En un mundo competitivo, la industria semillera argentina tiene un lugar destacado y se expande más allá de las fronteras. Un ejemplo de esto es la firma Agrality, especializada en prestar servicios de producción e investigación y desarrollo en semillas para compañías líderes del sector, que está a punto de poner un pie en Europa.
Juan Cruz Lizarralde, CEO de Agrality, informó que van a adquirir una planta de elaboración de semillas en Rumania para abastecer el mercado europeo, especialmente hacia el este en regiones líderes a nivel global de maíz y girasol.
En un contexto bajista y con incertidumbre creciente, cautela en la toma de decisiones
De esa forma, completa la expansión por las principales zonas de producción agrícola mundial, ya que tiene plantas en Brasil, en la zona de Mato Grosso con el equivalente a 1200 hectáreas para maíz semilla, y en Estados Unidos. Allí, adquirió en 2021 la firma Mendon Seed Growers, en el estado de Michigan, con una capacidad para sembrar unas 1000 hectáreas en una zona altamente productiva para el cereal. En los EE.UU. también tienen un campo experimental en Indiana, e instalaciones en Dakota del Norte e Iowa.
“Nuestro esquema es B2B, formamos parte de la cadena de valor”, dice Lizarralde, en referencia al concepto de Business to Business por el cual las empresas prestan servicios a otras empresas. En este caso, trabajan con firmas como Corteva, BASF, Syngenta y Bayer, entre otras, tanto en la producción de semillas como en el desarrollo y la investigación de materiales.
“En Brasil proyectamos 1200 hectáreas de maíz con una planta ubicada en la región de Mina Gerais, con foco en el abastecimiento del mercado doméstico brasileño”, dice Lizarralde y añade: “llevamos al profesional argentino al mundo” en referencia a los científicos, técnicos y personal que opera en las plantas y campos de producción de Agrality en esos destinos.
“Consolidamos nuestra presencia en los tres países líderes en producción de semillas: la Argentina, Brasil y Estados Unidos, además de convertirnos en el proveedor de referencia para semillas en contraestación, capacidad clave para acelerar nuevos lanzamientos tecnológicos”, explica. Además de la producción de semillas en forma tercerizada, Agrality cuenta con una división de Investigación y Desarrollo en la que se prueban los cultivos antes de su lanzamiento comercial. Como parte del grupo Bioceres, desde 2020, presta servicios a “empresas desarrolladoras de semillas y eventos biotecnológicos, insumos biológicos, soluciones de nutrición y protección de cultivos, así como también desarrolladores de soluciones de agricultura de precisión e inteligencia artificial”, informa el CEO.
En el país
En la Argentina, Agrality está llevando adelante un plan de inversión por 11 millones de dólares para ampliar la capacidad de producción de semillas de maíz, girasol y trigo en su planta de La Ballenera, ubicada a 17 kilómetros de Miramar que adquirió en 2019 a Syngenta. Esto incluye las líneas de secado, la capacidad de recepción, equipos de riego y maquinaria. Actualmente La Ballenera tiene capacidad para 250.000 bolsas de semillas de esos cultivos.
Al mismo tiempo, está creciendo en la producción de semillas en la región del sudoeste y sudeste bonaerense donde están próximos a adquirir una firma de I&D, sobre la que no adelantaron detalles.
Esta región presentó condiciones más estables en términos climáticos que el centro del país. “Mientras en la zona núcleo los rindes promedio cayeron entre un 40 y un 50%, allí el resultado fue similar al histórico”, explicó Lizarralde. Esa diferencia, les permitió cumplir con los requerimientos de semillas para las compañías.
“Los ciclos climáticos difíciles de los últimos dos o tres años han expuesto la fragilidad del sistema de producción de semillas en Argentina. Frente a esto, desarrollamos nuevas zonas de producción de semillas en el país. Una de estas zonas es Viedma, en la provincia de Río Negro”, informa.
En el Valle del río Negro comenzaron a experimentar con híbridos de maíz en un campo de 100 hectáreas, luego cubrieron unas 600 hectáreas y proyectan llegar a 500 hectáreas en maíz y 500 hectáreas en girasol.
Aunque admite que en la Argentina hay problemas de infraestructura y de presión impositiva para el desarrollo del campo, Lizarralde cree que al agro se lo ve con un sector altamente competitivo en el país. “Recientemente lanzamos una Obligación Negociable por 10 millones de dólares y recibimos ofertas por US$80 millones, eso nos indica que hay expectativas favorables”, afirma.
No obstante, señala que el potencial productivo se expresaría mejor con una menor presión impositiva. “Habría que sacar las retenciones al maíz”, dice y concluye: “nosotros creemos en la Argentina”.