El operativo de contención que puso en marcha Patricia Bullrich para evitar fugas en su tropa tras inclinarse por Néstor Grindetti como candidato a gobernador no fue suficiente. La exministra de Seguridad tomó ayer una de las decisiones más sensibles desde que se anotó en la carrera presidencial: definió que Grindetti, un hombre de confianza de Mauricio Macri y actual titular del club Independiente, será su representante en la competencia interna de Juntos por el Cambio en Buenos Aires y enfrentará a Diego Santilli, el postulante de Horacio Rodríguez Larreta, su contrincante en la compulsa nacional. Así, Bullrich relegó de la contienda a Cristian Ritondo, Joaquín De la Torre y Javier Iguacel, quienes también aspiraban a ocupar ese lugar como parte del esquema presidencial de la referente de Pro.
En la antesala del cierre de listas, Bullrich enfrenta una prueba de liderazgo. Debe impedir que su elección del intendente de Lanús en uso de licencia le provoque un conflicto en su incipiente estructura bonaerense y golpee la red de alianzas que tejió para la lucha de poder con Larreta en el distrito más influyente del país. Ayer, convocó a sus oficinas a Ritondo, De la Torre e Iguacel para explicarles los motivos de su decisión. Fueron reuniones a solas, en las que participaron unos pocos colaboradores de la exministra, como Sebastián García de Luca, estratega de Bullrich en Buenos Aires.
Durante la tarde se especuló que habría una postal de los tres con Bullrich y Grindetti para enviar una señal de unidad. Sin embargo, la foto se frustró con el correr de las conversaciones.
La exministra argumentó que se inclinó por Grindetti porque es un dirigente con ADN de Pro que gestiona desde 2015 uno de los municipios más complicados de la tercera sección electoral, fortaleza electoral del kirchnerismo en el conurbano. Además, ella se había comprometido a que el elegido saldría del lote inicial de aliados que sumó en su cruzada bonaerense: De la Torre, Iguacel o Grindetti. Por esa razón, justificaron los suyos, no apostó por Ritondo, quien se aproximó al esquema del bullrichismo recién hace dos semanas, cuando María Eugenia Vidal anunció que no sería candidata a presidenta. Ese acercamiento, insisten en el entorno de Bullrich, se dilató demasiado.
Las razones de la exministra no conformaron al jefe del bloque de Pro en Diputados. Heredero de la estructura que construyó Vidal durante su paso por la gobernación bonaerense, Ritondo había transmitido a los suyos previo al anuncio que estaba convencido de que sería el candidato de Bullrich. Hace dos semanas, les contó a sus íntimos, la exministra le había deslizado que ya tenía tomada la decisión, pero que necesitaba un margen de tiempo para contener a De la Torre e Iguacel. Trasciende que los tentó con puestos en un eventual gabinete -desde Desarrollo Social hasta el Ministerio del Interior- o en el área energética, como la presidencia de YPF.
La definición de Bullrich despertó un fuerte malestar en el seno del vidalismo. Consideran que Ritondo cumplía con todos los requisitos para la pulseada con Santilli. “Ella nos vino a buscar para que Cristian sea el candidato y ayer nos desayunamos con esto”, despotricaron. La primera charla para explorar un pacto había ocurrido el año pasado en la casa de Alejandro Finocchiaro.
La propia Vidal apuró el anuncio sobre su futuro político -su idea inicial era acumular crédito social hasta el filo del cierre de listas- para liberar a Ritondo. Entendía que su demora complicaba las chances de que su delfín en la provincia sea elegido por Bullrich. Los tres se reunieron hace dos semanas, apenas Vidal comunicó que declinaba su intención de disputar la presidencia. En esa reunión con la exministra, Vidal le recomendó a Bullrich que optara por Ritondo, pero remarcó que se mantendría neutral en la interna con Larreta. Eso sí: haría campaña por Ritondo en Buenos Aires si era ungido por la titular de Pro en uso de licencia. Bullrich no quedó conforme con esa promesa. Su desconfianza creció horas después, cuando Vidal y Larreta publicaron al unísono en sus redes una foto de una reunión en el departamento del jefe porteño. Allegados a Bullrich consideran que la indefinición de Vidal le restó chances a Ritondo.
El jefe de bloque de Pro aún no digiere la jugada de la exministra. No dio un portazo porque tiene una estrecha relación de amistad con Grindetti. De hecho, ambos hacen política en el club Independiente. “Nos puso en un compromiso porque es amigo, pero no nos ata”, advierten los vidalistas.
Quienes lo conocen a Ritondo aseguran que se sintió decepcionado: considera que Bullrich no cumplió con su palabra. En sus filas reconocen que sintieron el “golpe” y se sienten liberados para negociar con los adversarios de la exfuncionaria en Pro. Apenas se confirmó que Grindetti era el elegido, Larreta activó su teléfono para comunicarse con Ritondo. Primer gesto para seducirlo con un regreso al campo del larretismo. También lo llamó Santilli, quien celebró la designación de Grindetti como rival. En su comando de campaña especulan que Larreta podría ahora abroquelar al grupo de los denominados “sin tierra” detrás de la candidatura de Santilli. Hoy, el exvicejefe porteño contó que felicitó a Grindetti y le propuso “hacer una interna propositiva” para ganarle al kirchnerismo.
Ritondo es amigo de Larreta y Santilli desde hace tiempo. Se alejó del ala moderada de Pro cuando el jefe porteño apostó todas sus fichaspor la candidatura a gobernador de Santilli tras las legislativas de 2021. Larreta le había dado su palabra de que empujaría a los dos en Buenos Aires. La desilusión con Bullrich lo obliga a “recalcular”: se reunirá con sus lugartenientes en la provincia antes de tomar una decisión. “Ahora vamos a parar la pelota”, comentaron cerca suyo. ¿Podría volver al esquema del alcalde porteño? ¿Vidal apoyará ahora a Larreta en la interna con Bullrich? Los que hablaron con ella durante las últimas horas la notaron dolida con la exministra. Hace unos días sufrió otro revés: se clausuró la posibilidad de que sea la prenda de unidad en Pro para competir por la sucesión de Larreta en la ciudad.
En la rama interna de Pro que responde a Vidal consideran que Bullrich cometió un error al elegir un dirigente con escaso nivel de conocimiento en Buenos Aires. “El gran ganador de esta decisión es Horacio, que sostuvo a Santilli pese a la presión de Macri y ahora tiene un rival que no mide”, evalúa un leal a Ritondo.
Al igual que Jorge Macri, Ritondo es de los pocos dirigentes de Pro que tiene estructura propia y despliegue territorial en Buenos Aires. En concreto, cuenta con representantes en 115 de los 135 municipios, tres intendentes -como Martín Yeza (Pinamar), Hernán Bertellys (Azul) o José Luis Zara (Patagones)-, diputados nacionales, legisladores provinciales y alfiles que construyen en distritos del conurbano. Tras el desplante de Bullrich, Ritondo y sus laderos evalúan sus próximos pasos con vistas a la negociación por las listas. Si bien la exministra ofreció puestos en su proyecto presidencial -imagina que Ritondo podría presidir la Cámara de Diputados en un eventual gobierno-, los vidalistas dudan de las garantías que ofrece Bullrich. Ritondo confía solo en Grindetti como interlocutor.
El exintendente de San Miguel era un ferviente opositor a la idea de que Ritondo desembarque en el equipo de Bullrich en Buenos Aires. Tienen diferencias insalvables. Cuando creció el rumor de que la exministra ungiría al diputado, De la Torre dejó trascender que estaba dispuesto a abandonar el espacio y evaluar un acuerdo con Javier Milei. Ayer, tras reunirse con Bullrich, no ocultó su frustración, pero optó por preservar un silencio táctico. Lo propio hizo Iguacel, intendente de Capitán Sarmiento y extitular de Vialidad. Él solo se limitó a ponerle “me gusta” a críticas que le dedicaron sus seguidores en Twitter a Bullrich después de que se oficializara el anuncio sobre la candidatura de Grindetti. “No vamos a hacer comentarios”, repitieron cerca de Iguacel, quien apostó a un discurso “halcón” y liberal. Es uno de los detractores del estilo y el formato del proyecto larretista.