NUEVA YORK.- El atractivo de la vida de un embajador es obvio: ejercer el poder gubernamental y organizar fiestas para personas influyentes en un lugar lejano. La diplomática (The Diplomat), que se estrenó el mes pasado en Netflix, destaca el glamour y omite la monotonía del trabajo: los memorandos, los compromisos con la prensa y la burocracia.
En la serie, Keri Russell interpreta a una embajadora de Estados Unidos en Gran Bretaña llamada Kate Wyler, que se pasa el día gestionando crisis internacionales con respuestas ingeniosas. Vive en una mansión, es fotografiada por Vogue y está casada con un antiguo embajador, interpretado por Rufus Sewell.
La diplomática ha sido la serie más vista de Netflix en las últimas semanas en Estados Unidos, y los embajadores estadounidenses de todo el mundo la están viendo. Transforma el doble lenguaje diplomático en un guión fluido, pero ¿refleja fielmente el trabajo? Los jefes de oficina y corresponsales del New York Times en todo el mundo preguntaron a los embajadores si el programa representaba bien su trabajo.
“No somos tan duros como los militares, ni tan astutamente fríos como los agentes de inteligencia”, dijo John Feeley, exembajador de Estados Unidos en Panamá, al periodista Damien Cave. “¿Así que hacer que Keri Russell y Rufus Sewell tengan sexo y llamarlo ‘acercamiento diplomático’? Pues vaya. Lo acepto. Pero es una fantasía”.
Esto es lo que otros embajadores dijeron a los colegas del Times que trabajan en México, Australia, China y otros lugares:
En qué se equivoca la serie
Parte de la diversión de La diplomática, como de cualquier serie sobre un trabajo, viene cuando se aleja de la realidad. Los embajadores con los que hablamos se apresuraron a señalar las discrepancias, tanto las grandes (la ausencia de una audiencia de confirmación en el Senado) como las pequeñas (el uso de un celular en la oficina por parte de Kate).
“Tengo un recuerdo diferente del proceso de confirmación”, dijo Rahm Emanuel, embajador de Estados Unidos en Japón, al periodista Motoko Rich. “Puede que el programa entienda bien la vida diplomática, ¿pero su comprensión de la política estadounidense y del Senado? No es tan buena”.
Esto es lo que los embajadores consultados dijeron que la serie no muestra bien:
El uso de aviones militares por parte del embajador: “Sí, ya me gustaría”, dijo Richard Buangan, embajador de Estados Unidos en Mongolia. “La mayoría de los embajadores volamos en aviones comerciales a nuestros puestos, como todo el mundo. Debemos ser excelentes administradores del dinero de los contribuyentes estadounidenses”.Las contestaciones y bromas: “Hiperbólicas, poco realistas, divertidas”, señaló Carlos Pascual, exembajador de Estados Unidos en México y Ucrania. “Los discursos que todo diplomático quiere dar a su jefe. Elocuencia que salva el mundo. No es exactamente el curso diario de los negocios”.Una sesión de fotos de Vogue: Múltiples ex embajadores señalaron que el vestuario era irreal. “¿Quién paga toda esta ropa?”, se preguntó Vicki Huddleston, exembajadora de Estados Unidos en Mali y Madagascar. Huddleston sí posó una vez para una sesión de fotos: para The Times. En la fotografía que acompaña al artículo, Huddleston afirmó que llevaba su propio vestido.¿Y los copiosos desayunos en la residencia del embajador? “Yo no desayuno”, declaró Emanuel.Lo que la serie hace bien
Varios embajadores dijeron que la relación entre Kate y su segundo en la embajada, el jefe adjunto de la misión, era correcta, así como el uso de las siglas DCM (Deputy Chief of Mission) en la serie.
La oficina de Emanuel está al lado de la de su jefe adjunto, Raymond Greene, por lo que entran y salen todo el día. “Ray suele ser la primera llamada o el primer mensaje de texto a las 6 de la mañana y, sobre las 9 de la noche, también el último”, indicó Emanuel. “Y también 1000 veces entre medio”.
Esto es lo que el programa hace bien:
Una plantilla desbordante que lo gestiona todo: “Realmente no tienes el control de tu vida”, aseguró Emanuel. “Hay partes de tu vida que se cortan, se trocean, y todo el mundo tiene una parte, y todos somos personalidades de tipo A a las que nos gusta el control”.La valija hecha: “Me reí a carcajadas durante la escena en la que la embajadora Wyler se asustó después de que su personal doméstico le hiciera la valija, todo ordenado y bien doblado”, dijo Buangan. “Cuando mi personal me preparó la valija para mi primer viaje al extranjero, yo también me asusté. No estoy acostumbrada a que otros toquen mis cosas”.La dinámica de género: “Mujeres líderes que observan y aprenden antes de hacer cambios, frente al enfoque masculino de ‘marcar su territorio’”, dijo Roberta Jacobson, ex embajadora de Estados Unidos en México. “Es inteligente, divertida, rechaza algunas tonterías y aprende rápido, rasgos esenciales para cualquier embajador y quizá más para una mujer”.
Algunos dijeron que esperaban que la serie fuera un buen marketing para atraer reclutas.
“Top Gun impulsó el alistamiento y el interés por la aviación militar en los años 80″, dijo Feeley. “Tengo la esperanza de que La diplomática impulse el interés por los asuntos exteriores y la diplomacia a pesar de su evidente barniz hollywoodiense”.
Por Lauren Jackson