Las exportaciones volvieron a caer en marzo y la balanza comercial mostró un rojo de más de US$1000 millones

La sequía volvió a impactar en los números del comercio exterior. En marzo, las exportaciones volvieron a caer por cuarto mes consecutivo y alcanzaron los US$5723 millones, lo que significó un descenso interanual de 22,2% (US$1631 millones menos que en igual período del año pasado), mientras que las importaciones también bajaron un 4,2%, totalizando US$6782 millones (US$301 millones menos que en el mismo mes de 2022).

Quedó, así, en la balanza comercial de marzo un déficit de US$1059 millones, el valor más bajo desde agosto de 2018 (en igual mes del año pasado hubo un superávit de US$271 millones), informó hoy el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

En tanto, el primer trimestre dejó un saldo negativo de US$1290 millones frente a la ganancia de US$1386 millones del mismo período del año pasado.

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Las exportaciones de marzo mostraron una baja de 17,1% en las cantidades y de 6,5% en los precios. Todos los rubros disminuyeron: los productos primarios, 33,5%; las manufacturas de origen agropecuario, 29,4%; los combustibles y energía, 6,6%; y las manufacturas de origen industrial, 5,3%.

Analizadas a nivel de la Nomenclatura Común del Mercosur, la caída de US$1631 millones de dólares se debió principalmente a menores ventas de trigo y morcajo, excluidos trigo duro y para siembra (-463 millones de dólares); harina y pellets de la extracción del aceite de soja (-386 millones de dólares); aceite de soja en bruto, incluso desgomado (-354 millones de dólares); biodiésel y sus mezclas (-187 millones de dólares); y maíz en grano, excluido para siembra (-158 millones de dólares), entre otras bajas.

Consultado por LA NACION, el especialista en comercio exterior Marcelo Elizondo dijo que las exportaciones van a seguir cayendo, sobre todo en el primer semestre, porque es cuando se concentra la exportación agrícola más importante. “Mi estimación es que para el año vas a tener una caída de exportaciones anual de alrededor del 20%, es decir, alrededor de US$16.000 a US$18.000 millones, y eso se va a ir viendo en todos los meses, un poco más, un poco menos. Esto, específicamente, es por la sequía, porque tenés menos producción agropecuaria”, explicó.

Sin embargo, a la estimación que se hacía por la sequía hay que agregar el problema adicional de la ampliación de la brecha entre el dólar oficial y el paralelo, porque eso puede hacer que el incentivo del dólar soja III o dólar agro realmente no tenga efecto y que los exportadores liquiden lo mínimo indispensable ante la expectativa de algún ajuste cambiario en el oficial.

“Esa expectativa se basa primero en que tenés inestabilidad en los paralelos, pero además en que todos sabemos que a este Gobierno le quedan pocos meses de gestión y que el próximo va a cambiar el régimen cambiario, porque es insostenible. Por lo tanto, ahí tenés distintas fuerzas que presionan hacia abajo a las exportaciones. Mientras tanto, las importaciones, lamentablemente, van a seguir siendo reprimidas por el Gobierno en la medida en que se mantiene este régimen cambiario”, agregó Elizondo.

Las importaciones descendieron 4,2% respecto a marzo de 2022, debido a una caída de 6,5% en las cantidades, ya que los precios se incrementaron 2,3%. A nivel de uso económico, se redujeron las importaciones de combustibles y lubricantes , 45%; resto, 28,6%, fundamentalmente por la menor compra de bienes despachados mediante servicios postales (couriers); bienes de capital, 16,6%; y bienes de consumo, 11,8%. Por su parte, las compras de bienes intermedios y piezas y accesorios para bienes de capital crecieron un 10,6% en ambos casos y vehículos automotores de pasajeros se incrementó en 1,2%.

Por su parte, la consultora Abeceb coincidió con el pronóstico de Elizondo de que las perspectivas hacia adelante no son favorables, sobre todo para los próximos meses en un contexto en el que los impactos de la sequía sobre la cosecha y las exportaciones agroindustriales se profundizan. “En ese contexto sólo un torniquete adicional sobre las importaciones permitiría cerrar el 2023 con un ligero superávit comercial, en torno a los US$2000/3000 millones (con riesgo a la baja); menos de la mitad del verificado en 2022 (US$6923 millones) y menos de un quinto del súper saldo comercial positivo de 2021 (US$14.750 millones)”, describieron.

Si bien la merma en las importaciones energéticas en comparación a 2022 y el debilitamiento del nivel de actividad interna ayudan, en principio, a aliviar la presión sobre las importaciones, desde la consultora analizaron que “el atraso cambiario y una brecha en casi 100% juegan en sentido inverso constituyendo un fuerte estímulo a importar más, estimulo que incluso viene creciendo en la medida que aumentan las expectativas de devaluación y con ello los incentivos a estoquearse en bienes transables, como los bienes importados”.

“Incentivos a importar que, en el actual contexto de represión económica y financiera, sólo pueden frenarse con un mayor endurecimiento de las restricciones a la importación que probablemente pase a extenderse para alcanzar no sólo a un universo mayor de bienes de consumo finales importados sino también a bienes de capital y hasta ciertos insumos”, concluyeron.

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