Conferencia: un repaso de la crisis de 2002 que sirve de manual para entender la economía que viene

La necesidad de plantear un programa económico que permita ordenar la macroeconomía desde una perspectiva integral fue la conclusión a la que llegaron los economistas que gestionaron la salida de la convertibilidad en 2002, en el marco de un encuentro organizado por la Red Nacional de Investigadores en Economía (Rednie) y la Universidad de San Andrés (Udesa). Expusieron el exministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, el expresidente del Banco Central (BCRA), Mario Blejer, y el execonomista jefe de la entidad monetaria, Eduardo Levy Yeyati.

El contexto histórico en el que los expertos prestaron funciones fue el punto de partida del debate, tanto por sus similitudes como por sus diferencias con el presente. Es que se trata de un momento bisagra para la Argentina, recordado en las últimas semanas por el dato de inflación de abril (8,4%), la marca mensual más alta desde ese mismo mes de 2002 (10,4%).

“Cuando asumimos nos planteamos tres objetivos. Primero, reordenar la macroeconomía buscando que haya superávit fiscal y en cuenta corriente, y un tipo de cambio competitivo. Segundo, dejar de caer [económicamente] y comenzar a crecer. Tercero, evitar una hiperinflación y estabilizar los precios”, afirmó Remes Lenicov.

En tal sentido, mencionó la serie de medidas implementadas en los primeros 60 días de gobierno. “Formalizamos la salida de la convertibilidad, pesificamos sin seguro de cambio, empezamos a replantearnos la salida del corralito con la reprogramación de los depósitos, buscamos el déficit fiscal consolidado, cambiamos la carta orgánica para que pudiera intervenir en el mercado de cambios, pusimos los derechos de exportación habida cuenta que la devaluación fue del 350% y desdolarizamos las tarifas”, enumeró.

“Los resultados fueron positivos porque la actividad económica en marzo o abril comenzó a revertirse, a tal punto que a fin de años estaba creciendo al 8% y la inflación, en el último trimestre del año, fue del 3% anual”, aseguró Remes Lenicov. “Logramos la estabilidad sin control de precios”, resumió.

Para el cumplimiento de los objetivos, el exministro subrayó la importancia de contar con un plan económico previo. “Hay que tener un programa cuando se asume [el gobierno] y debe ser integral para poder tocar toda la macroeconomía. El acuerdo Duhalde-Alfonsín era salir de la convertibilidad. No podíamos presentar ningún cambio de tipo estructural”, recordó.

Sobre las características del programa, Remes Lenicov remarcó la estrategia de shock utilizada. “El gradualismo suena más políticamente correcto, pero conociendo el paño decidimos hacerlo todo de una vez. Tuvimos presión financiera, del campo y de las empresas privatizadas”, aseguró. Y dijo: “Sincerar la realidad es muy desgastante. La dirigencia estaba muy temerosa, pero el miedo ayudó a hacer el ajuste que había que hacer”.

Mario Blejer se abocó a desarrollar la política monetaria implementada, para lo cual destacó la importancia de haber trabajado de manera “coordinada” con el Ministerio de Economía. “Las decisiones las tomábamos de manera conjunta. Cuando hablamos de independencia del BCRA hay que entender de qué sea habla. Debe ser independiente en ejecutar ciertas medidas, pero no puede dejar de trabajar coordinadamente en el programa general”, afirmó.

Lecciones no aprendidas

“Lo primero era enfrentar una crisis bancaria y cambiaria. Había falta de unidad del tipo de cambio y desbalances de las cuentas externas, a lo que se sumaba el problema de la inflación a controlar y que hubiera 14 cuasimonedas”, explicó Blejer, al tiempo que insistió en que “era imposible levantar el corralito sin un plan económico integral”.

“La pesificación era el otro problema específico que teníamos que trabajar. Necesitábamos crear un mercado financiero que funcionara en pesos, algo difícil porque no había confianza. Decidimos sacar un bono del BCRA [lebascs] y con ese papel intervenir en el mercado. Lo sacamos con una tasa anual de interés del 140% y ahí el mercado en pesos comenzó a recuperarse”, afirmó el economista. Sin embargo, expresó que “nada se hubiera podido hacer si no había apoyo de la parte fiscal” y lo ejemplificó con la decisión oficial de desindexar el presupuesto.

“Hay similitudes y diferencias con el presente, pero es importante ver que en muy poco tiempo la bomba puede desactivarse. Obviamente estábamos en situación de crisis, que es cuando aparece la oportunidad de hacer cosas que en otro momento no son posibles”, concluyó Blejer.

A su turno, Eduardo Levy Yeyati celebró el espacio de debate porque en la actualidad “pareciera que no hay lecciones aprendidas”. En esa línea, relativizó la idea de dolarización generalizada porque “la mayoría en sus billeteras tiene pesos”. Y expresó: “En 2002 no tuvimos hiperinflación porque la gente seguía apreciando al peso. Sin embargo, seguimos volviendo a los argumentos esgrimidos en aquella época”.

Otro reto no aprendido para Levy Yeyati es que “la devaluación es expansiva no por las exportaciones, sino porque el crédito va a las pymes”. Dijo: “Una situación parecida va a pasar el año que viene. Hay que encontrar una forma de canalizar el esfuerzo privado porque los fondos públicos no van a estar y el financiamiento externo tampoco”.

Por último, el economista subrayó la centralidad de gestionar una corrida cambiaria. “Logramos llevarla a $4 sin lograr un pánico que derivara en hiperinflación, pero es una intervención difícil de hacer si no hay un programa en el horizonte. Hay que intervenir para frenar la expectativa de devaluación. Dejarlo flotar no funciona”.

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