ROMA.- Lágrimas, barro y devastación. Un balance de muertos trágico, que aumentó este jueves a 14 tras el hallazgo de cinco cuerpos, según el diario La Repubblica. Pero también historias de solidaridad, valentía y resiliencia comienzan a salir a la luz, en medio de las terribles inundaciones que dejaron más de 10.000 evacuados en la región de Emilia-Romagna, en el norte de Italia, donde se estiman daños por miles de millones de euros.
Dorde Panic, un cocinero de Serbia de 36 años que vive desde hace cuatro años en Cesena, una de las más de 30 comunas arrasadas por el desborde de 23 ríos de la región, se convirtió en uno de los tantos héroes del desastre. Fue protagonista de un video que se transformóen un símbolo de la tragedia que conmociona a Italia, en el cual, junto a otros residentes que salen nadando a salvar vecinos, rescata, con el agua que le llega hasta el cuello, a un chico de tres años.
“No había tiempo que perder y fui. El chico estaba un poco asustado, pero aparentemente tranquilo. Le pregunté: ‘¿cómo estás?’. Y él asintió con la cabeza y me sonrió”, contó Dorde al Corriere della Sera. Cuando lo agarró en brazos y lo puso sobre los hombros para luego avanzar en medio de lo que se había transformado en un verdadero torrente, el chico le agarró fuerte el pelo, precisó. “Pero yo soy alto 1,93 y allá arriba el chico se sentía seguro”, aseguró Dorde, oriundo de Belgrado.
“Cuando vio a una mujer que gritaba con el niño en brazos, casi se tira desde el balcón para salvarlos”, contó, orgullosa, su novia italiana, Federica Maietta, que precisó que no conocían ni a la mujer ni al hijo, que, al parecer, se mudaron hace poco a su mismo edificio, en un departamento de la planta baja. Dorde confesó haberse conmovido especialmente porque en 2014 sucedió algo muy parecido cerca de Belgrado, Serbia, cuando también hubo muchos muertos. Y aseguró que no veía nada de “heroico” en su gesto que lo catapultó ahora a la fama en Italia.
En la misma calle de Cesena donde ocurrió su rescate, que se encuentra por debajo del cauce del río Savio, tuvo lugar otra historia con final feliz. La del abogado Emanuele Gentili, de 50 años, protagonista de otro video que se hizo viral en las redes sociales, en el que se ve cuando, gracias a vecinos, con una cuerda logra ser rescatado a través de una ventana de su estudio que se asoma a la vereda.
“Estaba con el agua que llegaba a la garganta. Sin la intervención de algunos vecinos hoy mis familiares estarían llorando un muerto”, dijo. “Cuando comenzó a llegar el agua, fui a una zona donde tenemos nuestra sala de reuniones para poner a salvo algunos documentos y archivos”, relató. Pero esa oficina que se encuentra por debajo del nivel de la calle en cuestión de minutos se convirtió en una trampa casi mortal. “De repente –agregó-, el nivel del agua pasó de 50 centímetros a más de un metro y medio. La furia del agua rompió el vidrio de la ventana y el local se inundó. Intenté escapar por la puerta, pero estaba bloqueada por el barro, estaba por ahogarme”, sumó.
Otro que hoy puede contar su historia es Domenico Costabile, de 67 años, dueño de un bar de Forlí que se salvó quedándose sobre un árbol durante once horas. “Es un milagro, tiene 67 años y logró sobrevivir toda la noche colgado de la rama de un árbol. Ahora está bien, junto a su mujer”, contó a La Stampa Gian Luca Zattini, alcalde de Forlí, otra de las ciudades más golpeadas, que contabilizó tres muertos. Forlí se encuentra aluvionada por el desborde del río Montone.
Sigue el rescate
En esa zona, así como en provincia de Cesena, Faenza, Ravenna y Bologna, con helicópteros, gomones y demás medios anfibios, más de mil voluntarios, 750 bomberos, 800 carabineros y efectivos de las tres fuerzas armadas seguían trabajando hoy a todo ritmo para rescatar a personas aún aisladas y atrapadas, o para entregar víveres a quienes, en su mayoría jóvenes, prefieren quedarse allí, a la espera de que bajen las aguas.
Las imágenes de los noticieros seguían siendo dramáticas. En la localidad de Faenza, donde el agua ayer alcanzó los seis metros de altura, el nivel seguía siendo alto, de más de un metro, y comenzaban a salir a flote autos dados vuelta, vidrieras de negocios arrasados, ahora llenos de barro y basura. En las últimas dos semanas, en un fenómeno metereológico extremo debido al cambio climático y después de un período de terrible sequía, en la zona afectada llovió lo que normalmente debería llover en seis meses.
“La prioridad sigue siendo el rescate de personas aisladas”, dijo Luca Cari, jefe de un equipo de los bomberos, al canal SkyTg24, al destacar que muchísimas personas están sin electricidad –es decir, sin conexión internet ni comunicación- y sin agua potable. Cari puntualizó que si bien en algunas zonas el agua se estaba retirando, en otras, no.
Aunque el problema no solo son las inundaciones por los desbordes de los más de 20 ríos de la región, sino también los derrumbes y aludes de las colinas y montes de los Apeninos. Algo que puso al borde del colapso el tránsito terrestre y ferroviario de esa parte de la península, dejando a Italia casi cortada en dos mitades.
“Tenemos 280 desprendimientos de tierra activos en más de 60 comunas y más de 400 caminos destruidos o interrumpidos”, graficó por televisión el presidente de la región Emilia Romagna, Stefano Bonaccini, que calculó daños por miles de millones de euros y que reclamó un fondo de emergencia de la Unión Europea. Se trata de una zona no sólo llena de fábricas, empresas, también turísticas, sino también de campos con actividades agrícolas y ganaderas, ahora bajo riesgo. “Aún tenemos inundaciones en curso en la parte de la provincia de Ravenna porque el agua no logra ser absorbida porque ha caído sobre un terreno que no lograba ni logra absorber nada”, agregó el gobernador.
“Estamos heridos, estamos golpeados, este es otro terremoto, pero no tengo dudas de que Emilia Romagna volverá a ponerse de pie una vez más”, aseguró, con espíritu de resistencia, Bonaccini. “Ahora debemos reaccionar y volver a arrancar y entonces hará falta un trabajo enorme: hay centenares de caminos que arreglar, hay que indemnizar a las empresas por los daños, a las familias, a los ciudadanos golpeados y después volver a empezar con las actividades y la puesta a punto del territorio”, añadió. Y concluyó: “Italia es un país que en la posguerra invirtió muy poco en la prevención y mucho en la emergencia. Debemos recuperar un retraso histórico”.