La sesión del pasado 13 de abril amenaza con convertirse en un oasis en medio del desierto legislativo en el que se ha convertido el Senado, que en los últimos seis meses apenas si celebró una sola sesión para aprobar proyectos. Esto es así porque desde que empezó el período ordinario de sesiones el 1 de marzo, hace ya más de 50 días, ni Cristina Kirchner ni el oficialista Frente de Todos han dado señales de querer constituir las comisiones.
El dato no es menor. Sin el trabajo de las comisiones la Cámara alta no tiene material para discutir en el recinto. En otras palabras, el Senado corre riesgo de caer en una nueva parálisis como consecuencia de la inanición legislativa por la falta de dictámenes que nutran a las sesiones.
No hay una sola causa para esta situación. Si bien el oficialismo tiene la mayor responsabilidad, ya que maneja los resortes para constituir las comisiones, en Juntos para el Cambio tampoco hay mucho interés en presionar para que se conformen. La causa: los ajetreados meses electorales que se avecinan, con ocho elecciones provinciales distribuidas en dos fines de semana de mayo, y otras tres más previstas para junio.
Pero detrás de la prosaica cuestión de la agenda de elecciones en las provincias, subyacen razones políticas de envergadura que explican los casi dos meses sin que se constituya ni una de las 27 comisiones permanentes del Senado.
El hecho clave ocurrió a fines de febrero pasado, cuando los senadores Guillermo Snopek (Jujuy), Edgardo Kueider (Entre Ríos), Carlos Espínola (Corrientes) y María Eugenia Catalfamo (San Luis) abandonaron el bloque del Frente de Todos. El grupo se alió con la peronista disidente Alejandra Vigo (Córdoba), esposa del gobernador Juan Schiaretti, y conformó el bloque Unidad Federal.
La escisión de cuatro legisladores fue un mazazo para Cristina Kirchner, que sin esos legisladores perdió de manera definitiva la ajustada mayoría de 38 senadores (35 propios más tres aliados) que le permitía controlar el funcionamiento de la Cámara alta.
Ese movimiento también repercutió en las comisiones, en las que el Frente de Todos perdió su mayoría en una decena por la deserción de esos legisladores.
El tema no es de fácil resolución para el jefe de la bancada kirchnerista, José Mayans (Formosa), ya que la integración de las comisiones se vota cada dos años, por lo que no puede reemplazarlos.
Esto no sólo implica que el Frente de Todos puede perder el control de la agenda de tratamiento y de los dictámenes en esas comisiones, sino que hasta podría sufrir algún duro golpe político impensado hasta hace no mucho tiempo.
Es el caso de la Comisión de Justicia que el día que se constituya deberá elegir a sus autoridades para el presente año. Hasta el año pasado, y durante los últimos tres años, fue presidida por Oscar Parrilli (Neuquén), un hombre de confianza y línea directa con Cristina Kirchner. Desplazarlo del cargo, aunque más no sea para dárselo a otro oficialista, podría convertirse en un golpe de efecto más que tentador para Juntos por el Cambio, que sufrió cómo el neuquino impuso en la comisión la agenda kirchnerista dejando de lado cualquier tipo de opinión que no se ajustara a las órdenes de la vicepresidenta.
CORTOCIRCUITOS
Hasta hace un par de semanas atrás, Juntos por el Cambio y Unidad Federal parecían bien encaminados a cerrar un acuerdo para obligar al oficialismo a poner en debate en las comisiones otros temas que no fueran sólo de la agenda kirchnerista.
Sin embargo, las sospechas y resquemores entre ambas bancadas empezaron a crecer y extenderse y la unidad opositora parece haber muerto incluso antes de nacer.
El principal ruido es la desconfianza sobre dos de los peronistas disidentes. El presidente de Unidad Federal, el jujeño Snopek, y la puntana Catalfamo. Para Juntos por el Cambio, ambos legisladores nunca rompieron con Cristina Kirchner, sino que se escindieron del oficialismo por cuestiones puramente coyunturales relacionadas con los posicionamientos de cara a las elecciones en sus distritos.
Las sospechas se incrementaron tras el ingreso a la Cámara alta de la última tanda de acuerdos judiciales solicitados por el Poder Ejecutivo. El paquete contiene siete pliegos de jueces, fiscales y defensores oficiales para la provincia de Jujuy que en el principal bloque de la oposición consideran que tienen por objetivo apagar la rebeldía de Snopek.
Todo indica que el congelamiento de las comisiones no podrá demorarse mucho más. Diputados aprobó la semana pasada la reforma a la ley de combate al lavado de activos proveniente de actividades ilícitas. La norma es impulsada por Sergio Massa como parte de la buena letra que debe hacer ante el FMI, por lo que se descuenta que, mientras dure el apoyo que el ministro de Economía todavía tiene de Cristina Kirchner, el oficialismo se verá obligado a constituir la Comisión de Justicia para discutirlo.