ROMA.- Con buen aspecto pese a la maratón de tres días en Hungría, en la conferencia de prensa que, como es tradición, concedió en el vuelo que lo trajo hoy de regreso de Budapest, el Papa, que allí se reunió con el primer ministro Viktor Orban, uno de los pocos aliados europeos de Vladimir Putin y con el exnúmero dos del Patriarca de Moscú, el metropolita Hilarion, reveló que hay “una misión en curso” para detener la guerra en Ucrania.
Al ser preguntado si, de algún modo, Hilarion y Orban podían funcionar como intermediarios y acelerar algún proceso de paz en Ucrania y hacer posible un encuentro entre él y Putin, Francisco admitió que sí, y fue más allá.
“Usted se imagina que en este encuentro no sólo hemos hablado de Caperucita Roja ¿no? Hablamos de todas estas cosas. Se habla de esto porque a todos les interesa el camino de la paz. Yo estoy dispuesto. Estoy dispuesto a hacer todo lo que se debe hacer”, dijo el exarzobispo de Buenos Aires, como ya había hecho en varias oportunidades desde que comenzó la guerra, hace más de un año. “Además ahora hay una misión en curso, pero aún no es pública. Veamos cómo… Cuándo sea pública, lo diré”, adelantó, misterioso.
“Creo que la paz se hace siempre abriendo canales, nunca se puede hacer una paz con una cerrazón. Invito a todos a abrir relaciones, canales de amistad”, también explicó, al cabo de un viaje a un país del centro de Europa limítrofe con Ucrania en el que le reclamó a la Unión Europea “esfuerzos creativos” para alcanzar la paz. Al final de una misa que presidió esta mañana ante más de 50.000 personas en el corazón de Budapest, en efecto, Francisco nuevamente llamó a “infundir en los corazones de los hombres y de los responsables de las naciones el deseo de construir la paz” para “dar a las jóvenes generaciones un futuro de esperanza, no de guerra; un futuro lleno de cunas, no de tumbas; un mundo de hermanos, no de muros”.
En la rueda de prensa a diez mil metros de altura el Papa también confirmó que el Vaticano trabajará para facilitar el regreso de los niños ucranianos trasladados forzosamente a Rusia, tal como le pidió el viernes último el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, a quien recibió en audiencia en el Vaticano. “La Santa Sede ya hizo de intermediaria en algunas situaciones de intercambio de prisioneros a través de la embajada y anduvo bien. Pienso que pueda ir bien también en esto”, recordó, al destacar que también hay que cuidar la situación de las mujeres que escaparon del país solas con sus hijos, para que nadie se aproveche de ellas.
Ante una pregunta sobre su salud, por otro lado, precisó que fue una “neumonía aguda fuerte” lo que lo obligó, el 29 de marzo pasado, a internarse de urgencia por tres días en el hospital Gemelli, alarmando al mundo.
“Lo que tuve fue un fuerte malestar al final de la audiencia del miércoles, no tuve ganas de almorzar, me acosté un poco, no perdí el conocimiento, pero sí había una fiebre muy alta y a las tres de la tarde el médico me llevó inmediatamente al hospital”, contó. Desminitió, así, versiones que habían aparecido en la prensa italiana semanas atrás, que reportaron un llamado telefónico que le hizo a un amigo italiano, Michele Bravi, que contó que había llegado inconciente al hospital.
“Tuve una neumonía aguda fuerte, en la parte baja del pulmón, gracias a Dios puedo contarlo, a tal punto que el organismo, el cuerpo, ha respondido bien. Gracias a Dios, esto es lo que tuve”, agregó el Papa, según la transcripción de la rueda de prensa de Vatican News.
Lo cierto es que la recuperación fue impresionante porque al día siguiente de haber sido dado de alta, Francisco presidió la misa de Ramos y a partir de entonces, todas las celebraciones de la Semana Santa, salvo el vía Crucis en el Coliseo, debido a un frío inusual. Durante el viaje de tres días a Budapest –el primero después de ese problema de salud-, aunque utilizó silla de ruedas, también se lo vio de pie y caminando en varios momentos ayudado por un bastón y lleno de energía en las diversas citas.
Hablando del drama de los migrantes y de la necesidad de abrir puertas, como también pidió por la mañana durante la multitudinaria misa en Budapest, el Papa volvió a reiterar la necesidad de que los países que reciben más migrantes debido a su posición geográfica, como España e Italia, reciban más ayuda de la Unión Europea.
“Sobre la migración: creo que es un problema que Europa debe tomar en sus manos, porque hay cinco países que son los que más sufren: Chipre, Grecia, Malta, Italia, España, porque son los países mediterráneos y la mayoría desembarca allí. Y si Europa no se hace cargo de esto, de un reparto justo de los inmigrantes, el problema sólo será de estos países. Creo que Europa debe hacer sentir a la gente que es la Unión Europea incluso frente a esto”, comentó, como ya había hecho en otras oportunidades.
Al margen de confirmar que los próximos viajes en agenda son Lisboa para la Jornada Mundial de la Juventud, en agosto, y en septiembre Marsella para un encuentro de obispos del Mediterráneo y luego, Mongolia, finalmente Francisco se mostró a favor de que lo que objetivamente se pueda restituir a otros países -como los fragmentos del Partenón que recientemente el Vaticano le devolvió a Grecia-, se haga, siempre que sea posible. “En la medida en que se puede restituir, que es necesario, que es un gesto… mejor hacerlo. A veces no se puede, no hay posibilidad política, real, concreta. Pero en la medida en que puedas devolver, por favor, hazlo; es bueno para todos. No acostumbrarse a meter la mano en el bolsillo de los demás”.