ROMA.- Después del terremoto del 22 de noviembre pasado, cuando el papa Francisco repentinamente decapitó a la plana mayor de Cáritas Internacional (CI) y decidió su intervención temporaria, ahora el arzobispo de Tokio, Tarcisio Isao Kikuchi, pasará a ser el presidente de esta entidad católica conocida en todo el planeta, que es la segunda agencia de ayuda humanitaria del mundo después de la Cruz Roja Internacional.
Miembro de los Misioneros del Orden Divino y con vasta experiencia en periferias del mundo –estuvo siete años en una parroquia perdida de Ghana, en África, sin electricidad ni agua-, Kikuchi fue electo por los 400 delegados de 200 países que participaron de una asamblea general que marcó una profunda reestructuración de CI, confederación de 162 organizaciones de ayuda humanitaria, desarrollo y servicio social que trabaja en más de 200 países y territorios.
El anterior presidente era el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización de los Pueblos, considerado “papable” en caso de eventual cónclave. El Papa decidió echar a la cúpula de CI, que integraba Tagle, después de que una investigación certificó “deficiencias en los procedimientos de gestión, que también tuvieron un efecto negativo en el espíritu de equipo y la moral del personal” del secretariado general. Es decir, salieron a la luz “serios y peligrosos” problemas en el ambiente de trabajo de CI, tal como reconoció el cardenal jesuita Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, “ministerio” del Vaticano bajo el cual se encuentra CI, al comienzo de la asamblea general.
“La investigación reveló patrones de relaciones y procesos en el lugar de trabajo que impedían el buen funcionamiento del secretariado general; además, socavaban el bienestar del personal. Ponían en peligro el funcionamiento, el nombre y la reputación, no sólo de Cáritas Internationalis, sino de todas las Cáritas”, explicó el cardenal Czerny, uno de los colaboradores más estrechos del Papa.
“En consecuencia, tras considerar las conclusiones de la evaluación, el Papa hizo cambios en la dirección; también encargó una revisión de los estatutos para que las nuevas normas y prácticas permitieran a los órganos competentes de la confederación detectar y resolver mejor futuros problemas. El trabajo se puso en marcha de inmediato; se inició la curación, se han revisado los estatutos, el secretariado ha podido preparar esta asamblea, y CI está preparada para funcionar y servir mejor en el futuro”, agregó. En noviembre del año pasado, cuando trascendió la inesperada intervención, fue descabezada la cúpula de CI y fue nombrado un “comisario extraordinario”, Tagle negó que los problemas hallados hubieran tenido que ver con abusos sexuales o manejos turbios de dinero.
En una entrevista con Vatican News, Kikuchi –de 64 años y que podría ser creado cardenal en el próximo consistorio de Francisco-, prefirió no hablar de ese pasado turbulento. Sino que adelantó que su objetivo al frente de CI será “ayudar a las personas a saber que no están siendo olvidadas”. “Esta es la verdadera misión de Cáritas: claro, brindamos asistencia profesional, pero al mismo tiempo queremos decirle a las personas que estamos siempre con ellas, trabajamos con ellas y siempre nos acordamos de ellas. Nadie será excluido, nadie será olvidado”, aseguró el arzobispo de Tokio.
Kikuchi contó que se dio cuenta de la importancia de todo ello después de trabajar en el terreno, como voluntario en Cáritas Japón, cuando era joven. “En 1995 fui enviado al campo de refugiados ruandeses de Bukavu, en Zaire (ahora República Democrática del Congo). Ahí encontré a varios refugiados. Por supuesto, faltaba todo: no había comida, no había ropa, no había carpas y la gente necesitaba de todo. Después, conocí a los jefes y cuando les pregunté qué necesitaban, me esperaba que dijeran ‘necesitamos comida, instrucción, medicinas, carpas’… Pero, en cambio, sus palabras fueron: ´Padre, tú vienes del Japón. Por lo tanto, cuando volverás a Japón, diles que estamos todavía aquí, donde somos olvidados’. Esto me shockeó. Después de esa experiencia, encontré a muchas personas en diversas áreas, en diversos países golpeados por desastres, guerras o conflictos. Y siempre escuché la misma historia y el mismo grito: ‘somos olvidados, somos olvidados’”, evocó.
Kikuchi tendrá como número dos al británico Alistair Dutton, que pasará a ser secretario general de CI y que hasta ahora fue director ejecutivo de Cáritas Escocia. Electo ayer por la asamblea y sucesor del francés de origen indio Aloysius John, Dutton cuenta con más de 25 años de experiencia en el sector humanitario y ha dirigido proyectos en más de 70 países. De 2009 a 2014, fue Director Humanitario de CI. En una presentación en sociedad que hubo hoy en el Vaticano, Dutton reveló que también fue candidata a ese importante puesto una argentina, cuyo nombre por cuestiones de privacidad nadie quiso dar.
Como número tres de CI, es decir, como vicepresidenta, finalmente, por primera vez fue electa una mujer: Kirsty Robertson, hasta ahora directora general de Cáritas Australia. “El rostro de la pobreza es el rostro de una mujer. Por lo tanto, me parece justo ver el rostro de una mujer en todos los niveles en nuestra confederación”, dijo Robertson, al destacar esa enorme novedad.