PEKÍN.- Sergio Massa abrió el freezer de la embajada. Era viernes a las 23.30 y había cerrado una jornada de siete extenuantes reuniones con funcionarios del Partido Comunista de China. Luego había anunciado la polémica ampliación del swap. A pesar del cansancio, tiró unos lomitos y unas tiritas a la parrilla. Él asó la carne. Sirvió gaseosa y vino. A algunos en la comitiva se le cerraban los ojos; la secretaria de Energía, Flavia Royón, y el ministro de Transporte, Diego Giuliano, no aguantaron y se escabulleron.
“Parece que esa parrilla no se usaba desde la época de (Diego) Guelar,” lo cargaban a Sabino Vaca Narvaja, el embajador en China, que se mantuvo durante toda la semana pegado al ministro de Economía y a Máximo Kirchner. Curiosamente, juraron que esa noche no se habló de política. Dejaron eso, dijeron, para el avión de vuelta. Antes de subirse, el sábado por la tarde, Massa felicitó a su equipo por el trabajo hecho.
El ministro vino a buscar dólares. Se llevó desembolsos, pero no inmediatos, en un contexto de escasez y en el que, sin suerte, viene pidiendo orden político y un rumbo claro a su propia coalición. La síntesis es un solo candidato. ¿Su principal preocupación? Dicen que es el dólar el lunes después del domingo de las PASO con varios candidatos peronistas quedando terceros y con Javier Milei primero. Por eso, puede que los gobernadores comiencen a insistir con una mesa de decisión sobre la oferta electoral del oficialismo. De China, sabe que solo se llevó una porción de lo que necesita para que Alberto Fernández termine su gobierno sin sobresaltos, más allá de financiamientos de proyectos de infraestructura para el desarrollo. Massa habló en China como un primer ministro o como un candidato a presidente y fue tratado como tal por el gobierno.
El capítulo dos de la película comenzará a verse mañana, cuando centre su atención en la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el adelanto de desembolsos o frontloading, según la jerga del organismo. Cerca del ministro dicen que, si el Fondo no concede la posibilidad de intervenir sobre el dólar, él no firmará el acuerdo. Todo debe resolverse en los próximos diez días, cerca del 12 de junio. Se está trabajando en la “última milla”, cuentan. El board del FMI ya habría realizado una reunión preliminar para tratar los escenarios planteados por los técnicos que dé aval a un staff level agreement. Los atrasos pueden darse por las internas en el organismo.
Inversiones
Muchos de los proyectos de inversión que consiguió destrabaron dinero para distritos aliados. Por inversiones energéticas, Massa firmó acuerdos para que ingresen al país US$920 millones antes del próximo 15 de julio, según dijeron fuentes oficiales. Se logró una adenda para un desembolso de un nuevo tramo para las represas santacruceñas, como había pedido Cristina Kirchner: serán US$524 millones. Se sumarán US$70 millones para una planta depuradora en Laferrere, que, junto a la de Jagüel, tiene como protagonista a AySA, que conduce Malena Galmarini (esposa del ministro). Axel Kicillof recibirá desembolsos por el primer tramo de AMBA1 (US$330 millones). “Hoy es un buen día, porque avanzamos con desembolsos que a corto plazo nos alivian las reservas”, dijo entonces, y habló luego de desarrollo a largo plazo, una idea que apareció constantemente.
Esa segunda tarde, Dilma Rousseff, presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo de los Brics, tuvo la primera reunión de gobernadores. Tras una visita de Fernández, Lula Da Silva confirmaba que no era “posible” una ayuda para la Argentina. Esa frase cayó muy mal en la comitiva en China. Más que Lula, el apuntado fue el Presidente. Massa le llevó a Rousseff un instrumento financiero ad hoc, pero la expresidente brasileña le dijo que era mejor optar en agosto por ingresar al banco. La presentación la haría Brasil. En esa reunión en el barrio financiero de Pudong, Rousseff corrió a Máximo Kirchner a un costado y, contaron fuentes oficiales, preguntó por su madre. No hubo tiempo para la charla; el avión presidencial debía volar desde Shanghái a Pekín.
En esta ciudad, ante empresarios, anunció que el comercio exterior y las inversiones podrán hacerse en yuanes. Tal decisión serviría para no tener que usar dólares, pero, a su vez, empujaba una decisión geopolítica de China: internacionalizar su moneda en el marco de la batalla comercial y tecnológica que tiene con EE.UU.
Mientas estuvo en China, Massa no dejó de seguir el día a día del dólar. Celebró la relativa calma del blue y el resultado final del dólar soja 3.0. Por ahora, no habrá una cuarta versión, aunque todos descuentan que llegará en algún momento. Sí se están pensando incentivos para el trigo, aunque no quisieron confirmar si sería otro tipo de cambio.
En el Eximbank, ese día, se avanzó sobre tres proyectos: se firmaron los términos y condiciones para el financiamiento de Caucharí en Jujuy (US$240 millones), un proyecto en el Ferrocarril Sarmiento y otro en La Rioja para el Parque Arauco (energía eólica y solar). “A pesar de que nos puteás (sic), te mandamos la plata”, cuentan que Cecilia Moreau le había dicho desde esta ciudad a Gerardo Morales.
Reclamos
Qiu Xiaoqi, el representante especial del gobierno chino para asuntos latinoamericanos, fue uno de los que hizo reclamos por las denuncias de dumping de la Argentina sobre China, por la neutralidad del país vinculada a la tecnología y por la necesidad de reactivar un convenio firmado por Mauricio Macri en 2018 sobre doble imposición tributaria.
Las quejas sobre el 5G aparecieron, sobre todo en las reuniones con los representantes de Comercio. A fuentes del sector tecnológico, en tanto, les preocupa que aún no se conozcan los pliegos. Creen que existe un lobby “con nombre y apellido (Huawei)” para diseñar una licitación que los excluya. “Siempre puede aparecer la cola del diablo”, indicaron. Su competencia es Nokia y Ericsson, pero quien hace lobby global por sacar a la empresa china del juego es EE.UU. Ya sacó de la cancha a Gran Bretaña, Australia, Canadá y Japón por temas de “seguridad”. Huawei viene pidiendo que no se cambie nada: “neutralidad”, tal como dice actualmente la ley que rige en la Argentina.
Una señal que generó urticaria al país de Joe Biden fue la cena a la que fue invitado Máximo Kirchner con Huawei. “Destaco el carácter colaborativo de la relación donde las ayudas se realizan sin ejercer ningún tipo de presión”, dijo el diputado en la universidad de Fundan, antes de ver a la telco. El líder de La Cámpora esquivó a los medios. Prefirió sólo mantener contacto a través de sus voceros. Su presencia, pese a su agenda, fue la consolidación de una alianza con Massa y la reivindicación de sus padres como contraposición al Fondo, pese al acuerdo que lleva adelante el ministro.
El jueves por la mañana se comenzó a filtrar el posible resultado del swap. No era Massa ni su quirúrgico equipo de comunicación. Cortocircuitos. El que finalmente firmó un acuerdo con el Banco Popular de China (PBoC) para renovar por tres años el swap que tiene con ese país -vencía en agosto- y además amplió los fondos de “libre disponibilidad” por US$5000 millones extra fue Miguel Pesce, presidente del Banco Central (BCRA).
La polémica sobre la posibilidad de que esos yuanes sean convertibles o no (sirvan para comprar dólares) fue instantánea. Massa ratificó que lo eran. La oposición, que no. El contrato, dicen en el BCRA, es confidencial.
El mismo día, el jefe de Palacio de Hacienda lanzó anuncios de inversiones chinas, 100% financiadas, por US$3052 millones en el marco de la “La Ruta y seda” (AMBA1, Belgrano Cargas II, Ferrocarril Roca, Caucharí y El Jagüel) y también la apertura de mercados para cuatro productos agropecuarios, que sumarían exportaciones por US$700 millones. Los primeros desembolsos recién comenzarían a llegar de acuerdo con el avance de las obras. En la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (CNDR), Massa firmó el programa de Cooperación de la Franja y la Ruta de la Seda, el principal plan geopolítico chino, hecho que fue descripto como “histórico” por las fuentes diplomáticas en el país.
“Ahora, el Gobierno tiene que poner certidumbre”, dijeron aquí cerca de Massa. Se necesita un sistema claro y consenso en algunas ideas. Sin eso, cree que reinará la incertidumbre y será como tirar al aire una moneda en los últimos seis meses. Ya no alcanzará la fe del ministro sobre que la intervención en los dólares financieros desacelerará la inflación de mayo pese a lo que dicen las consultoras. Massa ya avisó que no dejará de intervenir. Sabe que al Fondo le costaría resistir un default de la Argentina.
“Es como un matrimonio en el que cada uno se mete los cuernos, pero tienen que estar juntos hasta que los chicos consigan laburo y se vayan de casa”, graficaron.