El opositor que desafía a Recep Erdogan en Turquía acentúa su discurso hostil hacia los refugiados

ESTAMBUL.– Kemal Kiliçdaroglu, el candidato de la oposición turca que se enfrentará al presidente Recep Tayyip Erdogan el domingo 28 en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, llegó a la conclusión de que para soñar con la victoria debe acentuar sus posiciones hostiles hacia los refugiados. En la primera vuelta, el mandatario se impuso con el 49,5% de los votos, sobre el 45% de su adversario.

Por su parte, el tercer candidato, el ultranacionalista Sinan Ogan, obtuvo más del 5% de los sufragios. Precisamente, el discurso de tintes xenófobos de Kiliçdaroglu persigue seducir a sus votantes. De momento, Ogan está escuchando ofertas de los dos contendientes, mientras sopesa a quién entregar su apoyo de cara a la segunda vuelta.

“Erdogan, no has hecho nada para proteger las fronteras o el honor de nuestro país”, espetó el veterano político, de 74 años, en su primera comparecencia pública luego de la primera vuelta del domingo pasado. “Has traído deliberadamente a más de 10 millones de refugiados a este país … Tan pronto como llegue al poder, los enviaré a todos a sus casas”, dijo Kiliçdaroglu en un discurso parecido al que usa la extrema derecha en otros países de Europa.

Según las estadísticas disponibles, la cifra de 10 millones de refugiados que lanzó Kiliçdaroglu parece muy inflada. Se calcula que además de la comunidad siria, que llega a los cuatro millones, el país también alberga a centenares de miles de migrantes de otros orígenes, principalmente afganos. Pero la cifra apenas supera los cinco millones en un país de 85 millones.

Kiliçdaroglu es el presidente del CHP, el mayor partido de la oposición turca, de tendencia socialdemócrata, pero lidera una alianza de seis partidos que incluye nacionalistas, islamistas y conservadores. En su programa, la coalición prometía retornar a su país a los refugiados sirios en un máximo de dos años, y este ha sido un tema central en su campaña.

Erdogan aplicó una política de puertas abiertas para los refugiados sirios, sobre todo cuando en 2011 comenzó la guerra en el país vecino. Además, en 2016, llegó a un acuerdo con la UE para controlar sus costas y evitar el tránsito a Grecia de los migrantes a cambio de 6000 millones de euros, una decisión muy criticada por la oposición.

En los últimos meses, Erdogan empezó a hablar de facilitar el retorno de los refugiados a Siria, y con esa finalidad comenzó un proceso de reconciliación con el régimen de Bashar al-Assad.

Ahora bien, el presidente turco se opone a un retorno forzoso de los exiliados sirios, que se enfrentan a un posible arresto y a sufrir torturas si entran en el territorio controlado por el régimen. Hace dos días, en una entrevista con la CNN declaró que habían lanzado una iniciativa para propiciar el retorno voluntario de un millón de sirios.

“Las ONG turcas están construyendo un millón de viviendas en el norte de Siria para que los refugiados puedan volver a su país”, apuntó Erdogan. A través de milicias afines y sus propios soldados desplegados sobre el terreno, Turquía controla una amplia franja de territorio sirio cerca de la frontera común.

El influyente ministro del Interior, Suleiman Soylu, también abordó el tema recientemente.

“No vamos a convertir Turquía en un depósito de refugiados, y no lo hemos hecho hasta la fecha. Pero los sirios son nuestros hermanos … No vamos a enviarlos a la muerte”, declaró el ministro, que afirmó que el presidente no quiere ser “recordado” por enviar a los refugiados al matadero.

La agrupación gobernante, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), es de ideología islamista, por lo que considera que tanto turcos como sirios forma parte de la umma, la comunidad islámica.

Chivo expiatorio

Según Mohsen al-Mustafá, un investigador del think tank Omran, con sede en Estambul, los refugiados sirios se convirtieron en el chivo expiatorio de la crisis económica que vive el país: “Los refugiados sirios no son los culpables de la espiral inflacionaria en Turquía. Al contrario, contribuyen de forma positiva a la economía”.

Al-Mustafá recordó que la mayoría de los refugiados lleva unos diez años en el país, pero la inflación solo se disparó en los últimos dos años como consecuencia de la guerra de Ucrania y las heterodoxas políticas monetarias de Erdogan. No obstante, una parte de la población turca responsabiliza a los refugiados de sus estrecheces económicas.

Este hecho dio alas a los ultranacionalistas en las urnas, como el candidato presidencial Ogan, así como varias formaciones que lograron un buen resultado en las elecciones legislativas.

La estrategia de Kiliçdaroglu de enfatizar su discurso nacionalista turco es arriesgada porque podría provocar que perdiera apoyo en las zonas kurdas, imprescindibles para su victoria. No obstante, difícilmente tenga otra estrategia a su disposición a tenor de su desventaja en la primera vuelta.

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