Mariana Camino: “Hay un desacople fuerte entre la micro y la macroeconomía”

Estudió Administración en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP); es socia y CEO de la consultora Abeceb, fundada por Dante Sica, desde 2005; también es líder de la Comisión Fintech en Data and Marketing Association of Argentina (DMA) y miembro de Women Corporate Directors (WCD)

Mariana Camino es analista económica en la consultora Abeceb, de la que es socia y CEO. Está especializada en la consultoría a empresas (microeconomía).

–¿Cuál es la mayor preocupación que tienen hoy las empresas?

–La mayor preocupación pasa por el riesgo de que haya algún evento muy disruptivo, como la expectativa devaluatoria que está instalada en el mercado. Preocupación por ver si se llega con cierta normalidad a las elecciones, en el sentido de evitar una crisis mayor. Ninguna empresa espera una corrección de los desbalances que tiene la economía, sino que se llegue con esta cuasi calma y que se evite una devaluación desordenada. La preocupación tiene que ver con ese evento disruptivo y con la aceleración de la inflación, porque es un poco lo que condiciona estas posturas muy defensivas, donde todas las empresas están a la espera, justamente, de ver cómo se transiciona al año que viene. La mayor preocupación es evitar el riesgo de una devaluación desordenada y hacia dónde puede conducir la aceleración inflacionaria.

–¿Qué alternativas tienen las empresas para cubrirse de una devaluación brusca?

–Hay mucha heterogeneidad en las actividades importantes. Hay empresas que siguen teniendo ventas e ingresos en pesos. Hay tesorerías que tienen excedente de pesos, pero como están encepadas, buscan distintos tipos de instrumentos de cobertura. Puede ser una combinación entre bonos duales [los que ajustan por inflación y por variación del tipo de cambio] y fondos de inversión, pero también buscan diversificar operaciones. En otros casos, hay empresas que deciden invertir en procesos de mejora, automatización y digitalización del negocio. Depende un poco de la actividad y del tamaño de la compañía, y si es de capital nacional o internacional, porque las multinacionales tienen más rigideces para tomar decisiones. En todos los casos, obviamente, no se quedan en pesos. Vemos que hay instrumentos financieros de cobertura, y que hay diversificación de inversiones en mejoras de capacidades, pensando en el ciclo que viene.

–¿Hay empresas que prefieren no vender sus productos por no saber cuál será el costo de reposición?

–En procesos de alta incertidumbre y cuando la economía está tan desequilibrada, se genera en el sector privado una postura de defensa, con aversión al riesgo y con la decisión de no hacer nada o de mantenerse dolarizado como se pueda. En este caso, muchas compañías prefieren tener stock y no vender por el miedo a la reposición. Cuando analizamos la micro, sin embargo, vemos que está desacoplada de la macro. En la macro vemos que hay una economía que está toda rota. Sin embargo, en la micro se ve muchos balances de empresas que dan positivo. En algunos ciclos la macro no es tan determinante para la posición del negocio. La Argentina es muy heterogénea en su matriz económica productiva y, al trabajar con múltiples sectores, nosotros vemos de todo. La primera respuesta es quedarse con el stock, dolarizarse como sea, o hacer una combinación de ambas cosas. Pero también hay empresas que miran más inversiones en la economía real o en mejorar la capacidad para lo que viene. Hay sectores que trascienden el ciclo macro, como energía, minería y economía del conocimiento. Ahí hay otra agenda. Todo esto podría ser potencialmente mayor si tuvieras un entorno pro negocios. Eso no está, pero no quiere decir todas las empresas estén en la misma condición.

–En la macro hay una brecha cambiaria de 100%, una inflación interanual de 108%, un déficit que no se puede financiar y reservas negativas en el Banco Central. ¿A qué se debe la dinámica distinta en la microeconomía?

–Se explica por varias cosas. Primero, por la cultura o la resiliencia del argentino, que sabe moverse en crisis. Nadie se queda con pesos. Cuando uno tiene la percepción de que mañana comprar algo sale más caro de lo que sale hoy, y tiene pesos que queman en la mano, eso fomenta las burbujas de consumo. Del otro lado, el que da la oferta de lo que uno compra tiene una posición de balance positiva, porque ganó plata. Además, la resiliencia en el sector privado es saber qué hacer con esa plata; hay instrumentos de corto plazo que maximizan las ventajas. Es una economía difícil de entender; hay un desacople fuerte entre la micro y la macro. La macro tiene un rezago. Todavía no estamos en recesión. Estamos esperando una crisis mayor que no está todavía, pero la tendencia es estancamiento y que la economía va a terminar en una trayectoria de corrección del tipo de cambio. De eso no hay duda. La duda es sobre cómo se llegará; si lo podrá hacer el próximo gobierno con un caudal de credibilidad, algo que este gobierno perdió totalmente, o no. Pero la economía se encamina hacia un proceso de corrección. La duda es cuándo va a suceder y quién lo va a liderar. Hay muchos eventos que pueden desestabilizar. Por ejemplo, el resultado de las PASO o que Sergio Massa no pueda conseguir los dólares mínimos que requiere la economía para tratar de contener este anclaje medio relativo del tipo de cambio, que está atrasadísimo. Hay una lectura de todos los agentes económicos, empresas y familia, personas, de todos, de que la economía está atrasada, que está distorsionada en cuanto a los precios relativos, que la brecha no se puede sostener y que en algún momento viene una corrección.

–¿Ayuda la ampliación de la cantidad de yuanes que se pueden usar para pagar importaciones de China?

–Ayuda a evitar esta crisis. Los desbalances son cada vez más profundos, pero no es que estamos en una crisis, estamos en el umbral de una crisis, la economía sigue funcionando. Así se puede seguir viviendo un mes más, con la pobreza que hay, con los líos, con las paritarias que no corrigen, con cada vez más informalidad. Estamos conviviendo en una economía muy desbalanceada y muy deteriorada. El tema es que no alcanza para torcer un proceso de formación de expectativas en el sector privado, para que se invierta. No hay nada de eso. Por eso se decía lo del “plan llegar”, que finalmente no llegó. Si el Gobierno anuncia una medida con China, anuncia algo con el Fondo, que todavía no se pronunció en contra pero tampoco a favor, va logrando cositas y va ganando tiempo. Pero, si pierde el poder de fuego para accionar sobre el tipo de cambio, ahí se está muy cerca de un evento que pueda desestabilizar y esta cuasi normalidad deteriorada se pierde. Y en un año electoral la política incide y es muy fácil que aparezca un fenómeno disruptivo. Además, se están matando en los espacios políticos, hay mucha especulación y eso no es saludable. No solo los malos resultados económicos, sino que también la política puede generar un evento de shock que anticipe un resultado. Por lo tanto, el swap ayuda como alguna cosita más, pero no es determinante, ni mucho menos.

–¿El “plan llegar” ya no llegó?

–Nosotros creemos que no. Hoy hay algunos shocks que son transitorios, y otros que son permanentes. Los transitorios tienen que ver con la sequía, que sabemos que el año que viene no va a estar y que, entonces, el Estado volverá a tener dólares. Como son shocks transitorios, desde ese lado la economía va a recuperar. Pero también está como transitorio ese shock de la política. Hoy hay un Frente de Todos que no gobierna y una falta de credibilidad de Massa, que era uno de los pilares del “plan llegar”; se esperaba que pudiera ir logrando mejoras en la economía, al punto tal que pudiera ser él mismo o alguien del espacio una oferta competitiva. Hoy ese escenario no luce favorable. Entonces, no hay dólares y Massa no está fortalecido como ministro para mejorar la performance hacia adelante. Esos que eran los fundamentos básicos, y la inflación que iban a controlar y no controlaron, eran pilares del “plan llegar” y no están más. Hoy está la idea de la expectativa devaluatoria y la pérdida de credibilidad de Massa. Y está la idea de que, si hay un cambio de gobierno, ese shock transitorio de pato rengo, de pérdida de credibilidad, también se va a corregir. También habrá una luna de miel para quien llegue. Entonces hay una percepción de que 2024 va a ser mejor. También está Vaca Muerta, con inversiones que perfilan mejor la economía, están la minería y el litio y hay otros sectores que también van a traccionar. Por eso digo que el “plan llegar” no llegó en los términos conocidos, pero vemos que puede haber una renovación para el próximo ciclo.

– ¿Cuánto afectó la sequía al “plan llegar”?

–Muchísimo. Fue determinante, no solo por el número del impacto en las reservas y por el hecho de que no se haya podido cumplir la meta con el Fondo. Esta es una economía que está bajo programa y no se cumplió ninguna meta. La sequía puso al Gobierno en una situación de incumplimiento y, además, le quitó poder de fuego para intervenir en el mercado de cambios, algo que en la estrategia de Massa es clave, porque se viene devaluando por debajo de la inflación. En una economía normal, cuando se sube la tasa de interés se corrige la inflación; en esta economía se genera más inflación, porque se va generando la expectativa de que el proceso se acelera más. Esto de administrar los desequilibrios, pero no corregir nada tuvo un impacto muy fuerte, también por el deterioro de la actividad. El agro es muy importante en los encadenamientos que genera y en las economías regionales, y en el humor social. Hay una condición negativa en la sequía, que al Gobierno le está costando mucho revertir.

–¿Cuál sería el escenario más disruptivo que podría generarse por las PASO?

–Todo es relativo, pero se está consolidando este escenario de los tercios. El temor está ante la posibilidad de que quede muy debilitado el Gobierno, la fuerza oficialista, o de que gane un Milei. La tendencia es que él, como persona, va a sacar más votos que una alianza en la cual se reparten votos, por ejemplo, entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Pero, si queda muy rezagado el candidato oficialista y se impone la idea de la dolarización, por ejemplo, ¿cuál es la expectativa de cara al segundo semestre de gobernar una Argentina?

–¿Por qué asusta tanto la idea de que a partir de diciembre pueda haber una dolarización?

–La dolarización no es una cosa de un día para el otro, hasta lo dice el propio equipo económico de Milei. Hay gente que, inclusive, piensa que la dolarización es que si yo gano $100 voy a ganar US$100. Hay mucha confusión. La implementación de una medida como esa es muy difícil, por un montón de razones, pero, básicamente, porque la economía no tiene dólares como para poder implementar esa transición, y, además, porque se pierde la política monetaria. Se pasa a un ciclo de política monetaria atada a Estados Unidos, que es el país más productivo del mundo y que tiene sus conflictos geopolíticos y otros elementos que inciden. A priori, no queda claro cuál podría ser el beneficio.

MySocialGoodNews.com
Logo
Enable registration in settings - general
Shopping cart