Luego de la intensa sequía, la Argentina ahora está entre los países que podrían sufrir lluvias excesivas debido al fenómeno El Niño, que para esta región del mundo suele desencadenar precipitaciones por encima de lo normal. El país figura en un listado de un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que habla de esa posibilidad y, además, Oscar Rojas, Oficial de Recursos Naturales de la institución, se refirió a este tema en una entrevista con LA NACION.
Según FAO, se prevé que el fenómeno El Niño retorne en junio próximo luego de tres años de La Niña, que generó lluvias inferiores a lo normal y, particularmente en la campaña agrícola 2022/2023, una drástica caída en la producción de casi 50 millones de toneladas entre soja, maíz y trigo.
En este marco, mientras se estiman condiciones meteorológicas secas en las principales zonas de cultivo de América Central, África meridional y Extremo Oriente asiático, la Argentina figura en una sección de países con riesgo de sufrir precipitaciones excesivas. En ese lote de naciones también aparecen, entre otros, Estados Unidos, Uruguay, Paraguay. Brasil, principal productor de soja del mundo, se encuentra en el listado de países con riesgos de afrontar condiciones secas.
“Muy poco útil: los exportadores de granos cuestionaron la última resolución del Banco Central sobre las importaciones
“Según los organismos internacionales como la OMM y IRI Columbia University, pronostican con una probabilidad de 73% la ocurrencia de El Niño en los meses de mayo-julio 2023. El Niño en Sudamérica puede producir condiciones de disminución de precipitaciones en el norte, Colombia, Venezuela, Brasil, o un aumento en las lluvias con relación a la normal en la parte sur del continente, Argentina, Uruguay”, dijo Rojas.
Según el experto de la FAO, la Argentina atravesaría los eventos más importantes de lluvia de septiembre a enero próximo y esto podría tener un mayor impacto por época y fenología del cultivo en el maíz.
“En la Argentina este fenómeno podría aliviar el efecto de la sequía en la agricultura que ocasionó tres años consecutivos del evento contrario al El Niño, La Niña”, explicó. Y luego añadió: “Una normalización de las precipitaciones en las regiones agrícolas de la Argentina podría significar una producción normal en los cereales”.
De acuerdo a la visualización del impacto en un mapa, parte del este de la región central del país soportaría el riesgo de excesos. “El impacto dependerá de la intensidad de las lluvias y el estado fenológico del cultivo de trigo en el momento que se presente el exceso hídrico”, dijo en relación a ese cereal que se está sembrando ahora y se recolectará en noviembre-diciembre.
Impacto
“Los impactos por exceso son más difíciles de estimar que los impactos provocados por déficit de agua, así que no es posible en estos momentos estimar con exactitud si el cultivo de trigo se pueda beneficiar o perjudicar”, detalló.
En otro orden, Rojas recordó que cada fenómeno de El Niño puede tener influencia durante dos años. Sobre esto amplió: “Este empezaría a mitad de 2023, tendría su mayor intensidad aproximadamente a final de año y terminaría durante el primer semestre del 2024″.
Desde el organismo señalaron que empezaron “a alertar a los países sobre este fenómeno y sus potenciales impactos en agricultura”. FAO posee programas de Acción Anticipatoria para mitigar los efectos adversos de los riesgos climáticos.
“El Sistema de Alerta y Acción Temprana es una nueva iniciativa de la FAO desarrollada bajo la idea de que actuando antes de que una crisis pase a ser emergencia, las pérdidas y los costos de la respuesta de emergencia se pueden reducir enormemente. La acción temprana también fortalece la capacidad de supervivencia de las poblaciones en peligro: una prioridad clave en el Objetivo estratégico 5 de la FAO [de] incrementar la resiliencia de los medios de vida ante las amenazas y las crisis”, precisaron desde la institución.