La Sociedad Rural Argentina realizó una emblemática visita a La Matanza

Con el objetivo de “promover una integración social”, autoridades de la Sociedad Rural Argentina (SRA) realizaron por primera vez una visita al Centro Cívico Comunitario de la ONG Identidad Vecinal, donde los recibió el concejal de Juntos, Eduardo “Lalo” Creus, en el barrio Salamanca de González Catán, en La Matanza. Los puntos principales estuvieron puestos en el compromiso de impulsar una escuela agraria, la educación y reivindicar a los productores de una zona históricamente productiva, que a través de los años ha perdido lugar con el avance de la urbanización.

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“Me volví muy contento por haber logrado ese vínculo y poner a la Rural a disposición como entidad representante de productores. Estuve con productores de kiwi, espárragos de la zona y referentes sociales, no políticos partidarios. Conocimos la realidad que vive La Matanza profunda a nivel educación y seguridad”, dijo Nicolás Pino, presidente de la SRA a LA NACION. La entidad ruralista trabaja en una impronta de federalismo.

En La Matanza, según sus cálculos, hay alrededor de 15.000 hectáreas de campo productivos y casi 15.000 agricultores de diferentes escalas, algunos de productividad intensiva como los horticultores. “La idea es conocer más allá de lo que se ve en los medios donde se refleja pobreza. Hay gente que ha perdido hasta la expectativa de seguir adelante y progresar en la vida, quizás, por hechos de inseguridad. Es decir, queremos mostrar que también existe La Matanza productiva con ganadería, granos, acopios, horticultores, que son muy fuertes en sus respectivas actividades”, puntualizó.

Tanto Creus como Pino contaron que hubo compromisos recíprocos de impulsar iniciativas en esa zona. La Rural se comprometió a ayudar a pensar y armar una agenda de desarrollo de ideas junto al Instituto Estratégico para el Desarrollo Local (Iedel), que está tratando de hacer un diagnóstico con políticas públicas para el desarrollo local. Creus, completó que la cuestión “bioagroeconómica” es una de las líneas que está trabajando el Instituto, por lo que la Rural se va a sumar y acompañar en ese proceso de estudio y creación de políticas públicas.

Por otra parte, la Rural pondría a disposición de la ONG herramientas que permitan el impulso y la creación de una escuela agroindustrial, ya que La Matanza no tiene, pese a que es un lugar donde hay un gran desarrollo agropecuario. La otra iniciativa radica en la posibilidad de pensar iniciativas de integración entre el campo y el conurbano. “Vamos a impulsar acciones que comuniquen el camino de la integración”, completó Creus.

Pino, en tanto, repasó la historia de Lola, una chica que lleva el mismo nombre de su nieta, que lo impactó por su fuerza de voluntad. “Me sorprendió que te hablan de presencia en el jardín infantil de casi 50 chicos que van todos los días. Hay 150 alumnos en las escuelas que van mañana y tarde a cursar, pero me quedó grabado el caso de Lola, una chica del jardín que hace 15 kilómetros todos los días para llegar, porque vive lejos. Al ver esa realidad, de los chicos que los llevan desde los 45 días hasta los 7, y hacen un verdadero esfuerzo, te das cuenta de que con una Argentina así y con más Lolas y gente tan comprometida con la sociedad, tenemos que salir adelante. En realidad es la política lo que la complica, porque hay potencial humano”, expresó.

“Cuando ves lo que pasa en La Matanza te preguntás cómo es posible que pasen los años y el progreso no es ordenado ni coordinado. Cada vez se va juntando más gente y la política se va encargando que no tengan caminos, conectividad, acceso al agua potable y luz. Los servicios que debería dar un Estado presente no son tales y eso es fundamental. ¡Falta! Hay pueblo muchísimo más alejados de Capital que el barrio Salamanca de La Matanza”, dijo.

Entre las autoridades de la Rural que acompañaron a Pino estuvo el vicepresidente de la entidad, Marcos Pereda; el vicepresidente 2º, Raúl Etchebehere, los secretarios Eloísa Frederking y Carlos Odriozola, junto a los directores Ernesto Ayling, Ángel Rossi y Fernando Hernández.

En esa línea, Creus explicó que, si bien ya tienen una historia de vinculación o valoración desde lo agrario con la entidad, recordó que en 2008, cuando se dio el conflicto por la resolución 125 de retenciones móviles, él era integrante de una organización social que estuvo del lado de la protesta del lado del campo.

“Eso me permitió tener una convicción mayor de la importancia, la relevancia y agroindustria, como una de las locomotoras de riqueza y producción. Me permitió comprender la importancia de lo rural como algo aliado a lo urbano”, dijo. La Matanza, indicó, tiene un origen en lo rural, pero que ha ido perdiendo territorio a manos de la expansión urbana. No obstante, todavía convergen entre estas falencias sociales la producción agrícola con la horticultura y la producción de granos oleaginosos y cereales.

“El campo es un sector de mucho valor para el país y para La Matanza. Me parecía muy emblemático que nos juntáramos con la Rural y que ellos vengan al tercer cordón que son las zonas más pobres de La Matanza a hacer su reunión de directores. Nos permitía poner en conversación la importancia del mundo agropecuario, pero por el recorrido de la vida me he dado cuenta de que la grieta social, el resentimiento, la división entre argentinos construida sobre odio de clases, es la que mayor daño nos ha hecho en la historia y nos sigue haciendo. Hay gente que construye sus intereses políticos o sectoriales fomentando la división social o el odio”, repasó el concejal, quien reiteró que está comprometido a ir en el sentido cultural contrario.

“Creo que el actor agropecuario privado no es el principal problema que tenemos en el país. No es nuestro enemigo, no es el causante de la pobreza que tenemos en el conurbano o La Matanza, sino todo lo contrario y me parece que está bueno dar señales de integración social. O sea, que los extremos sociales se junten en un territorio como La Matanza a transmitir la valoración mutua de las realidades de cada uno”, completó.

Junto a las autoridades de La Rural se acercaron productores agropecuarios y referentes comunitarios. “Eso fue una combinación maravillosa porque hace en un barrio muy postergado un trabajo que es un oasis en medio de tanto abandono. Fue muy bueno que lo conozcan y que la gente que está ahí se sienta visualizada”, afirmó.

En esa línea, recordó que muchas veces estos dos extremos están estigmatizados. “Los dos extremos se juntaron, por un lado, la Sociedad Rural como institución y, por otro, la gente de los barrios marginales del conurbano, donde está la extrema pobreza, que generalmente también son estigmatizados con distintos tipos de ideas. Estoy seguro de que construir sobre el odio de clase no es negocio para la Argentina, sino solo para algunos pequeños”, resumió.

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