Dólar agro: qué hay detrás de las bajas ventas en un programa clave para Massa

CÓRDOBA.- En medio de la nueva edición del dólar soja -esta vez “agro” ya que incluye a economías regionales- se redujo ayer de manera fuerte las operaciones. A una semana de instrumentado, ayer ingresaron US$36 millones al Banco Central (BCRA). Desde el arranque el total de toneladas acumuladas suman 893.793,2 toneladas según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), mientras que en las ediciones anteriores fueron 13,2 millones y 5,37 millones de toneladas, respectivamente.

Las operaciones son mucho más lentas que en las versiones de septiembre y diciembre último. Y al respecto, al margen de lo señalado por la BCR, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires apuntó: “Al comparar con las ediciones pasadas, las toneladas negociadas en términos de nuevos contratos y fijaciones acumulan 728.743 toneladas, ubicándose un 82% y 59% por debajo de lo registrado durante lo acumulado de septiembre y diciembre”.

Desde el Ieral, de la Fundación Mediterránea, Juan Manuel Garzón explica que recién se cosechó menos del 10% de la superficie sembrada -entre 1,5 y 2 millones de toneladas de soja– por lo que “todavía no hay mucho volumen para vender”.

A fines de marzo pasado había más de un millón de toneladas de soja de la cosecha nueva que ya estaban vendidas a precio cerrado (operaciones de venta forward). Por lo tanto, de lo que se viene recolectando hasta el momento (1,5 a 2 millones) “debe haber al menos una parte que se está entregando para cumplir con esos compromisos”, detalla el economista.

“Fue el golpe final”: iban a cosechar y un fenómeno se llevó su última esperanza

También aporta que en el MatbaRofex el precio futuro de la soja mayo se ubicó 6% por arriba que en abril (US$389 versus US$366 ).

“El mercado espera una soja más cara el mes que viene y eso genera incentivos a demorar ventas, si no se tienen urgencias por hacer operaciones el mercado ofrece un colchón para sentarte a esperar un poco”, indica.

Sobre ese punto agrega que quienes “no tienen urgencia” por vender -en el sentido que no deben cancelar alguna deuda- se preguntan: ‘qué hago con los pesos si vendo. No es menor el hecho que no haya una buena respuesta a esta pregunta”.

Garzón subraya que la soja es moneda de cambio en el mundo agropecuario, ya que hay compromisos firmados con proveedores, de pago en meses futuros, que están fijados en quintales de la oleaginosa (deudas de maquinarias, insumos, etc.). “El productor elige entonces guardar la soja y no otro activo para no tener problemas de descalce con estos pasivos”, señala.

El mercado espera una soja más cara el mes que viene y eso genera incentivos a demorar ventas

Juan Garzón

En función de las liquidaciones al séptimo día del programa y de las expectativas oficiales de que el aporte del complejo sojero sería de entre US$4000 y US$5000 millones, Garzón apunta que las operaciones “se tienen que acelerar mucho, deberían alcanzar lo 9 millones o 10 millones, lo que es difícil al ritmo que se viene”.

Situación

Javier Roca, analista de AZ Group, repasa que pasar de cobrar $220 por dólar a $300 equivaldría a haber obtenido 34% más de rinde por hectárea en un año donde esa variable se mueve, por la sequía, entre 7 y 10 quintales por hectárea en muchos lotes de la zona núcleo.

En la teoría el dólar soja nuevo debería ser “atractivo” pero “los compradores no están pagando el precio de paridad que correspondería y, por lo tanto, la mejora teórica del ingreso queda a mitad del camino, lo que posterga las ventas”.

Insiste en que los datos muestran que los productores no están vendiendo mucho volumen de la nueva cosecha porque “esperan precios más altos, del orden de $110.000 o $120.000 por tonelada” (cifra que resulta de multiplicar US$400 la tonelada, lo que valía antes de la nueva edición del programa).

Los productores no están viendo una mejora que los incentive a vender, lo hace el que necesita, al ritmo que necesita y no se agolpan como en las ediciones anteriores

David Miazzo

En cambio, grafica, los exportadores ofrecen valores en torno a los $100.000 la tonelada y los correacopios solo en algunos casos llegan a $104.000 o $105.000 la tonelada, aunque superaron las ofertas bajas de los primeros días de $93.000 a $95.000 la tonelada.

“La intención de venta de la campaña 21/22 se observa únicamente en las pesificaciones de contratos dolarizados con anterioridad, mientras que no se están registrando negocios nuevos con estos niveles de precios ofrecidos”, indica Roca, quien puntualiza que incluso hay propuestas con condiciones particulares que consideran los problemas de calidad de los granos. Por caso, $103.000 la tonelada libre de rebaja por grano verde hasta 20% u otra de $105.000 la tonelada con pago a cinco días y $107.500 con liquidación a 21 días.

“Todavía están alejadas la punta vendedora y la compradora, aunque paulatinamente la segunda se ve obligada a mejorar las ofertas para originar mercadería, como lo demuestran las cotizaciones diarias del mercado, que ponen en evidencia un leve incremento en dólares por tonelada”, sintetiza.

Para David Miazzo, economista de FADA, el punto es que las operaciones “vienen más lentas” que en las ediciones anteriores porque la mejora de precios “no ha sido sustancial”, entre $100.000 y $105.000 la tonelada según la pizarra de Rosario. Hay productores que señalan que la industria no paga más de $95.000 cuando “previo a esta edición eran $90.000″.

“Los productores no están viendo una mejora que los incentive a vender, lo hace el que necesita, al ritmo que necesita y no se agolpan como en las ediciones anteriores. Hasta que no vean una suba, que no sé si la habrá, no van a vender”, agrega Miazzo.

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