Múltiples saberes para lograr la creación conjunta de la bioeconomía del maíz

Puede parecer extraño, pero el maíz, el grano más cosechado del mundo y uno de los principales alimentos de la humanidad, no se extrajo directamente de la naturaleza, sino que es el producto de miles de años de intervención humana. Civilizaciones americanas comenzaron a mejorarlo hace muchos siglos a partir un ancestro silvestre poco reconocible. Primero fue solo por selección e hibridación, y luego también por biotecnología, aumentando rendimiento, usos, momentos de siembra y resistencia a plagas y herbicidas, entre otras mejoras.

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Por la aplicación del conocimiento a la biomasa, se fueron generando además nuevos usos del maíz, que hoy van desde la alimentación humana y animal hasta la producción de polímeros para industrias como la textil, del calzado y de autopartes, pasando por cientos de productos intermedios que son insumos de las industrias de alimentos y bebidas, higiene personal, farmacéutica, papelera, adhesivos, pinturas, porcelanas, combustibles y muchísimas más.

Agregamos valor generando el grano, pero luego lo exportamos en un 70% como tal, y algo similar ocurre con el sorgo.

Un agregado de valor relevante y desaprovechado es la baja huella de carbono que tiene el maíz argentino, ya que es producido en sistemas basados en siembra directa. Esta cualidad es buscada por los mercados más exigentes y se transmite a los productos obtenidos, como el etanol, que se exporta a la Unión Europea, o el pollo, con un tercio de la huella de los del Reino Unido y 70% por debajo de los brasileños. En el Congreso Maizar 2023 se presentará una actualización de esta huella del maíz elaborada por expertos del INTA y el INTI.

El Congreso Maizar, que se realizará el 31 de este mes, tiene como lema “Cocreando la bioeconomía”. A lo largo de toda la jornada, más de 30 paneles y diversos talleres, en cinco salas simultáneas, desarrollarán múltiples aspectos ligados al agregado de valor: cuál es la situación y el potencial de la bioeconomía maicera; cómo pueden negociar exitosamente los actores de intereses contrapuestos; qué políticas de Estado se requieren; qué relación debería tener el sector con la política y cómo ven esto funcionarios provinciales y políticos de primera línea a nivel nacional; cómo abrir mercados y qué escenario plantea el contexto internacional; qué valor aportan los fertilizantes, la tecnología de semillas, los bioinsumos y la agricultura inteligente; qué papel juega la sustentabilidad y cómo se puede aprovechar la baja huella ambiental.

Por supuesto, en esta campaña tan difícil, habrá mesas dedicadas a cómo gestionar el riesgo agropecuario y estrategias financieras que se pueden llevar adelante para desafiar a la sequía. También tendremos la historia y perspectivas del revolucionario maíz tardío, así como a los mismísimos autores de Ecofisiología del maíz, la “biblia” de este cultivo, de reciente reedición actualizada. Y el sorgo tendrá sus paneles específicos sobre manejo, su aporte en rotaciones agrícolas, el manejo integrado del pulgón amarillo y cómo ampliar el futuro del cultivo

Por su parte, los jóvenes tendrán un papel central, encargados de desarrollar toda una sala con paneles que se ocuparán de la gestión del talento, la participación política, la transformación digital, la integración con las fintech y la innovación.

Para ilustrarnos sobre estos temas fueron convocados más de un centenar de disertantes de excelencia, del país y del exterior: productores agropecuarios, ingenieros agrónomos, mejoradores, semilleros, especialistas en fertilizantes, fitosanitarios, bioinsumos y diversas tecnologías, expertos en comercio exterior, mercados de commodities, agricultura digital, finanzas, sostenibilidad, analistas, funcionarios, empresarios y líderes políticos de relevancia a nivel nacional.

Las cadenas del maíz y sorgo argentinos han logrado crecer en los últimos años a muy altas tasas; eso es producto de un ecosistema productivo que ha generado bioclústeres de excelencia, donde la complejidad es abordada desde múltiples saberes que han cocreado ese impacto imitando a la naturaleza, donde los sistemas más estables son los más diversos, con funciones realizadas por muchos que finalmente logran compartir ventajas y oportunidades.

El autor es presidente de Maizar

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