La foto no es inocente y tenía un destinatario: Mauricio Macri. Decidido a tensar la cuerda al máximo, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, formalizó su respaldo a la candidatura de Fernán Quirós para sucederlo en la ciudad, consciente de que el gesto no haría otra cosa que contravenir al expresidente y sus deseos de que su primo Jorge sea el candidato único de Pro a competir en las primarias de Juntos por el Cambio.
El desafío está lanzado. Encabezados por Felipe Miguel, jefe de Gabinete porteño y hombre de máxima confianza del alcalde, unos 300 funcionarios y dirigentes porteños se reunieron en el búnker de campaña para escenificar su respaldo al ministro de Salud. “Todos los que estamos acá, estamos porque queremos que Horacio sea el presidente de la Argentina y porque queremos que el próximo gobierno de la ciudad sea superador a este, que fue el mejor gobierno de la historia”, exclamó Quirós.
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Larreta ordenó poner a disposición de su ministro de Salud toda la estructura del gobierno porteño –con lo que ello implica en términos presupuestarios y proselitistas- y, para que no quedaran dudas, luego posó con él para la foto. No será la primera vez ni la única: la apuesta del alcalde porteño es apuntalar la candidatura de su ministro de Salud, que corre por detrás en las encuestas, para darle batalla al dúo Macri en el territorio. El riesgo, de no haber acuerdo, es que Pro compita dividido en las primarias de agosto y el radical Martín Lousteau, aliado de Larreta a nivel nacional, se lleve el triunfo en la ciudad.
Jorge Macri, ministro de Gobierno porteño, también está dispuesto a llevar la pelea hasta el final. No tendrá los resortes del aparato porteño pero se ufana de contar con el apoyo no solo del expresidente, sino también de Patricia Bullrich, la archirrival de Larreta en la disputa por la candidatura presidencial de Pro.
“Nosotros continuaremos con nuestras recorridas, priorizando el contacto con la gente. De nada sirven las fotos impostadas con funcionarios obligados a posar con un candidato”, retrucaban, ácidos, desde las usinas macristas.
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La escalada de tensión dentro de Pro por la sucesión porteña no avizora, por ahora, treguas. Arrancó el año pasado, cuando Macri comenzó a presionar a Larreta para que el espacio presentara un único candidato porteño en las primarias para evitar que la UCR le arrebate su bastión. El alcalde porteño pareció acceder, pero luego dio marcha atrás. No solo convocó a elecciones concurrentes en la ciudad –lo que enfureció al expresidente– sino que mantuvo en la grilla a sus postulantes. Luego bajó, a cuentagotas, a Emanuel Ferrario y a Soledad Acuña de la competencia. Pero preservó a Quirós, su carta para negociar hasta el final.