MONTEVIDEO.- Antes de recibirse de contador, Pablo ya sabía que después de terminar la carrera quería estudiar algo más para “estar mejor preparado”. Siempre tuvo la ilusión de vivir en otro país, entonces averiguó el costo de posgrados en España, Estados Unidos, Chile y Argentina. La diferencia de precio era “abismal”, cuenta. En Argentina ninguno de los másters que le interesaban salía más de 10.000 dólares y en los otros países, al igual que en Uruguay, el costo no bajaba de 20.000. Hoy Pablo está cursando un MBA en la Universidad Austral de Buenos Aires y, gracias al tipo de cambio, pagó 9000 dólares por todo el curso que dura dos años.
La diferencia cambiara con el país vecino se terminó de disparar en los últimos meses con un dólar a casi 500 pesos argentinos y, aunque la inflación allá sigue generando que los precios suban, hoy para los uruguayos Argentina sigue siendo un destino conveniente al bolsillo. Más allá de los viajes de fin de semana en donde muchos uruguayos vuelven a casa con productos de farmacia y la panza llena, lo cierto es que ahora son cada vez más los que se interesan por el consumo de servicios en la vecina orilla. Y la educación no escapa a esa realidad.
La casilla de correo del embajador uruguayo en Argentina, Carlos Enciso, está sintiendo el efecto colateral de esas ofertas “baratas” y explota con consultas de todo tipo. Desde dónde estudiar, qué formato elegir o qué hacer, hasta dónde vivir o cómo agilizar algún trámite. Enciso dice que la embajada ayuda a “informar”, pero no tiene un rol específico en las recomendaciones ni tampoco puede cuantificar cuán grande es el “boom” de estudiantes uruguayos allí.
En el caso de Pablo, el joven de 27 años optó por un posgrado que tiene un formato híbrido, al que tiene que asistir de manera presencial durante tres días cada tres semanas. Lo que, según cuenta, dentro de la universidad llaman “el 3×3″. El posgrado se divide en dos clases y en total participan unas 67 personas. En una clase hay 17 alumnos uruguayos y en la otra 10. En total, el 40% de su curso viene de Uruguay, aunque esa no es la situación general de las universidades argentinas.
Él se anotó junto a dos conocidos y comparten los gastos de los viajes a Buenos Aires. “Cuando me toca ir, hago el viaje en auto, que es mucho más barato que por barco. Más o menos gastamos 40 dólares cada uno por ir y venir, sumado al alojamiento que por persona nos sale 8000 pesos argentinos, que serían casi 670 pesos o 17 dólares”.
Andrea también eligió completar sus estudios en la vecina orilla, aunque con una carrera de grado de cuatro años que es 100% virtual. Está cursando la Licenciatura en Recursos Humanos de la Universidad de Palermo desde agosto de 2020. El motivo detrás de su elección lo resume así: “Por el formato que vino para quedarse después de la pandemia y por el precio”. A pesar de que ya estudió hotelería en Uruguay, la joven tenía ganas de formarse en el área y esta carrera le resultó “ideal”.
Este semestre, por ejemplo, está cursando tres materias y paga unos 72.000 pesos argentinos. Desde el año pasado paga por internet con su tarjeta Prex, que tiene un dólar especial un poco menor al blue y, para Andrea, el precio termina siendo menor a 200 dólares por mes. “La mayoría de mis compañeros son de Argentina, pero en las clases de 30 personas siempre somos dos o tres uruguayos; va cambiando”, cuenta.
Para Enciso, existe un “perfil” que define a los estudiantes uruguayos que se interesan por las universidades argentinas. Este suele tener “entre 25 y 35 años” y busca “una formación técnica específica que quizá en Uruguay no encuentra”. Además, el embajador reconoce que la diferencia cambiara ha “potenciado” el interés de muchos jóvenes profesionales que quizá optan por el país vecino y no por estudiar en otro lugar del mundo, aunque también advierte que el flujo “es algo histórico” porque “el sistema educativo terciario en Argentina siempre ha sido muy fuerte e importante, entonces existe cierta tradición” de cruzar el charco con ese fin.
Las universidades argentinas consultadas por El País están de acuerdo en que actualmente tienen un número significativo de estudiantes provenientes de Uruguay y algunas incluso hablan de que el número aumentará todavía más en las inscripciones para 2024, debido a que la brecha de precios se ha mantenido o incluso ha ido en aumento.
Los números
Las cifras de la Universidad Austral muestran con claridad la diferencia en el tipo de estudios que eligen los uruguayos con más frecuencia. Mientras hoy son 16 los estudiantes de carreras de grado, hay 126 cursando un posgrado en esa casa de estudios. De los 126, la mayor cantidad de uruguayos se concentra en la Maestría en Agronegocios que se ofrece en el campus ubicado en la ciudad de Rosario. Uno de los alumnos de esa carrera es Santiago, de 28 años, quien también asiste de manera presencial cada tres semanas junto a su novia, quien estudia lo mismo. Para él, que se recibió de ingeniero agrónomo y trabaja en San José, el posgrado de la Austral tiene un gran atractivo que se sumó a lo económico: “En Uruguay no tengo nada parecido”.
Santiago pagó todo el posgrado en efectivo cuando se inscribió, a un valor de 7600 dólares. Hoy, el valor sería aún menor.
Más allá de lo que pasa específicamente en Buenos Aires, en donde está la mayor oferta, lo cierto es que Rosario, Paraná y Concordia también concentran un porcentaje importante de estudiantes uruguayos provenientes del litoral del país que se forman allí debido a la falta de oportunidades más específicas en la zona. Así lo resume el director del Observatorio Económico del campus Salto de la Universidad Católica, Emilio Silva: “Yo creo que el interés actual tiene que ver más con una cuestión de oferta y accesibilidad que con la coyuntura económica. Para alguien que vive en Salto por tema de rutas y transporte es más fácil ir a Buenos Aires, Paraná o Rosario que a Montevideo”.
En cuanto a las carreras de grado, Silva sostiene que la Universidad Católica ubicada en Salto “no sufre el impacto” y la matriculación se mantiene estable año a año e incluso aumenta, a pesar de que es sabido que estudiar del otro lado de la frontera es más barato.
Esto tiene que ver con que “la diferencia de precios siempre estuvo” y “la decisión de irse a vivir a otro país no es lo mismo que una decisión de compra cualquiera” ni tampoco la de un posgrado que “no implica presencialidad total y además dura menos tiempo”, según el director del observatorio. El último informe de la universidad publicado esta semana indica que en mayo los precios en Salto fueron un 144% más caros que en la ciudad fronteriza de Concordia.
Desde el país vecino las cifras de las universidades locales muestran en detalle que, a pesar de que la magnitud del fenómeno puede variar según el tipo de carrera y la institución, sí hay un interés que va en aumento.
La decana ejecutiva de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), Melani Machinea, explica que la presencia de alumnos uruguayos ha ido “en aumento”. Con la pandemia las cifras bajaron, pero “en 2022 se recuperó la tendencia” y en lo que va de 2023 se alcanzó “el número más alto de alumnos uruguayos de los últimos cinco años” que además “representa un incremento de 31% respecto al año pasado”. En el caso de la Torcuato Di Tella, el mayor número de alumnos regulares internacionales son de Uruguay, según dicen desde la universidad.
Algo más cautos, desde la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES), explican que la cantidad de alumnos uruguayos en 2023 superó a la de 2022, pero la cifra sigue siendo baja. “El aumento podría notarse más en la matriculación para el 2023, ya que fue en este año cuando se produjo con más fuerza la disparada del dólar”, indicaron desde la UCES.
En cuanto al formato que suelen elegir los estudiantes que llegan desde Uruguay, desde la Di Tella explican a El País: “Nuestros programas tanto de grado como de posgrado son presenciales. En el caso de las carreras de grado, resulta más difícil la presencia de alumnos uruguayos debido a que la modalidad de cursada es diaria, con lo cual resulta necesario que estén residiendo en nuestro país. Sin embargo, en los posgrados contamos con modalidades intensivas de cursada que resultan más convenientes para quienes no viven necesariamente en Buenos Aires”.
A pesar de que son casos excepcionales si se los compara con los que hacen posgrados, también hay uruguayos que al terminar el liceo deciden radicarse en Argentina para estudiar toda la carrera de grado allí.
Tal es el caso de Julieta, quien hoy tiene 24 años y hace casi seis se fue a vivir a Buenos Aires para estudiar psicología. Eligió la Universidad Austral aunque el campus es en la localidad de Pilar, a una hora y media del apartamento que alquila en la ciudad de Buenos Aires. “Empecé la carrera con un dólar a 150 y pagaba 9000 argentinos por mes. Hoy estoy pagando 100.000, pero el dólar está casi a 500. Gracias a la diferencia cambiaria y aunque vaya variando, siempre termino pagando entre 200 y 300 dólares por mes”, cuenta Julieta.
Según sus propios cálculos, no gasta más de 700 dólares al mes viviendo en Buenos Aires, incluyendo la facultad, el auto que compró hace dos años, el alquiler y las expensas. “Averigüé y la universidad privada allá estudiando la misma carrera me saldría casi lo mismo que toda mi vida acá, me parece increíble que haya tanta diferencia”, dice Julieta, quien antes vivía en Montevideo.
El cruce de un lado al otro
Según el último ranking de la consultora QS Best Student Cities, Buenos Aires es actualmente la mejor ciudad latinoamericana para estudiar. Dentro de un listado de 140 ciudades, el ranking coloca a la capital argentina entre las 25 mejores del mundo, casi 40 puestos más adelante que Santiago de Chile, la otra ciudad de la región en donde existe una oferta universitaria amplia.
Así como Enciso expresa que la migración estudiantil hacia Argentina ocurre en una edad relativamente joven, cuando los profesionales se están especializando en sus rubros y buscan formación técnica que no siempre existe en Uruguay, también dice que “se ven muchos profesionales jóvenes argentinos que están buscando revalidar su título para poder radicarse en Uruguay”. Los motivos pueden ser varios, pero el más frecuente suele ser la estabilidad económica, según el embajador. A pesar de que es el Ministerio de Educación y Cultura el encargado de confirmar la revalidación de un título universitario, la embajada también se encarga de algunos trámites adjuntos a esto y allí “se puede ver la dimensión”, dice el diplomático.
“El flujo migratorio profesional tiene que ver con el momento en el que ya están consolidados, mientras aquí en Argentina los que llegan buscan la formación técnica y es gente más joven. Igualmente lo que Uruguay atrae también es gente joven, pero ya formada en el mercado laboral o con un paso por este”, sostiene Enciso. Lo cierto es que ninguno de los dos “cruces” es cuantificable porque en el caso de los que estudian del otro lado del charco, no precisan ningún tipo de trámite en la embajada ni con Migraciones cuando el formato de estudio no incluye la presencialidad. “Me he reunido con autoridades universitarias de aquí que me han hecho saber que la demanda es importante, pero lo cierto es que no se puede constatar con nada porque no se trata de algo empírico”, explica Enciso.
Con una Argentina que tiene una inflación cada vez más alta y muchos problemas en la vida diaria para los ciudadanos del país vecino, pero que sigue ofreciendo carreras universitarias de grado y posgrado destacadas en el mundo, es que hoy cientos de uruguayos deciden continuar con su formación académica allí. Así, la enorme brecha de precios ya no pasa únicamente por las prendas de ropa o los productos farmacéuticos o la comida en un buen restorán, sino que ahora también hay servicios educativos que son parte de la lógica interminable que suponen los cambios económicos en el país vecino.
Por Clara Lussich