Estados Unidos denunció una maniobra “agresiva” de un avión de combate chino y le envió un mensaje a Xi Jinping

Estados Unidos abrió este martes un fuerte cortocircuito internacional con China al denunciar que un avión del gigante asiático realizó una maniobra “innecesariamente agresiva” cerca de una aeronave norteamericana. El episodio tuvo lugar la semana pasada sobre el Mar de China Meridional en el espacio aéreo internacional. Tras la respuesta, el gobierno de Xi Jinping no se quedó callado y respondió en duros términos.

El comando militar estadounidense responsable del área Indo-Pacífico informó que la maniobra de un avión chino J-16 ocurrió la semana pasada y obligó al avión estadounidense RC-135 a volar a través de su estela turbulenta.

El organismo del Pentágono difundió la situación a través de un comunicado en el que le envió un mensaje ”Estados Unidos continuará volando, navegando y operando, de manera segura y responsable, donde lo permita la ley internacional”, señaló.

Estados Unidos denunció una “maniobra agresiva” de China en el aire

El documento del área militar que depende del gobierno de Joe Biden se conoció en simultáneo a la viralización del video que da cuenta del hecho denunciado por Washington. El registro audiovisual muestra a un avión de combate cuando frente a la nariz del avión estadounidense y la cabina del RC-135 temblando en medio de la turbulencia.

Tras el comunicado estadounidense, la reacción de Pekín no se hizo esperar. El portavoz de la embajada de China en Washington, Liu Pengyu, no hizo comentarios sobre el episodio en cuestión, pero indicó que durante mucho tiempo Estados Unidos había “desplegado con frecuencia aviones y embarcaciones para el reconocimiento cercano de China, lo que representa un grave peligro para la seguridad nacional de China”.

En ese sentido, envió otro mensaje a la Casa Blanca. “China insta a Estados Unidos a detener provocaciones tan peligrosas y a dejar de desviar responsabilidades”, afirmó Liu por correo electrónico tras una solicitud de comentarios, según indicó la agencia Reuters.

En esa línea, China informó que “continuará tomando las medidas necesarias para defender resueltamente su soberanía y seguridad, y trabajará con los países de la región para salvaguardar firmemente la paz y la estabilidad en el Mar Meridional de China”.

China reclama casi todo el Mar de China Meridional, donde varios otros países tienen reclamos rivales. De fondo, aparece la situación de Taiwán, cuyo gobierno independiente es reconocido por Washington, pese a que Pekín reclama a esa isla como parte de su territorio. De hecho, el gobierno de Xi Jinping ha realizado ejercicios militares intimidantes después que autoridades estadounidenses respaldaran públicamente a Taiwán.

Pekín ha dicho con frecuencia que el envío de barcos y aviones de Estados Unidos al área no ayuda a la paz. El último incidente tuvo lugar antes de que China rechazara una solicitud del secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, para reunirse al margen de la cumbre de seguridad asiática Shangri-La Dialogue en Singapur esta semana.

Un alto funcionario de defensa de Estados Unidos, que habló bajo condición de anonimato, dijo que desde 2021 China había rechazado o dejó sin respuesta más de una docena de solicitudes para hablar con el Pentágono, que sostiene que tales contactos son importantes para evitar malentendidos.

“De risking”, la estrategia de Occidente

En el recién concluido cónclave del G7 en Hiroshima, las democracias más ricas del mundo afirmaron que quieren reducir la exposición al riesgo frente a China, en lugar de desvincularse por completo del gigante asiático . Sin embargo, Pekín considera que Occidente está obstaculizando sus industrias estratégicas y aumentando sus presupuestos de defensa.

Occidente puede querer frenar las ambiciones del presidente Xi Jinping sin poner en peligro sus cadenas de suministro o su acceso al mercado. El canciller de Alemania, Olaf Scholz, dijo que el grupo continuará invirtiendo en la economía de 18 billones de dólares. Sin embargo, los sinónimos amables de lo que, en general, es un movimiento escalatorio probablemente no resulten reconfortantes. “De-risking” o “reducir riesgos” suena razonable, pero en palabras llanas significa reducir forzosamente la demanda de las exportaciones chinas en un momento económicamente vulnerable.

El G7 también quiere aislar diplomáticamente a Pekín, en medio de la guerra en Ucrania. El asediado presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, invitado por Tokio a la cita, trató de cautivar a líderes como el indio Narendra Modi para que se alejaran de Rusia. Cualquier acercamiento de Nueva Delhi o Brasilia hacia Kiev haría que el apoyo de Xi al presidente Vladimir Putin parezca aún más extremo. Además, el G7 tiene la intención de impulsar la inversión en infraestructura y aumentar la condonación de deudas en países más pobres, lo que podría debilitar la influencia financiera de China en África, América Latina y otros lugares.

En términos de poder duro, los aliados liderados por Estados Unidos están mostrando su fuerza en relación a Taiwán. Australia, Japón y el Reino Unido han anunciado recientemente grandes aumentos en sus presupuestos de defensa. El primer ministro japonés, Fumio Kishida, planea aumentar el gasto militar a más del 2% del PBI para 2027 y desea ajustar el marco legal del país, antes pacifista, para que sus fuerzas armadas puedan luchar más fácilmente junto a los estadounidenses.

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