filtraciones de algunos audios en los que se escucha a Sena y a su esposa reordenando a sus militantes y dando instrucciones políticas desde sus celdas.

El intendente de Resistencia, Gustavo Martínez, uno de los contendientes que podría tener Capitanich si este domingo supera el piso requerido por la ley para pasar a la compulsa general, cerró el lunes por noche su campaña en Resistencia, para seguir por el interior.

Tanto Martínez como Juan Carlos Bacileff Ivanoff, y Domingo Peppo, fueron aliados de Capitanich, pero este domingo disputarán, cada uno, porciones del voto peronista, lo que podría incidir en la cuenta general, ensanchando la dificultad de Capitanich de superar a Juntos por el Cambio.

Según encuestas propias de la oposición, Polini y Zdero estarían cerca de la mitad de las preferencias.

En el horizonte del gobernador, además, está el fantasma de las últimas elecciones Primarias, las nacionales de septiembre de 2021, oportunidad en la que Chaco Cambia consiguió el 46,84% de los votos, superando al Frente de Todos que quedó casi diez puntos por debajo, con el 37,86%.

A favor del gobernador, no son pocos los que recuerdan dos cuestiones: primero que remontó esas PASO en las generales de noviembre: 44,52% a 42,74%. Ajustadamente, pero las remontó. Y lo segundo es que el factor decisivo, entonces y ahora, fue el manejo de lo que en Chaco llaman el “padrón social”, integrado por gente endeudada en favores políticos que, en ocasiones precisas, debe devolver. Allí es donde cobra relevancia la existencia de piqueteros como Emerenciano Sena y su ejército militante, pues tensionan allí donde al Estado no puede llegar, porque está impedido de asustar o amenazar.

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