El Gobierno consiguió captar hoy del mercado local $227.132 millones, monto que le permitirá atender todos los vencimientos de deuda en pesos que enfrenta en los próximos días y hacer caja extra por unos $38.100 millones, tras colocar entre organismos públicos e inversores institucionales siete bonos, aunque tuvo que convalidar tasas que llegaron al 95,08% nominal anual (132,6% efectivo anual), en el caso de los papeles colocados a tasa pura y por caducar en 101 días.
Se trata de un resultado valorable en medio de un nuevo tembladeral de mercado y favorecido por el aval que recibió de la Universidad de Buenos Aires (UBA) para el canje pesificador de aquellos instrumentos de deuda en poder de distintas reparticiones o entes oficiales que lanzara hace más de un mes. Ocurre que esa operación, al asegurarle financiamiento, deja al Gobierno menos expuesto a los requerimientos que pudiera plantearle el mercado local para seguir prestándole pesos, al ayudarle a recortar sus necesidades.
Es algo de lo que sacó provecho en la licitación anterior y en la realizada hoy, al rechazar algo más del 44% del total por $408.100 millones recibidos en ofertas de compra, para no tener que verse forzado a convalidar un alza mayor en las tasas y, por consiguiente, un aumento mayor en el costo de financiamiento que a febrero pasado había escalado en un año de $60.615 millones a $257.460 millones, según los últimos datos oficiales disponibles sobre el déficit financiero del sector público nacional.
Desde el Ministerio de Economía valoraron las 1792 ofertas recibidas en la primera licitación de abril (la tercera mayor cantidad presentada en las licitaciones del corriente año) y explicaron que el resultado de la subasta del día “implica una tasa de refinanciamiento del 120%”.Además, por primera vez detallaron que del total del valor efectivo adjudicado “el 85% correspondió al sector privado mientras que el 15% restante, al sector público”.
Aclararon además que, con el resultado del día, el Tesoro Nacional alcanzó un financiamiento neto en lo que va del año por casi $520.000 millones, algo destacable si no fuera que las necesidades fiscales se aceleraron muy fuerte en la primera parte del año por la afectación que la recaudación sufrió ante menores liquidaciones del agro (por la sequía y los anticipos realizados el año pasado gracias a la oferta de los dólares soja) y ante un ajuste insuficiente en el gasto público.
Tratando de acompañar las dudas que invaden al mercado, el menú de títulos diseñado por la Secretaría de Finanzas, a cargo de Eduardo Setti, nuevamente se concentró en títulos de corto plazo y en ofrecer alternativas a los inversores para cubrirse de la aceleración inflacionaria y de la posible devaluación del peso.
Esos fueron precisamente los instrumentos más buscados, como muestra el mapeo del total de instrumentos adjudicados: 72% fue en instrumentos indexados por CER, 16% en títulos a tasa fija, y el 12% restante por los que ajustan por tipo de cambio oficial.